lunes, 25 de noviembre de 2024

Cinco reglas para encontrar el socio digital ideal

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Las sociedades son un camino difícil hacia el crecimiento del negocio. Son muchos los aspectos que hay que coordinar, conciliar, limar y soslayar. Pero, si se hace bien, las ventajas también son muchas. Aquí, cinco reglas para una buena sociedad.

Regla 1. Nunca innove solo. Por lo general ninguna empresa puede re-visualizar su compañía en el mundo digital sin salir de sus cuatro paredes.  Se necesita un emprendimiento conjunto, una compra, una inversión estratégica o colaboraciones especiales y asociaciones para encarar una transformación  del negocio para el mundo digital.

 

Regla 2. Entienda que nunca una empresa sola puede tener la llave de las preferencias de los usuarios. Los consumidores son objetivos en movimiento y las empresas deben admitir que no tienen los conocimientos o los datos ellas solas; por lo tanto se deben asociar con otros para tener información complementaria. Hoy los socios son fundamentales para crear ventajas de mercado con sólido conocimiento e información.

Regla 3. Lo primero es concentrarse en dar una gran experiencia de usuario. Actualmente las sociedades más valiosas se arman creando grandes experiencias de usuarios no simplemente intercambiando valor entre las compañías. Para hacer esto hace falta un diseño centrado en aspectos humanos que inste a la asociación a resolver problemas reales al usuario. Lo otro es concentrarse solo en beneficios transaccionales.

Regla 4. Encuentre el equilibrio adecuado entre escala y customización. Crear una amplia red de sociedades puede resultar un tanto caro, porque los socios importantes casi siempre exigen soluciones diferenciadas que sean únicas para sus necesidades.  Lo ideal es crear un método de asociaciones que combine escalabilidad (alcance máximo) con customización de bajo costo (algo especial para cada socio).

Regla 5. Trate a su sociedad con su negocio. Son muchas las sociedades estratégicas que nunca logran los resultados que buscaban.  ¿Por qué? Porque los socios nunca dedican los recursos y el compromiso que hace falta para lograr impacto suficiente. Es difícil desarrollar un producto entre dos socios o llegar al mercado con un socio. Para hacerlo bien, hay que manejar la sociedad como  un negocio y no como un acuerdo.

 

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