El FT tenía mucho para celebrar. No hay muchas marcas que todavía sigan siendo fuertes después de 125 años.
Y sin embargo, mientras el globo se paseaba sobre el Támesis en el atardecer, era imposible que un espectador casual no se preguntara si la marca no iba rumbo a su propio ocaso, y si el diario estará entre nosotros para celebrar su segundo centenario, o incluso sus 150 años continuados de existencia.
Los diarios sufren hoy más presiones que nunca. A casi 20 años desde el nacimiento de los navegadores que nos introdujeron en las maravillas de la World Wide Web, la muerte del diario tradicional en papel nunca se vio tan cerca. Las circulaciones bajan implacablemente.
Los anunciantes se alejan de un medio que parece afectado de una enfermedad terminal. Los presupuestos se achican y los diarios también. Para colmo, como si todo eso fuera poco, Inglaterra asiste al escándalo de las escuchas telefónicas que lleva al cierre de News of The World y la investigación Levenson apemaza con un feroz régimen regulatorio que podría limitar la publicación de noticias sensacionalistas, una de las pocas cosas que les está quedando a los diarios.
“Los diarios están atravesando un período de dolorosa transición,” opina Rufus Olins,un ex periodista del Sunday Times. “Pero, como país, hacemos diarios muy pero muy buenos. Estas son marcas que todavía tienen una enorme cantidad de lealtad y que puede ayudarlos”.
En opinión de Matthew Lynn de mediaweek, el negocio de los diarios acaba de atravesar una década traumática, comparable sólo a la que sufrió el negocio de la música con la irrupción del formato digital.
Pero como también es una industria resiliente, es posible que comience a dar vuelta la página. Por lo pronto, ya está experimentando con nuevos modelos de negocios, algunos de los cuales comienzan a dar sus frutos: el FT ha creado un negocio sostenible de suscripciones online; News International está invirtiendo con fuerza en un sistema que impide a los visitantes acceder a sus contenidos sin previa suscripción; el i-newspaper ha juntado 240.000 lectores diarios; El Evening Standard ha creado un modelo gratuito que funciona; el Daily Mail ha creado el sitio de noticias más grande del mundo y mantiene su dominio del mercado medio británico.
El problema es que aunque hay señales de éxito, son todas diferentes. Hay pocas pruebas de que haya un solo modelo para hacer funcionar un diario en el siglo 21. La pregunta, entonces, no ses si los diarios van a sobrevivir sino cuáles van a sobrevivir y cuál es el que ha encontrado la mejor forma de asegurar su existencia.