viernes, 22 de noviembre de 2024

Creatividad hasta entrados los 80

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Oliver Sacks es un neurólogo inglés que ha escrito importantes libros sobre sus pacientes. Uno de ellos, “Despertares”  fue llevado al cine con una plícula memorable. Ha escrito mucho también sobre la relación entre creatividad y vejez. 

Sacks escribe sobre la felicidad de cumplir 80. Si bien lamenta ser “espantosamente tímido” a los 80 como fue a los 20 y perfectamente consciente de las marcas de deja el deterioro, el tono del libro es esperanzador.  Con suerte, dice, podrá seguir más o menos intacto por varios años más y tener la libertad de “continuar amando y trabajando, las dos cosas más importantes en la vida, como insistía Freud”.
Sacks, al igual que antes lo hizo Freud—insiste en que el amor y el trabajo son las dos cosas más importantes para la motivación y ayuda a clarificar las preguntas sobre el equilibrio entre la vida y el trabajo. Dice que si logramos armar una red de personas  con las que vale la pena colaborar en el trabajo y en la vida, y si logramos encontrar un trabajo que vale la pena realizar, podremos estar satisfechos cuando cumplimos ochenta años. 
Más allá de eso, la vejez tiene sus ventajas. Sacks menciona a su padre, que vivió hasta los 94 y dijo que sus 80 habían sido los años más creativos de su vida. Si lo pensamos bien, y si aceptamos que la creatividad brota de una gran cantidad de experiencias, cuantos más años cumplimos, más cosas de la vida tenemos a nuestra disposición. Sacks lo expresa de esta manera:
“Uno ha tenido una larga experiencia de vida, no sólo de la propia vida, sino también de las de los demás.  Uno ha vivido triunfos y tragedias, alzas y bajas, revoluciones y guerras, grandes logros y profundas ambigüedades. Uno ha visto surgir grandes teorías, sólo para verlas caer ante la evidencia de los hechos. Uno es más consciente de la transitoriedad y, tal vez, de la belleza. A los 80 uno puede echar una larga mirada hacia atrás  y tener una vívida sensación de historia imposible de lograr a edad más temprana. Puedo imaginar, sentir en mis huesos, cómo es un siglo, algo que no podía hacer cuando tenía 40 o 60. No pienso en la vejez como un tiempo oscuro que uno debe soportar, sino como un tiempo de ocio y libertad, de liberación de las urgencias de otros tiempos, liberación para explorar cualquier cosa y para conectar los pensamientos y sentimientos de toda una vida”.

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