Susan Boyle, la revelación de canto que surgió de la nada en el programa londinense “Brintan’s got talent”, se prepara ahora para la gran final del concurso. Se dice que Demi Moore, una de sus muchísimas fans, viajará a Londres para apoyarla en la gran final. Para la semifinal de la semana pasada, la mitad de los televidentes británicos se pegó a la pantalla para verla. <br />
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Ella es, ciertamente, favorita para ganar el concurso, pero lo gane o no, con toda seguridad será solicitada por anunciantes que buscarán aprovechar algo de su magia para sus productos. <br />
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A pesar de un reciente amago de “puesta a punto” (es una mujer de pueblo, 48 años, con un ligero atraso y ningún tipo de cuidado estético) sigue siendo la misma sensación como cantante que sorprendió a los jueces en su primera audición con una asombrosa interpretación de “soñé un sueño” del musical Les Misérables, y que luego atrajo en YouTube a una audiencia de 60 millones. <br />
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Pero ningún acuerdo puede sellarse hasta que no haya terminado el show del sábado. La intriga, sin embargo, es qué marcas podrán estar interesadas en firmar contrato con una escocesa cuarentona que vive en un pueblo diminuto, voluntaria de la iglesia local y que dice que jamàs fue besada? <br />
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Seguramente no va a ser la cara de ropa de marca ni perfumes ni productos de belleza. Su atractivo está, justamente, en ser una persona del común, razón por la cual tanta gente se conecta tan bien con ella. Es ideal para las marcas sólidas, poco glamorosas y honestas que son brillantes en lo suyo. Según opinión de algunos publicitarios, ella podría ser ideal para marcas con exterior poco glamoroso pero excelente contenido. Porque eso es ella: la primera impresión que se tuvo de ella cuando se presentó a cantar por primera vez en el concurso fue que ése no era su lugar. Luego comenzó a cantar y generó sorpresa en todos quienes la escucharon. Las marcas ideales, entonces, son aquellas que tienen un exterior poco agradable. <br />
Anunciantes tras Susan Boyle
La revelación del programa musical británico es ya una figura de reconocimiento mundial. Se dice que hay marcas esperando la final para poder proponerle acuerdos de publicidad.