La actitud paternalista que adopta la Comunidad Europea respecto de los controles en el uso de la información provocará un enfrentamiento directo con la actitud de “equilibrio justo” que adopta Estados Unidos. Los tribunales determinarán que los esfuerzos a favor de una autorregulación por parte de las empresas estadounidenses son insuficientes.
Eventualmente, se aprobarán leyes federales para proteger la información privada, pero no antes de que se desarrolle más tecnología compleja que permita una vez más la extracción inadvertida de datos. Mientras tanto, la protección de la privacidad seguirá siendo una industria en crecimiento.
En agosto, Amazon.com anunció que publicaría en el sitio Web los libros que lee un grupo específico de personas.
Con la facilidad de señalar y cliquear, los surfers de la Red podrían navegar por los Círculos de Compras y enterarse, por ejemplo, que los empleados de Microsoft leían “El archivo de Microsoft: El caso secreto en contra de Bill Gates”.
Asimismo, sabrían que el personal de MCI WordCom estaba embelesado con “Los Comerciantes del Día Electrónico”, mientras que la tripulación de National Semiconductor prefería el excitante “101 Noches de Sexo Fabulooooso”.
Los voceros de Amazon.com afirmaron que esto era sólo una sana diversión y que la lista privada de los libros más vendidos tenía como objetivo que otros lectores pudieran enterarse cuál era el actual libro en boga. Rotundos, los consumidores respondieron: “¡No creemos que sea así!”. Entonces, la empresa de inmediato dio marcha atrás con esa medida e introdujo una política de “opción a salir” que permite que cualquier persona retire su nombre de la lista en circulación.
Camino a la Colisión
El incidente ocurrido con Amazon.com pone nuevamente de manifiesto el poder de la Red en lo que se refiere a juntar y distribuir enormes cantidades de datos personales sin el consentimiento del consumidor. Además, este hecho disparó una vez más el tema de la privacidad.
Más aún, este episodio dio nuevo ímpetu a los esfuerzos de los países miembros de la Comunidad Europea por imponer las mismas restricciones rigurosas de uso de datos que rigen en las empresas europeas sobre las empresas estadounidenses.
Europa y Estados Unidos están al borde de una colisión. En octubre de 1998, se puso en vigor la Orden de Protección de Datos de los Estados Unidos. Esta orden expresa ciertos derechos del consumidor, entre otros, el derecho a:
· Ser informado sobre el destino de la información personal que reúne una empresa.
· Ser informado sobre las personas que tendrán acceso a esa información.
· Restringir la transferencia de dicha información a otras empresas.
· Corregir los datos reunidos.
· Objetar el posterior uso de dichos datos para cualquier propósito.
A pesar de que la mayoría de los países europeos todavía no han aprobado las leyes internas que se necesitan para aplicar la orden de los Estados Unidos, la mayoría apoya esta medida. Asimismo, la Argentina, Canadá y otros países han promulgado leyes similares.
Acuerdos Futuros
Es posible que, al menos, una cláusula de la orden y subsiguiente legislación ejerza una influencia significativa en la forma en que los comerciantes conduzcan los negocios en el futuro.
Esta cláusula declara: “No se deberá utilizar o revelar información personal con otro propósito que no sea aquél para el cual se reunió tal información”. Esto puede resultar devastador para aquellas empresas que dependen de la información que reúnen para obtener ingresos o nueva información del cliente.
La orden también determina que la información personal no viaje fuera de Estados Unidos en caso de que el país de destino no garantice un “nivel adecuado de protección”. Según opinan muchos países europeos y de otras partes del mundo, los Estados Unidos no proporciona ese nivel de protección ya que acostumbra a reunir datos con propósitos desconocidos y a vender dichos datos a otras empresas.
Muchas empresas estadounidenses están furiosas; crece una necesidad imperante de establecer sanciones comerciales. Es probable que se concreten acuerdos ya que las guerras comerciales resultantes casi seguro provoquen un alto brusco en el e-commerce de Europa. Ninguna región puede darse el lujo de quedar excluida de la economía virtual del siglo XXI.
Certificado de Privacidad
Alrededor de los últimos seis meses, no menos de 300 miembros del Congreso patrocinaron o colaboraron para patrocinar proyectos de ley para regularizar Internet. Unos 40 proyectos de ley ya ingresaron en el proceso legislativo.
Sin embargo, los legisladores no son los únicos que quieren promulgar políticas para ahuyentar el temor respecto de la información privada. Muchos empresarios involucrados en el e-commerce piensan del mismo modo.
Una forma común de impartir tranquilidad es mediante la posibilidad de que los consumidores abandonen las actividades relacionadas a la reunión de datos. Lamentablemente, esta tendencia perdió credibilidad cuando se descubrió que Microsoft reunía datos de usuarios que habían pedido permanecer anónimos de manera explícita.
