domingo, 22 de diciembre de 2024

Al sol con la Coca y el Fernet

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La Coca Sarli. Es la Coca Sarli. Ni más ni menos que Isabel “La Coca” Sarli.

<p>La agencia, Madre, mientras tanto descansa unos minutos al sol, rodeado de Cocas y tomando sus fernets con coca. <br />
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“Estamos con lanzamientos en simultáneo como nunca antes”, dice Carlos Bayala. <br />
Al trabajo de 1882 hay que sumarle hoy el lanzamiento de Nextel “El sonido del éxito”; Mamá Lucchetti; la campaña de las Cédulas Hipotecarias del Banco Hipotecario (una de las piezas publicitarias más bizarras de los últimos tiempos, pero efectiva); y la campaña para los brownies Exquisita, donde sonríe el edificio. <br />
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Es esta última la que llama más la atención. Es el mismo producto, mismo target, mismas características que la competencia, mismo todo… “Es un polvo, nada más”, dice Bayala. Y sin embargo, de ese palo enjabonado al que es tan difícil agarrarse, sube la idea del edificio que sonríe. <br />
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Por eso pega, por eso gusta, por eso vende. <br />
Por eso la Coca Sarli –ni más ni menos que la Coca Sarli- sale de su auto-reclusión para visitar lo que se llamó su homenaje, pero que no deja de ser una pieza publicitaria. <br />
Porque la creatividad gusta; porque las ideas venden. <br />
Por ahí andan las marcas que todavía no lo ven, soñando con un día de sol que nunca les llegará.</p>
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<p><em>Por Patricio Cavalli<br />
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La mujer ampulosa, deificada, ilusa, de aquel &ldquo;usted me confunde&rdquo; lanzado entre las voluptuosidades provocadoras a las que cualquier hombre (y seguramente muchas mujeres) deben haberle dedicado algunas de sus mejores horas de enso&ntilde;aci&oacute;n. <br />
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Ah&hellip; la Coca. Que aura de respeto se lleva la Coca hoy, desde todos los que la ven. <br />
Ah&iacute; estaba la Coca Sarli, visitando el homenaje que le hizo el Fernet 1882 en el paseo de la Floralis Generica de Palermo. &iquest;D&oacute;nde m&aacute;s podr&iacute;a haberse instalado un homenaje a la Coca Sarli si no all&iacute;? (Tal vez en el Planetario, a fin de cuentas le hizo ver las estrellas a m&aacute;s de uno).<br />
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Ah&iacute; est&aacute; la Coca (y esa que pas&oacute; a visitarla tambi&eacute;n es Marta Minuj&iacute;n) rodeando con sus mil ochocientas ochenta y dos efigies la Floralis Generica en esta tarde de sol: en una est&aacute; parada posando como venus griega (pero no es una venus griega de m&aacute;rmol, esta es una morocha caliente y de carne y hueso); y otra foto est&aacute; acostada con un vaso de fernet en la mano. <br />
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Sonr&iacute;e Jos&eacute; &ldquo;Pepe&rdquo; Porta en el lanzamiento de su bebida Fernet 1882 (se dice &ldquo;dieciocho ochenta y dos&rdquo;) en Buenos Aires. <br />
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Rodeado de lo que &eacute;l define como su &ldquo;<em>dream team</em>&rdquo;, Carlos y Gabriela Bayala de la agencia Madre y Fernando Moiguer de I+E Consultores, Porta lo dijo fuerte y claro &ldquo;Los porte&ntilde;os no saben bien c&oacute;mo tomar fernet (tiene raz&oacute;n) y queremos que lleguen a amarlo como nosotros&rdquo;. <br />
Dif&iacute;cil. <br />
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C&oacute;rdoba es hoy la capital mundial del fernet. Y 1882, la marca desafiante. La que entendi&oacute; desde el principio que para desafiar al l&iacute;der de mercado, lo que ten&iacute;a que hacer era no desafiar al l&iacute;der de mercado. <br />
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&ldquo;Lo respetamos, lo admiramos, ni nos metemos con &eacute;l&rdquo;, me dijeron Bayala y Moiguer en la entrevista que les hice para Mercado cuando el fernet sali&oacute; a la calle en C&oacute;rdoba. <br />
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En ese momento, mientras 1.882 delfines adornaban los canales de la ciudad o 1.882 efigies de Recalde rodeaban las lomas de entrada a la ciudad, la campa&ntilde;a descollaba, pero todav&iacute;a quedaban dudas sobre si la estrategia funcionar&iacute;a. A fin de cuentas el consumidor es un rey caprichoso.<br />
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Los que en nuestro siempre odioso rol de periodistas firmamos notas que cerraban &ldquo;Resta saber ahora si lo logran&rdquo;, sentimos &ndash;dig&aacute;moslo de una vez-, que la llegada de 1882 a Buenos Aires era una respuesta. <br />
Pero es m&aacute;s que eso. La llegada de 1882 a Buenos Aires es adem&aacute;s una se&ntilde;al de c&oacute;mo el empresariado argentino del &ldquo;interior del pa&iacute;s&rdquo; (un t&eacute;rmino detestable, a fin de cuentas del otro lado entonces queda el &ldquo;exterior&rdquo; del pa&iacute;s) est&aacute; generando infraestructuras de negocios que comienzan a invertir la ecuaci&oacute;n de comercio. <br />
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Buenos Aires no es m&aacute;s el centro &uacute;nico de innovaci&oacute;n, creatividad o poder industrial y comercial que siempre crey&oacute; ser. Apariciones como las de 1882 (una peque&ntilde;a muestra, desde ya, pero v&aacute;lida), dejan ver un camino irreversible de empresas del &ldquo;interior&rdquo; (y dale con el &ldquo;interior&rdquo;) avanzando sobre el dominio comercial de la Capital Federal. <br />
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Son empresas como Porta y su dream team (una asociaci&oacute;n de mentes privilegiadas del marketing) las que posiblemente diriman el tanteador de qui&eacute;n es grande y qui&eacute;n es chico, qui&eacute;n innova y qui&eacute;n se queda atr&aacute;s, en el futuro. <br />
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