La existencia de servicios gratuitos de música inhibirá el crecimiento de proveedores de servicios musicales pagos (MSP), al menos, en los próximos dos años, informó el estudio de la empresa IDC. Sin embargo, la empresa prevé que los ingresos de los MSP trepen de US$ 57,1 millones, en el año 2001, a US$ 1.600 millones en 2005.
Susan Kevorkian, analista sobre instrumentos de consumo y servicios tecnológicos de IDC, explicó al servicio de noticias Newsbytes que la distribución on line es una “novedad”, y que la industria discográfica deberá educar a un público acostumbrado a comprar medios físicos y no a pagar por bajar o canalizar música.
“Los servicios pagos que triunfen — patrocinados por marcas o empresas independientes — ofrecerán buena calidad de archivos, una amplia selección de música y paquetes de servicios en los que se incluya, por ejemplo, información de artistas, arte de álbumes, entre otras cosas”, explica. “Además, los usuarios quieren copiar la música a dispositivos portátiles como los aparatos de MP3. Los consumidores preferirán pagar un precio razonable en caso de que se les ofrezcan todos estos elementos.”
La mayoría de los servicios pagos se basará en la suscripción. Esto quiere decir que los consumidores pagarán una tarifa mensual fija y no una basada en la cantidad de material a bajar. La razón por la cual se eligió esta modalidad de pago tiene menos que ver con apuntar a la conveniencia del consumidor para que así no tenga que lidiar con pagos ínfimos de 50 ó 99 centavos que con un cambio de mentalidad de los sellos discográficos, aclara la ejecutiva.
“La industria discográfica afronta un cambio fundamental en la forma en que se distribuye la música”, opina. “La industria se ha mostrado sumamente reacia a participar de la distribución on line, básicamente debido a los temores que genera la piratería. Como las empresas ‘arribistas’ y los consumidores empezaron a bajar música on line, las compañías discográficas se vieron envueltas en todo esto.”
El cambio de los medios físicos a la transferencia electrónica de archivos musicales es totalmente diferente a la transición de discos de vinilo a CD en los años ochenta, dado que las compañías no “estaban al mando de la situación”, comenta.
“En el último año, la industria discográfica intentó tomar nuevamente el control de cómo se distribuye la música on line.”
La suma prevista de US$ 57,1 millones para ingresos de proveedores MSP en 2001 supone el lanzamiento de varios servicios pagos de música a fin de año, pero lo cierto es que varios lanzamientos han sido retrasados en repetidas oportunidades, aclara.
En cuanto a los servicios gratuitos que todavía persisten en la Web, la ejecutiva subraya que sí importa el hecho de que estos sitios sigan funcionando.
“Durante el último año y medio, la industria discográfica demandó a cada uno de los servicios de intercambio de archivos. ¿Qué sucederá con los servicios de intercambio de infraestructura P2P en el futuro? En el caso de Napster, los archivos pasaron a manos de un proveedor, y así la empresa quedó indefensa ante una posible demanda. Pero si los archivos viajan de una máquina a otra, ¿qué pasará entonces?”.
Los servicios gratuitos seguirán existiendo, anticipa Kevorkian, hasta que los pagos ofrezcan lo que los consumidores quieren a un precio razonable. “Sólo entonces los usuarios responderán positivamente”, reflexiona.
Newsbytes
La existencia de servicios gratuitos de música inhibirá el crecimiento de proveedores de servicios musicales pagos (MSP), al menos, en los próximos dos años, informó el estudio de la empresa IDC. Sin embargo, la empresa prevé que los ingresos de los MSP trepen de US$ 57,1 millones, en el año 2001, a US$ 1.600 millones en 2005.
Susan Kevorkian, analista sobre instrumentos de consumo y servicios tecnológicos de IDC, explicó al servicio de noticias Newsbytes que la distribución on line es una “novedad”, y que la industria discográfica deberá educar a un público acostumbrado a comprar medios físicos y no a pagar por bajar o canalizar música.
“Los servicios pagos que triunfen — patrocinados por marcas o empresas independientes — ofrecerán buena calidad de archivos, una amplia selección de música y paquetes de servicios en los que se incluya, por ejemplo, información de artistas, arte de álbumes, entre otras cosas”, explica. “Además, los usuarios quieren copiar la música a dispositivos portátiles como los aparatos de MP3. Los consumidores preferirán pagar un precio razonable en caso de que se les ofrezcan todos estos elementos.”
La mayoría de los servicios pagos se basará en la suscripción. Esto quiere decir que los consumidores pagarán una tarifa mensual fija y no una basada en la cantidad de material a bajar. La razón por la cual se eligió esta modalidad de pago tiene menos que ver con apuntar a la conveniencia del consumidor para que así no tenga que lidiar con pagos ínfimos de 50 ó 99 centavos que con un cambio de mentalidad de los sellos discográficos, aclara la ejecutiva.
“La industria discográfica afronta un cambio fundamental en la forma en que se distribuye la música”, opina. “La industria se ha mostrado sumamente reacia a participar de la distribución on line, básicamente debido a los temores que genera la piratería. Como las empresas ‘arribistas’ y los consumidores empezaron a bajar música on line, las compañías discográficas se vieron envueltas en todo esto.”
El cambio de los medios físicos a la transferencia electrónica de archivos musicales es totalmente diferente a la transición de discos de vinilo a CD en los años ochenta, dado que las compañías no “estaban al mando de la situación”, comenta.
“En el último año, la industria discográfica intentó tomar nuevamente el control de cómo se distribuye la música on line.”
La suma prevista de US$ 57,1 millones para ingresos de proveedores MSP en 2001 supone el lanzamiento de varios servicios pagos de música a fin de año, pero lo cierto es que varios lanzamientos han sido retrasados en repetidas oportunidades, aclara.
En cuanto a los servicios gratuitos que todavía persisten en la Web, la ejecutiva subraya que sí importa el hecho de que estos sitios sigan funcionando.
“Durante el último año y medio, la industria discográfica demandó a cada uno de los servicios de intercambio de archivos. ¿Qué sucederá con los servicios de intercambio de infraestructura P2P en el futuro? En el caso de Napster, los archivos pasaron a manos de un proveedor, y así la empresa quedó indefensa ante una posible demanda. Pero si los archivos viajan de una máquina a otra, ¿qué pasará entonces?”.
Los servicios gratuitos seguirán existiendo, anticipa Kevorkian, hasta que los pagos ofrezcan lo que los consumidores quieren a un precio razonable. “Sólo entonces los usuarios responderán positivamente”, reflexiona.
Newsbytes