<p>Muchos ven en Charles Handy al más grande pensador británico del <em>management.</em> Le ha dado a ese campo, dicen, la elocuencia y elegancia filosófica que le faltaba. En realidad, ha hecho mucho más. Desde que dejó su alto cargo en Shell en 1965, fue consultor y conferencista además de co fundador y profesor de la London Business School. De sus 15 libros publicados, uno de los últimos es <em>The Elephant and The Flea </em>(El elefante y la pulga) del cual habla aquí con Stephen Bernhut, director del Ivey Business Journal.</p><p><em>Un mundo de elefantes y pulgas. ¿Cómo llegó a esa clasificación?</em></p><p>Es una simplificación extrema del mundo, claro, pero básicamente el mundo de los negocios se compone de grandes organizaciones. Pero si miramos las estadísticas, la mayoría de la gente trabaja en pequeñas, algunas muy pequeñas. Son las que llamo “pulgas” Las organizaciones que yo llamo “elefantes” están liberándose de gente. Lo llaman “outsourcing”, lo llaman subcontratación, lo llaman despido o lo llaman “downsizing”.Todo eso que es eyectado de las grandes organizaciones se convierte en pequeña organización.<br />La tesis del libro es que la industria en general, los negocios en general, se están des-fusionando, se están des-conglomerando. No voy a decir desintegrando porque es muy fuerte, pero sí se está dispersando para ahorrar costos y flexibilizar sus operaciones. Y el resultado evidente es el crecimiento de las pulgas. .<br />Digo también que ya la gente no va a pasar la mayor parte de su vida en grandes organizaciones; en parte porque vivimos más. Somos más sanos. Pero en parte porque las carreras se acortan. Hay que llenar esos años con algo, y con algo que deje dinero porque no va a hacer suficiente jubilación en ninguna parte para cuidarnos en el largo plazo.</p><p><em>Con respecto a los elefantes, parece que unos cuantos están siendo fagocitados. Parecería que en algunos sectores, al fin y al cabo, vamos a terminar con un banco, una aerolínea y demás. ¿Puede ocurrir eso y cuáles serían las consecuencias? </em></p><p>Me parece que se van a hacer más grandes y luego se van a desconglomerar. Pero mientras tanto, vamos a terminar con 3 o 4 compañías petroleras, 3 o 4 compañías farmacéuticas, 3 o 4 grandes bancos y muchas empresas pequeñas. Me parece peligroso, porque aunque tengamos leyes antimonopólicas y todo eso, como decía Adam Smith “cuando dos o tres personas se juntan es una conspiración contra el pueblo”. Y más allá de lo que diga la ley, lo que hay es un oligopolio. Ni siquiera necesitan ponerse de acuerdo. Si tenemos tres petroleras y una de ellas baja 5 centavos el precio del galón, las otras van a imitarla. Y lo mismo al revés. Cuando llegan a ese tamaño funcionan como oligopolio. Es peligroso. Pero se entiende por qué lo hacen: la forma más fácil de tener contentos a los accionistas es haciéndose más grandes, y la forma más fácil se hacerse más grandes es comprando alguna otra empresa, y si uno quiere reducir la competencia, comprar a los competidores. <br />Eso no es capitalismo. El capitalismo habla de crecimiento orgánico, de hacerse grande produciendo más de lo que quieren los consumidores. Sacar del medio a los competidores no me parece que sea la forma. Pero eso va a seguir siendo así.</p><p> </p>
<p><em>Ya hay bastante gente que se está acostumbrando a la idea de que no va a poder disfrutar de una jubilación. ¿Cómo se pueden equipar emocionalmente, intelectualmente y físicamente para ser una “buena” pulga, o sea, una que pueda ser un medio de vida?</em></p>
<p>Para ser sincero, con mucha dificultad, especialmente si usted se ha acostumbrado a la vida dentro de una institución, como es el caso de la mayoría. Porque preparamos a la gente en instituciones que llamamos escuelas, para ir a otra institución que llamamos un empleo. Y así la gente tiene muy poca experiencia en vivir por su cuenta. En realidad, escribí ese libro para decir que eso es lo que va a pasar, nos guste o no. Y muchos se me han quejado porque no les gusta lo que leen allí. <br />
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Ahora bien. Este mundo de pulgas está bien para profesionales que de alguna manera tienen alguna habilidad comercializable y certificable. O para los que han elegido esa vida desde el principio, como actores, escritores, bailarines, o plomeros, taxistas o electricistas. No siempre hablamos de la élite. Hay muchas pulgas en el mundo. Me preocupo por el resto. Intenté varias veces hablar con los líderes sindicales para decirles “el mercado de ustedes no es el declinante mercado de las grandes corporaciones, sino el mercado en expansión de los cuentapropistas o de los trabajos de medio tiempo y demás que necesitan ayuda desesperadamente. No ayuda para negociar salarios o contratos masivos, sino el tipo de ayuda que se obtiene en organizaciones profesionales. Organizaciones que orientan sobre cuánto cobrar, ayudan en problemas legales. Eso es lo que necesitan. Pero los sindicatos no están interesados.<br />
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Entonces me acerco a los empleadores intermedios, como yo llamo a los Manpowers y a las agencias de empleo del mundo que lo tienen a usted en sus libros y en teoría están interesados en mejorar sus habilidades y sus talentos porque luego lo pueden colocar a mejor precio. Por eso digo que, en realidad, son empleadores intermedios. Usted no trabaja para Manpower realmente; trabaja para Manpower en otra parte. Yo digo que ellos deberían asumir mucha más responsabilidad por esa gente y no actuar como simples intermediarios. Ellos están de acuerdo hasta cierto punto. Es duro. Yo sé que es duro. <br />
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