Los planteos que hacen personas que se animan a cuestionar una orden crean mejores ideas, resuelven problemas, crean relaciones positivas y fomentan el desarrollo y el crecimiento personal. Esa es la opinión de Susan Heathflield, experta en recursos humanos, autora y columnista.
Pero discrepar se hace mucho más fácil si hay en la organización una cultura de trabajo que soporta las opiniones divergentes. En ese tipo de organizaciones está bien visto que los empleados aporten sus opiniones e ideas. Pero como los jefes son humanos y tienen su propio estilo gerencial—que puede ser desde dictatorial hasta prescindente – lo más importante es conocerle su estilo para evaluar hasta dónde va a tolerar la discrepancia.
Consejos a tener en cuenta para estar en condiciones de discrepar con éxito.
Para lograr el mejor de los resultados en una discusión con el jefe, conviene previamente haber entablado una buena relación. Haber logrado previamente su confianza por recomendaciones pasadas que resultaron en experiencias positivas.
Tener antecedentes de haber demostrado coraje personal. Hablar para aportar una buena idea para el negocio y no para discrepar por el simple hecho de hacerlo.
Mostrar un compromiso con el éxito del negocio, no solamente por intereses personales en avanzar dentro de la empresa. .
Encarar la conversación de manera directa, sin rodeos.
El desacuerdo nunca debe ser personal, nunca debe incluir nombres, ni sarcasmo ni menosprecio. Lo mejor es comenzar la conversación identificando las áreas de coincidencia.
Tratar de expresarce de manera convincente y con una lógica que sostenga la posición. Es necesario presentar datos concretos y hechos relevantes.