Luego de que su campaña “Mujeres reales†(Real Beauty en inglés) cumpliese diez años, Dove decidió llevar el concepto de la belleza en cualquier envase un poco más allá. Concientes de que son las revistas, la publicidad y la televisión los que construyen el ideal de belleza femenina en Occidente decidieron concientizar a las mismísimas fuentes: los diseñadores que retocan fotos todos los días.
Lo que hicieron fue engañarlos subiendo a las páginas más visitadas por ellos un efecto que prometía hacer brillar la piel de las retratadas. Cuando los diseñadores abrían el archivo y lo aplicaban a la foto que estaba siendo retocada se enteraban de que en realidad el archivo revertía la foto a su estado original. Dove no divulgó a la prensa, sin embargo, cuántas personas bajaron la aplicación y se llevaron el susto de sus vidas.
La campaña “Mujeres reales” fue tan vanguardista que ganó el Grand Prix en Cannes. Celebra la figura imperfecta de las mujeres y dice que los cuerpos diferentes también son hermosos. Sin embargo, la empresa no está exenta de controversias: se los acusó de usar PhotoShop en sus publicaciones. Además, por ser Dove una marca bajo el paraguas de Unilever -que cuenta con otras marcas como la misógina Axe- se los ha tildado de hipócritas.