Para analizar la transformación que se viene en la forma de trabajar PwC encargó al James Martin Institute for Science and Civilisation de la Said Business School en Oxford, una encuesta en China, India, Alemania, Inglaterra y EE.UU. para entender un poco más el futuro del trabajo.
A partir de esa encuesta publicaron el informe “Workforce for the Future” donde trazan escenarios que resumen en los cuatro mundos del trabajo.
El futuro del trabajo, dicen allí, nos exige considerar los grandes interrogantes de nuestra era. Qué influencia va a tener el avance de la tecnología, la automatización y la inteligencia artificial (IA) sobre el lugar y la forma en que trabajemos. Qué necesitaremos para trabajar. Cuál es nuestro lugar en un mundo automatizado.
Muchos comentadores ponen el foco en la tecnología y el rol que se dice va a tener la automatización en los empleos y los lugares de trabajo.
Los investigadores que realizaron esta encuesta creen que la verdadera historia es mucho más compleja, que tiene menos que ver con la innovación tecnológica y más con la forma en que los humanos decidan usar esa tecnología. La forma que adopte la fuerza laboral en el futuro será el resultado de fuerzas complejas y cambiantes que compiten entre sí. Algunas son conocidas, pero la velocidad con que se desplieguen es difícil de predecir. Las regulaciones y las leyes, los gobiernos que las impongan, las tendencias de los consumidores, la opinión de la ciudadanía y los trabajadores, todo va a determinar el trabajo en 2030.
Cuando hay tantas fuerzas en juego, las predicciones lineales son demasiado simplistas. Empresas, gobiernos y particulares deben estar preparados para una serie de resultados posibles.
Las megatendencias identificadas por PwC forman la base para los cuatro escenarios. La forma en que respondan los seres humanos a los desafíos y oportunidades que traigan las megatendencias determinarán los mundos hacia dónde avanzará el trabajo en el futuro.
Las posibilidades que presentan IA y las plataformas digitales para crecer en el mundo del trabajo no tienen límites. Ya tienen un papel fundamental en el desarrollo de los Cuatro Mundos del Trabajo, conectando habilidades con empleadores, capital con inversores y consumidores con proveedores. Esta capa de plataformas ya lleva la cadena de valor digital y comoditización al back office, pero con riesgos.
A la vez que crea un mercado floreciente, puede crecer tanto que se adueñe de todo el sistema económico, y con la proliferación de plataformas viene la vulnerabilidad a los cíber ataques o la manipulación a gran escala.
Muy ligado a lo digital está la data. Será clave para los cuatro mundos la forma en que decidan compartirla y usarla los gobiernos, las organizaciones y los individuos.
Finalmente está IA: los asistentes digitales, los chatbots, las máquinas pensantes que aprenden, entienden y actúan sobre la base de esa información. Conviene pensar que hay tres niveles de IA: inteligencia asistida, bastante difundida hoy, que mejora lo que la gente y las organizaciones ya están haciendo (como el GPS). La inteligencia aumentada, que está apareciendo, ayuda a la gente y las organizaciones a hacer cosas que de otro modo no podrían (como Uber).
Y la inteligencia autónoma, que se está desarrollando para el futuro, consiste en máquinas que pueden actuar por cuenta propia. (Como los vehículos autónomos).
Hay quienes creen que IA podría crear un mundo donde las habilidades humanas se amplifiquen con máquinas que pueden ayudar a procesar, analizar y evaluar la abundancia de datos que crea el mundo de hoy, permitiendo que los humanos tengan más tiempo para dedicar al pensamiento de alto nivel, a la creatividad y a la toma de decisiones.
Los cuatro mundos del futuro
El mundo rojo. Este mundo es una perfecta incubadora para innovación donde las organizaciones y los individuos buscan dar a los consumidores lo que quieren.
Allí reinan las plataformas digitales y la tecnología mientras las empresas innovan para crear personalización y nuevos modos de atender los nichos que se crean. Recursos Humanos no existe como función separada.
El mundo azul. Aquí reina el capitalismo. Las empresas buscan más tamaño para protegerse de la competencia. Es más importante la preferencia individual que la responsabilidad social. Hay mucha demanda de personas excepcionales. Las estrellas reciben excelente remuneración pero la fuerza laboral se reduce y se incorpora talento flexible.
El mundo verde. El mundo de la responsabilidad social como imperativo comercial. La gente quiere trabajar en una organización que admire. La competencia es intensa por el mejor talento. La función de RR.HH. incorpora marketing, RSE y data analytics.
El mundo amarillo. Este es un mundo donde los trabajadores y las empresas buscan mayor significado y relevancia en lo que hacen. Prosperan las marcas éticas orientadas hacia lo social y lo comunitario. En este mundo las recompensas no financieras compensan menor paga. Desaparece el trabajo regimentado de lunes a viernes.