En consecuencia, se observa un aumento repentino de políticas “certificadas” de privacidad de e-commerce. Entre las empresas que sacan una utilidad de esto se encuentra VeriSign, proveedor líder de certificados digitales, es decir, credenciales de seguridad electrónica que se utilizan para codificar datos y así mantener la privacidad en la Red.
VeriSign cobra a empresas tales como Amazon.com, Dell Computer y Microsoft sumas que oscilan entre US$ 300 y US$ 1.200 por cada certificado digital. Una empresa como Dell cuenta con 20, 30 ó más servidores que necesitan certificación; Microsoft tiene 500.
Existen incluso mayores beneficios que se pueden obtener de garantizar seguridad en las Intranets. Dado que los certificados cuestan entre US$ 2 y US$ 10 cada uno, si Ford Motor, por ejemplo, decide que cada empleado necesita un certificado antes de acceder a las computadoras de la empresa, los ingresos aumentarán con rapidez. Incluso pueden multiplicarse aún más si Ford quiere que los proveedores también estén certificados.
En este preciso momento, Thawte, empresa ubicada en Sudáfrica, compite directamente con VeriSign. Otras seguirán el mismo camino. Mientras tanto, empresas como Entrust Technologies, IBM y GTE tienen la intención de ingresar al mercado sistemas que permitan a las empresas crear su propio sistema de seguridad para garantizar privacidad.
Algunas empresas sacan provecho de este tema mediante la creación de políticas de e-commerce personalizadas. Además, la Asociación de Marketing Directo ofrece pautas sobre las políticas de privacidad en los sitios de la Web.
Consecuencias de esta tendencia
El tema de la privacidad no desaparecerá, pero proporcionará soluciones, probablemente muchas. Algunas introducirán oportunidades comerciales; otras requerirán negociaciones sobre políticas entre líderes gubernamentales.
Una tendencia segura es la transparencia, según sugiere una creciente cantidad de observadores industriales como única medida, resistente a la tecnología, para dar confianza al consumidor. La teoría sostiene que ya no existe la privacidad, es por eso que sería posible que cualquier persona conociera y siguiera el camino que recorre cualquier información que cualquier organización –incluso el gobierno– ha obtenido de ella. Antes de que la transparencia sea una regla general, se oirán muchas posturas internacionales y discusiones legales.
La actitud paternalista que adopta la Comunidad Europea respecto de los controles en el uso de la información provocará un enfrentamiento directo con la actitud de “equilibrio justo” que adopta Estados Unidos. Los tribunales determinarán que los esfuerzos a favor de una autorregulación por parte de las empresas estadounidenses son insuficientes.
Eventualmente, se aprobarán leyes federales para proteger la información privada, pero no antes de que se desarrolle más tecnología compleja que permita una vez más la extracción inadvertida de datos. Mientras tanto, la protección de la privacidad seguirá siendo una industria en crecimiento.
En agosto, Amazon.com anunció que publicaría en el sitio Web los libros que lee un grupo específico de personas.
Con la facilidad de señalar y cliquear, los surfers de la Red podrían navegar por los Círculos de Compras y enterarse, por ejemplo, que los empleados de Microsoft leían “El archivo de Microsoft: El caso secreto en contra de Bill Gates”.
Asimismo, sabrían que el personal de MCI WordCom estaba embelesado con “Los Comerciantes del Día Electrónico”, mientras que la tripulación de National Semiconductor prefería el excitante “101 Noches de Sexo Fabulooooso”.
Los voceros de Amazon.com afirmaron que esto era sólo una sana diversión y que la lista privada de los libros más vendidos tenía como objetivo que otros lectores pudieran enterarse cuál era el actual libro en boga. Rotundos, los consumidores respondieron: “¡No creemos que sea así!”. Entonces, la empresa de inmediato dio marcha atrás con esa medida e introdujo una política de “opción a salir” que permite que cualquier persona retire su nombre de la lista en circulación.
Camino a la Colisión
El incidente ocurrido con Amazon.com pone nuevamente de manifiesto el poder de la Red en lo que se refiere a juntar y distribuir enormes cantidades de datos personales sin el consentimiento del consumidor. Además, este hecho disparó una vez más el tema de la privacidad.
Más aún, este episodio dio nuevo ímpetu a los esfuerzos de los países miembros de la Comunidad Europea por imponer las mismas restricciones rigurosas de uso de datos que rigen en las empresas europeas sobre las empresas estadounidenses.
Europa y Estados Unidos están al borde de una colisión. En octubre de 1998, se puso en vigor la Orden de Protección de Datos de los Estados Unidos. Esta orden expresa ciertos derechos del consumidor, entre otros, el derecho a:
· Ser informado sobre el destino de la información personal que reúne una empresa.
