Esta decisión, admite Henry Silverman (presidente y director ejecutivo de la empresa), es quizás el signo por hoy más claro de que la “era de los conglomerados” se acerca al fin. Con ella, una biblioteca entera de management que veía en las F&A la panacea para cualquier problema.
Este lunes, la junta directiva de Cendant aprobó la propuesta para partirla en cuatro firmas. Se ocuparán de bienes raíces, turismo mayorista, hotelería –pomposamente llamadas “distribución de viajes” y “hospitalidad”- y alquiler de vehículos. Cada división cotizará en bolsa como compañia independiente. Los actuales accionistas podrán canjear sus títulos por los de las futuras sociedades. Al menos en corto o mediano plazo, clientes y personal no notarán cambios importantes.
Pero Cendant no es el primer ejemplo en el género, aunque sea por ahora el más notable. Hace unos seis meses, Viacom anunciaba el propósito de escindir CBS y sus cables. El esquema de juntar negocios diferentes bajo la misma cubertura no se agotarán con Cendant, pues Timer Warner ha recibido ofertas por su unidad America OnLine (AOL). Si se desprende de esa unidad, se habrá revertido la peor fusión –por resultados- en la historia empresaria norteamericana (data de 2000).
Esta nueva tendencia refleja dos factores: management no adecuado al volumen creado por F&A y presiones de accionisras e inversores para regresar a compañías enfocadas en menos rubros. El neologismo puesto en boga por banqueros y analistas es, pues, “negocios puros”, de perfil opuesto a los “grandes imperios o supermercados”.
Así, una de las mayores F&A subsistente, Citicorp-Travelers (1998), viene desarmándose paulatinamente desde 2004. Otro gigante, General Electric -mejor gestionado y aún muy rentable- está reflexionando sobre el asunto.
También influye un negocio lateral poco conocido pero fructífero. Consiste en inflar enormes conglomerados –cobrando pingües comisiones en el proceso- y, tiempo después, desarmarlos, sin dejar de percibir suculentas ganancias por intermediación.
Cendant no se limita a Cendant, pues también controla Budget (otro alquiker de coches), la cadena holetera Super 8, la inmobiliaria Coldwell Banker y negocios menores. Tan dispar agrupamiento se refleja en cotizaciones bursátile estancadas desde la fusión con la semirrival CUC International (1997). Pero, en ese caso, el problema fue que la firma absorbida estuviese involucrada en lo que por entonces era el mayor fraude contable registrado en Estados Unidos.
La decisión corrió a cargo de todo el management de la empresa, encabezado por Silverman, arquitecto de un conglomerado que fue armando desde 1990. “Adoptar esta resolución fue duro para mí –explicaba ayer el CEO- y para mi equipo. Pero es lo más sensato para volver al camino de las utilidades y los dividendos”.
Siendo principal accionista él mismo, Silverman define Cendant como “éxito financiero y fracaso bursátil. Nuestros números eran buenos, pero los accionistas no los veían reflejados en la cotización de los papeles ni en los dividendos”. La medida, por tanto, ha sido bien recibida en Wall Street. Por el contrario, la horda de gurúes que estuvo años recomendando F&A como remedio para todo mal –en textos, columnas y conferencias rentadas alrededor del mundo- se ve venir un inevitable eclipse.
Silvermann piensa conducir una de las cuatro futuras compañías, pero ya no será CEO de ninguna. Menos aun de las absorbidas hace cierto tiempo, como Orbitz, Cheapstickets.com o Galileo International (red electrónica para agentes de turismo). Con seguridad, tampoco cobrará US$ 36 millones anuales en sueldos y bonificaciones ni los 223 millones obtenido ejeciendo opciones accionarias (como en 1998-2002).
Ahora bien, nada excluye que las eventuales cuatro firmas sean velozmente fagocitadas por cazadores de activos. El alquiler de vehículos parece, hoy, presa atractiva para el tipo de especuladores que operan como fondos expertos en compras apalancadas. Hertz, líder del sector, acaba de ser adquida por uno de esos tiburones en US$ 15.000 millones.
