¿Etica en los negocios?
En términos muy simples y generales, ética es el estudio de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es correcto e incorrecto. Desde esta perspectiva, la cuestión de fondo es si se trata de la simple ética aplicada al campo de los negocios, o si la ética empresarial tiene aristas y matices propios, singulares e intransferibles que la convierten en algo especial.
Las opiniones están divididas, según se trate de distinguir el material en estudio. Desde la primera perspectiva la respuesta es muy simple: la ética empresarial no es más que el estudio de las acciones correctas e incorrectas, justas e injustas en el ámbito de los negocios.
Con el otro criterio, se admite que hay algunos temas éticos en los negocios que no se resuelven fácilmente ni son triviales. Los teóricos de la ética no se ocupaban de los complicados dilemas morales que los gerentes enfrentan día a día. Ahora los académicos comienzan a ensuciarse las manos para considerar seriamente los costos de hacer lo correcto. Conclusión: sí hay un campo específico de la ética empresarial.
En realidad hay una tercera posición: la que niega la vigencia de cualquier dimensión ética de los negocios. El punto de partida tiene una apariencia lógica impecable. Puesto que la primera obligación de una empresa es dar ganancia, los empresarios pueden actuar siempre de acuerdo a sus intereses económicos porque el mecanismo del mercado obliga a que esas acciones se traduzcan en beneficios. La tesis de fondo es que el capitalismo brinda una justificación moral a la búsqueda de la ganancia mediante conducta que no es necesariamente ética.
Esta posición es antagonizada por la teoría de “la unidad moral”, que sostiene que las acciones empresariales deberían ser juzgadas por los estándares éticos generales de la sociedad, y no por un conjunto de estándares especiales más permisivos.
Para los que adhieren a esta teoría de la unidad moral, la existencia del mercado no es razón ni excusa para olvidar los principios que rigen la conducta humana. La ganancia no es el único estándar, ni el más alto.
Entre las fuentes que alimentan el etos empresarial figura en primer lugar la filosofía. En el ámbito empresarial, el legado ético de los griegos se mantiene en la convicción que virtudes tales como decir la verdad, la caridad, la obediencia a la ley, el ser buenos ciudadanos, la justicia, el coraje, la amistad, y el correcto uso del poder son cosas importantes.
La filosofía moral cristiana estuvo dominada por la influencia de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Ambos realzaban la importancia de la buena relación entre el hombre y Dios y afirmaron la primacía de la religión sobre la filosofía. La función de la actividad en el mundo es preparar el alma para el reino de los cielos. La religión cristiana fue la fuente de las expectativas éticas basadas en la fe en Dios y en la sabiduría de Dios reveladas en los diez mandamientos y en el viejo testamento.
Con el iluminismo disminuye la predominancia religiosa en el pensamiento ético. Filósofos laicos como Baruch Spinoza trataron de demostrar los principios éticos en forma lógica, en lugar de ordenarlos con referencia a la voluntad de Dios. Immanuel Kant trató de encontrar reglas éticas objetivas y universales en la lógica.
John Locke dejó un legado ético que sustenta la creencia en los derechos inalienables de los individuos, incluyendo el derecho de perseguir la vida, la libertad, la felicidad y el derecho a la libertad de la tiranía. Los líderes, incluso los líderes empresariales, continúan limitados por estas creencias.
¿Etica en los negocios?
En términos muy simples y generales, ética es el estudio de lo que está bien y lo que está mal, de lo que es correcto e incorrecto. Desde esta perspectiva, la cuestión de fondo es si se trata de la simple ética aplicada al campo de los negocios, o si la ética empresarial tiene aristas y matices propios, singulares e intransferibles que la convierten en algo especial.
Las opiniones están divididas, según se trate de distinguir el material en estudio. Desde la primera perspectiva la respuesta es muy simple: la ética empresarial no es más que el estudio de las acciones correctas e incorrectas, justas e injustas en el ámbito de los negocios.
Con el otro criterio, se admite que hay algunos temas éticos en los negocios que no se resuelven fácilmente ni son triviales. Los teóricos de la ética no se ocupaban de los complicados dilemas morales que los gerentes enfrentan día a día. Ahora los académicos comienzan a ensuciarse las manos para considerar seriamente los costos de hacer lo correcto. Conclusión: sí hay un campo específico de la ética empresarial.
En realidad hay una tercera posición: la que niega la vigencia de cualquier dimensión ética de los negocios. El punto de partida tiene una apariencia lógica impecable. Puesto que la primera obligación de una empresa es dar ganancia, los empresarios pueden actuar siempre de acuerdo a sus intereses económicos porque el mecanismo del mercado obliga a que esas acciones se traduzcan en beneficios. La tesis de fondo es que el capitalismo brinda una justificación moral a la búsqueda de la ganancia mediante conducta que no es necesariamente ética.
Esta posición es antagonizada por la teoría de “la unidad moral”, que sostiene que las acciones empresariales deberían ser juzgadas por los estándares éticos generales de la sociedad, y no por un conjunto de estándares especiales más permisivos.
Para los que adhieren a esta teoría de la unidad moral, la existencia del mercado no es razón ni excusa para olvidar los principios que rigen la conducta humana. La ganancia no es el único estándar, ni el más alto.
Entre las fuentes que alimentan el etos empresarial figura en primer lugar la filosofía. En el ámbito empresarial, el legado ético de los griegos se mantiene en la convicción que virtudes tales como decir la verdad, la caridad, la obediencia a la ley, el ser buenos ciudadanos, la justicia, el coraje, la amistad, y el correcto uso del poder son cosas importantes.
La filosofía moral cristiana estuvo dominada por la influencia de San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Ambos realzaban la importancia de la buena relación entre el hombre y Dios y afirmaron la primacía de la religión sobre la filosofía. La función de la actividad en el mundo es preparar el alma para el reino de los cielos. La religión cristiana fue la fuente de las expectativas éticas basadas en la fe en Dios y en la sabiduría de Dios reveladas en los diez mandamientos y en el viejo testamento.
Con el iluminismo disminuye la predominancia religiosa en el pensamiento ético. Filósofos laicos como Baruch Spinoza trataron de demostrar los principios éticos en forma lógica, en lugar de ordenarlos con referencia a la voluntad de Dios. Immanuel Kant trató de encontrar reglas éticas objetivas y universales en la lógica.
John Locke dejó un legado ético que sustenta la creencia en los derechos inalienables de los individuos, incluyendo el derecho de perseguir la vida, la libertad, la felicidad y el derecho a la libertad de la tiranía. Los líderes, incluso los líderes empresariales, continúan limitados por estas creencias.