Uno de esos videos, titulado “soy musulmán, no terrorista” fue mostrado en 100 escuelas británicas por la policía. Los creadores de contenido musulmán (no terrorista) son captados por las grandes firmas tecnológicas como Google, Facebook y muchas otras para tratar de subsanar lo que se les ha señalado como defecto: no haber actuado a tiempo retirando de sus plataformas contenido terrorista.
Un informe publicado en agosto por la comisión de asuntos internos del parlamento inglés acusa a los grupos tecnológicos de debilitar las investigaciones contra el terrorismo al negarse a entregar posibles pruebas. Luego de haber tenido muy poco éxito con sus propis campañas antiterroristas, los gobiernos de Estados Unidos, la Comisión Europea y Gran Bretaña decidieron reclutar a cineastas de documentales y a estudiantes universitarios para que produzcan contenido capaz de contrarrestar los mensajes de la Jihad.