Esta decisión, admite Henry Silverman (presidente y director ejecutivo de la empresa), es quizás el signo por hoy más claro de que la “era de los conglomerados” se acerca al fin. Con ella, una biblioteca entera de management que veía en las F&A la panacea para cualquier problema.
Este lunes, la junta directiva de Cendant aprobó la propuesta para partirla en cuatro firmas. Se ocuparán de bienes raíces, turismo mayorista, hotelería –pomposamente llamadas “distribución de viajes” y “hospitalidad”- y alquiler de vehículos. Cada división cotizará en bolsa como compañia independiente. Los actuales accionistas podrán canjear sus títulos por los de las futuras sociedades. Al menos en corto o mediano plazo, clientes y personal no notarán cambios importantes.
Pero Cendant no es el primer ejemplo en el género, aunque sea por ahora el más notable. Hace unos seis meses, Viacom anunciaba el propósito de escindir CBS y sus cables. El esquema de juntar negocios diferentes bajo la misma cubertura no se agotarán con Cendant, pues Timer Warner ha recibido ofertas por su unidad America OnLine (AOL). Si se desprende de esa unidad, se habrá revertido la peor fusión –por resultados- en la historia empresaria norteamericana (data de 2000).
Esta nueva tendencia refleja dos factores: management no adecuado al volumen creado por F&A y presiones de accionisras e inversores para regresar a compañías enfocadas en menos rubros. El neologismo puesto en boga por banqueros y analistas es, pues, “negocios puros”, de perfil opuesto a los “grandes imperios o supermercados”.
Así, una de las mayores F&A subsistente, Citicorp-Travelers (1998), viene desarmándose paulatinamente desde 2004. Otro gigante, General Electric -mejor gestionado y aún muy rentable- está reflexionando sobre el asunto.
También influye un negocio lateral poco conocido pero fructífero. Consiste en inflar enormes conglomerados –cobrando pingües comisiones en el proceso- y, tiempo después, desarmarlos, sin dejar de percibir suculentas ganancias por intermediación.
Cendant no se limita a Cendant, pues también controla Budget (otro alquiker de coches), la cadena holetera Super 8, la inmobiliaria Coldwell Banker y negocios menores. Tan dispar agrupamiento se refleja en cotizaciones bursátile estancadas desde la fusión con la semirrival CUC International (1997). Pero, en ese caso, el problema fue que la firma absorbida estuviese involucrada en lo que por entonces era el mayor fraude contable registrado en Estados Unidos.
La decisión corrió a cargo de todo el management de la empresa, encabezado por Silverman, arquitecto de un conglomerado que fue armando desde 1990. “Adoptar esta resolución fue duro para mí –explicaba ayer el CEO- y para mi equipo. Pero es lo más sensato para volver al camino de las utilidades y los dividendos”.
Siendo principal accionista él mismo, Silverman define Cendant como “éxito financiero y fracaso bursátil. Nuestros números eran buenos, pero los accionistas no los veían reflejados en la cotización de los papeles ni en los dividendos”. La medida, por tanto, ha sido bien recibida en Wall Street. Por el contrario, la horda de gurúes que estuvo años recomendando F&A como remedio para todo mal –en textos, columnas y conferencias rentadas alrededor del mundo- se ve venir un inevitable eclipse.
Silvermann piensa conducir una de las cuatro futuras compañías, pero ya no será CEO de ninguna. Menos aun de las absorbidas hace cierto tiempo, como Orbitz, Cheapstickets.com o Galileo International (red electrónica para agentes de turismo). Con seguridad, tampoco cobrará US$ 36 millones anuales en sueldos y bonificaciones ni los 223 millones obtenido ejeciendo opciones accionarias (como en 1998-2002).
Ahora bien, nada excluye que las eventuales cuatro firmas sean velozmente fagocitadas por cazadores de activos. El alquiler de vehículos parece, hoy, presa atractiva para el tipo de especuladores que operan como fondos expertos en compras apalancadas. Hertz, líder del sector, acaba de ser adquida por uno de esos tiburones en US$ 15.000 millones.