· Ser informado sobre las personas que tendrán acceso a esa información.
· Restringir la transferencia de dicha información a otras empresas.
· Corregir los datos reunidos.
· Objetar el posterior uso de dichos datos para cualquier propósito.
A pesar de que la mayoría de los países europeos todavía no han aprobado las leyes internas que se necesitan para aplicar la orden de los Estados Unidos, la mayoría apoya esta medida. Asimismo, la Argentina, Canadá y otros países han promulgado leyes similares.
Acuerdos Futuros
Es posible que, al menos, una cláusula de la orden y subsiguiente legislación ejerza una influencia significativa en la forma en que los comerciantes conduzcan los negocios en el futuro.
Esta cláusula declara: “No se deberá utilizar o revelar información personal con otro propósito que no sea aquél para el cual se reunió tal información”. Esto puede resultar devastador para aquellas empresas que dependen de la información que reúnen para obtener ingresos o nueva información del cliente.
La orden también determina que la información personal no viaje fuera de Estados Unidos en caso de que el país de destino no garantice un “nivel adecuado de protección”. Según opinan muchos países europeos y de otras partes del mundo, los Estados Unidos no proporciona ese nivel de protección ya que acostumbra a reunir datos con propósitos desconocidos y a vender dichos datos a otras empresas.
Muchas empresas estadounidenses están furiosas; crece una necesidad imperante de establecer sanciones comerciales. Es probable que se concreten acuerdos ya que las guerras comerciales resultantes casi seguro provoquen un alto brusco en el e-commerce de Europa. Ninguna región puede darse el lujo de quedar excluida de la economía virtual del siglo XXI.
Certificado de Privacidad
Alrededor de los últimos seis meses, no menos de 300 miembros del Congreso patrocinaron o colaboraron para patrocinar proyectos de ley para regularizar Internet. Unos 40 proyectos de ley ya ingresaron en el proceso legislativo.
Sin embargo, los legisladores no son los únicos que quieren promulgar políticas para ahuyentar el temor respecto de la información privada. Muchos empresarios involucrados en el e-commerce piensan del mismo modo.
Una forma común de impartir tranquilidad es mediante la posibilidad de que los consumidores abandonen las actividades relacionadas a la reunión de datos. Lamentablemente, esta tendencia perdió credibilidad cuando se descubrió que Microsoft reunía datos de usuarios que habían pedido permanecer anónimos de manera explícita.
En consecuencia, se observa un aumento repentino de políticas “certificadas” de privacidad de e-commerce. Entre las empresas que sacan una utilidad de esto se encuentra VeriSign, proveedor líder de certificados digitales, es decir, credenciales de seguridad electrónica que se utilizan para codificar datos y así mantener la privacidad en la Red.
VeriSign cobra a empresas tales como Amazon.com, Dell Computer y Microsoft sumas que oscilan entre US$ 300 y US$ 1.200 por cada certificado digital. Una empresa como Dell cuenta con 20, 30 ó más servidores que necesitan certificación; Microsoft tiene 500.
Existen incluso mayores beneficios que se pueden obtener de garantizar seguridad en las Intranets. Dado que los certificados cuestan entre US$ 2 y US$ 10 cada uno, si Ford Motor, por ejemplo, decide que cada empleado necesita un certificado antes de acceder a las computadoras de la empresa, los ingresos aumentarán con rapidez. Incluso pueden multiplicarse aún más si Ford quiere que los proveedores también estén certificados.
En este preciso momento, Thawte, empresa ubicada en Sudáfrica, compite directamente con VeriSign. Otras seguirán el mismo camino. Mientras tanto, empresas como Entrust Technologies, IBM y GTE tienen la intención de ingresar al mercado sistemas que permitan a las empresas crear su propio sistema de seguridad para garantizar privacidad.
Algunas empresas sacan provecho de este tema mediante la creación de políticas de e-commerce personalizadas. Además, la Asociación de Marketing Directo ofrece pautas sobre las políticas de privacidad en los sitios de la Web.
Consecuencias de esta tendencia
El tema de la privacidad no desaparecerá, pero proporcionará soluciones, probablemente muchas. Algunas introducirán oportunidades comerciales; otras requerirán negociaciones sobre políticas entre líderes gubernamentales.
Una tendencia segura es la transparencia, según sugiere una creciente cantidad de observadores industriales como única medida, resistente a la tecnología, para dar confianza al consumidor. La teoría sostiene que ya no existe la privacidad, es por eso que sería posible que cualquier persona conociera y siguiera el camino que recorre cualquier información que cualquier organización –incluso el gobierno– ha obtenido de ella. Antes de que la transparencia sea una regla general, se oirán muchas posturas internacionales y discusiones legales.