Estamos condicionados a tomar decisiones instantáneas. Este me gusta o no me gusta. Pero esas impresiones siempre son pasajeras. Lo más interesante son las conexiones que uno puede hacer con las personas que nos importan.
Hay tres maneras de lograrlo:
1. Permítete ser vulnerable.
Todos nos contamos historias. Esas historias se convierten en las historias de nuestra vida. Revísalas para llegar al corazón de la verdad y dila con toda honestidad. Si te echaron de algún lugar dilo con todas las letras. No digas “me fui”. Encontrarás cierta libertad en tu vulnerablidad y una curiosa alegría en tirar abajo las paredes que antes creaste. Cuando lo hagas, podrás crear una conexión más profunda con los que te rodean.
2. Define tu vocación.
Todos tenemos alguna vocación o camino. Si tienes vida, tienes un propósito. Si no estás haciendo lo que te gusta, tal vez estás siguiendo el consejo de los demás. Si el sueño que persigues es el de tus padres, no estás en armonía. Si te das cuenta de eso, debes cambiar para tomar decisiones de acuerdo a tus sueños y definir tu camino. Y entonces atraerás a otras personas. Cultivar relaciones que son genuinas está basado en la verdad y no en la grandilocuencia.
3. Mata a tu ego.
“The Ego is the enemy” es un libro fantástico que destaca los riesgos de aquellos que dejan que su ego conduzca sus vidas. own leaders in history who have shunned the ego with amazing results. Su argumento es que cuando somos humildes y hacemos a un lado nuestro ego podemos dedicar tiempo y energía a buscar nuestro propósito.
Liberados de las trabas del ego encontramos un éxito más sostenible y más profundo sin los riesgos de lo que nuestra cultura nos dice que del éxito y de la fama.