En el contexto actual, donde los consumidores reciben miles de mensajes diarios y la competencia se intensifica, la construcción de marcas adquiere una dimensión estratégica que excede la creación de logotipos. El enfoque conocido como branding 360 se presenta como una respuesta a la necesidad de relevancia y consistencia en todos los puntos de contacto.
Yusuf Laroussi, chief of staff LATAM de another, agencia independiente de comunicación estratégica, sostiene que las marcas han pasado a ser actores de cambio social, influyendo en comportamientos y generando conversaciones. Según Laroussi, “hoy las marcas son actores de cambio social, no solo emisores de mensajes. Influyen en comportamientos, generan conversaciones y tienen el poder de abrir nuevas agendas. El reto está en construir identidades que inspiren, sean consistentes y transformen valores en resultados tangibles”.
Un estudio de Americas Market Intelligence indica que el 78 % de los consumidores latinoamericanos espera un trato justo hacia empleados y proveedores, el 76 % exige impacto social positivo y el 69 % prioriza la sostenibilidad. Estas expectativas impulsan a las empresas a asumir un rol social activo en contextos donde el bienestar y la equidad no siempre están garantizados.
El branding 360 implica articular una narrativa integrada y coherente en cada punto de contacto, desde la identidad visual hasta la experiencia posventa. Laroussi enfatiza: “Cada punto de contacto es una oportunidad para fortalecer la confianza”. Además, datos de Statista muestran que el 60 % de la Generación Z descubrió nuevas marcas en redes sociales en 2023 y el 32 % concretó compras a partir de ello, mientras que la expectativa de coherencia atraviesa a todas las generaciones.
Para abordar estos desafíos, Laroussi propone el marco de las 4C del branding 360: coherencia, cultura, comunidad y comercio. Sostiene que “un branding 360 que no se traduce en impacto comercial termina siendo solo un ejercicio estético. El verdadero reto es inspirar tanto como vender”.
El análisis revela que la integración de valores, cultura y consistencia es clave para que las marcas generen confianza y dejen una huella duradera en mercados saturados.












