Eso es lo que sugiere un analista del Barclays Bank en un informe reciente. Es probable que los consumidores no quieran comprar e-books si pueden sacarlos de la biblioteca sin pagar un centavo.
“A medida que los usuarios de lectores electrónicos se familiarizan cada vez más con el sistema gratuito de la biblioteca, y las bibliotecas reducen la fricción asociada con sacar e-books en préstamo, creemos que podría reducirse el ingreso por contenido digital en Amazon”, dijo el analista de Barclays Anthony DiClemente.
La pregunta entonces es si Amazon, el descomunal retailer podría de verdad verse amenazado por la biblioteca del barrio, una institución centenaria conocida por estanterías con olor a viejo y la imposición de hacer silencio. La respuesta es compleja. Mucho dependerá de si las librerías y las editoriales pueden limar asperezas que hasta ahora han limitado la selección de e-books disponibles para préstamo.
Hasta ahora, las bibliotecas coexistieron armoniosamente con las librerías físicas. La gente que quería leer los últimos bestsellers los compraban en lugar de buscarlos en una biblioteca. Las bibliotecas serían más como complemento, especialmente para la gente que no podía permitirse comprar libros nuevos. ¿Por qué debería ser diferente la dinámica en la era digital?
“Creo que Amazon seguirá siendo fuerte durante un tiempo”, opina Carrie Russell, a cargo de los temas de derechos de autor en libros digitales de la American Library Association. “Como los clientes de Amazon pueden cargar e-books junto con casi cualquier otra cosa, su servicio es mucho más indispensable”.
A primera vista, las bibliotecas parecen estar manejándose muy bien con los libros digitales, según una encuesta de la American Library Association. Hasta personas que no tienen un lector electrónico toman prestados Kindles, Nooks ou otros dispositivos similares.
La conveniencia de descargar libros electrónicos es discutible. Muchas bibliotecas dejan que la gente lo haga desde su casa. Otras exigen una visita personal a la biblioteca. El procedimiento puede ser un poco complicado para algunos porque las bibliotecas a veces tienen muchos catálogos de e-books. Pero la dificultad más grande que tienen todas las bibliotecas es que tienen una selección muy pequeña de títulos. Y eso se debe, en la mayoría de los casos, a que no tienen dinero para comprar libros digitales.
Las editoriales, temerosas de que la venta de e-books a bibliotecas dañará las ventas al público general, han sembrado el camino de obstáculos. Algunas suben el precios, otras ponen sólo una cantidad limitada de títulos en venta y otras más demoran la disponibilidad hasta semanas después de sacar un título al mercado.