Desde que Rollins se hizo cargo del mayor fabricante mundial de computadoras, en julio de 2004, ha habido varios problemas. En más de una oportunidad, la empresa no pudo cubrir metas de ventas y utilidades, por lo cual los resultados financieros en EE.UU. han sido pobres. Así lo refleja el retroceso bursátil registrado hace pocos días.
Mientras los servicios al cliente dejaban mucho que desear, renunciaron varios ejecutivos y se retiraron de plaza cuatro millones de baterías (para computadoras portátiles). En suma, luego de que Rollins reemplazara al fundador, Michael Dell, al frente del negocio, el precio de las acciones se desmoronó más de 60%..
Naturalmente, la bolsa sospecha que todo eso se debe a la nueva conducción. Según datos de la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores), algunos inversionistas y especuladores grandes se han desprendido de esos papeles. Por ejemplo, Oppenheimer Funds, Fidelity Investments o Wellington Management. “Sin duda, Rollins debe asumir su parte de responsabilidad”, sostiene Sunil Reedy (Fifth Third Asset Management).
Varios analistas afirman que Dell debe actuar con urgencia. “O lo hace Rollins o lo hace su sucesor”, señala Andrew Neff (Bear Stearns). “Muchas veces -apunta- hace falta un cambio en la presidencia ejecutiva. Así ocurrió en Hewlett-Packard o Sun Microsystems”. En el primer caso, desde la partida de Carleton Fiorina la acción H-P recobró casi 75%.
Pero Rollins todavía cuenta, dicen sus amigos, con el apoyo del patriarca Dell, que creó la compañía en 1984 y pesa mucho. Demasiado, opinan en Wall Street. Dell insiste en que Rollins es un gran ejecutivo, según señala Robert Pearson. Pero se trata de un vocero oficial. Por otra parte, en julio “98% de accionistas votó por el CEO”, agrega el portavoz. O son muy ingenuos o saben algo que el mercado y los grandes operadores ignoran.
Desde que Rollins se hizo cargo del mayor fabricante mundial de computadoras, en julio de 2004, ha habido varios problemas. En más de una oportunidad, la empresa no pudo cubrir metas de ventas y utilidades, por lo cual los resultados financieros en EE.UU. han sido pobres. Así lo refleja el retroceso bursátil registrado hace pocos días.
Mientras los servicios al cliente dejaban mucho que desear, renunciaron varios ejecutivos y se retiraron de plaza cuatro millones de baterías (para computadoras portátiles). En suma, luego de que Rollins reemplazara al fundador, Michael Dell, al frente del negocio, el precio de las acciones se desmoronó más de 60%..
Naturalmente, la bolsa sospecha que todo eso se debe a la nueva conducción. Según datos de la Securities & exchange commission (SEC, comisión de valores), algunos inversionistas y especuladores grandes se han desprendido de esos papeles. Por ejemplo, Oppenheimer Funds, Fidelity Investments o Wellington Management. “Sin duda, Rollins debe asumir su parte de responsabilidad”, sostiene Sunil Reedy (Fifth Third Asset Management).
Varios analistas afirman que Dell debe actuar con urgencia. “O lo hace Rollins o lo hace su sucesor”, señala Andrew Neff (Bear Stearns). “Muchas veces -apunta- hace falta un cambio en la presidencia ejecutiva. Así ocurrió en Hewlett-Packard o Sun Microsystems”. En el primer caso, desde la partida de Carleton Fiorina la acción H-P recobró casi 75%.
Pero Rollins todavía cuenta, dicen sus amigos, con el apoyo del patriarca Dell, que creó la compañía en 1984 y pesa mucho. Demasiado, opinan en Wall Street. Dell insiste en que Rollins es un gran ejecutivo, según señala Robert Pearson. Pero se trata de un vocero oficial. Por otra parte, en julio “98% de accionistas votó por el CEO”, agrega el portavoz. O son muy ingenuos o saben algo que el mercado y los grandes operadores ignoran.
