En una bulliciosa zona urbana de Shenzhen (China), se pueden ver drones descendiendo sobre quioscos de recogida para proceder a elevarse nuevamente y dirigirse hacia los respectivos lugares de entrega a domicilio. El servicio de entrega está operado por Meituan, la plataforma de reparto de comida a domicilio más popular de China, que lleva año y medio haciendo entregas regulares con drones a los residentes de la ciudad.
Lo que diferencia a Meituan de sus pares estadounidenses es que está volando drones en un entorno más difícil: los densos barrios urbanos.
Muchas grandes corporaciones le han echado el ojo a los drones como medio de entrega a domicilio.
Amazon propuso hacerlo en 2013, pero tropezó con muchas regulaciones y falta de demanda. Wing, una empresa de Alphabet, la empresa madre de Google, tuvo un poco más de éxito haciendo entregas con drones en tres continentes. Y Walmart hace experimentos con tres startups con miras a que entreguen sus productos.
Lo que diferencia a Meituan de sus colegas norteamericanas es que ha elegido ofrecer sus entregas con drones en un entorno potencialmente mucho más difícil: los barrios urbanos densamente poblados. El método tiene sentido en China, donde la mayoría de la gente vive en altos rascacielos citadinos y la mayoría compra comida casi a diario.
Para que el servicio funcione en una populosa ciudad, Meituan no envía sus drones directamente a la puerta de las casas. En cambio, ha instalado kioscos de recogida cercanos a edificios de oficinas o residenciales. Los drones depositan los pedidos en esos kioscos, que tienen capacidad para varios paquetes a la vez.
El proceso puede ser menos conveniente para los consumidores, pero permite que cada dron vuele en una ruta predeterminada, desde una plataforma de lanzamiento a un kiosco y de ese modo facilitando mucho la tarea de navegar áreas urbanas.
Para muchos vendedores y residentes de Shenzen la entrega con drones ya no es novedad, sino parte de su rutina diaria. El éxito de Meituan muestra que la entrega regular de productos en las ciudades es posible, aunque necesita de algunas concesiones en lo que hace a experiencia del usuario.
