La renuncia de Vikram Pandit, CEO de Citigroup luego de una larga disputa con el directorio sobre una serie de reveses y equivocaciones sorprendió a Wall Street. Luego de cinco años en el mando, el valor de la acción de Citi se desplomó de US$510,50 a US$37,25—un retroceso de 89%.
Activistas en los directorios
Los activistas son accionistas dispuestos, precisamente, a actuar. Integran los directorios de grandes empresas y descabezan gerentes generales cuando a su criterio éstos no hacen las cosas bien. Resultado: el cargo de CEO es hoy mucho más vulnerable.
Por otro lado las acciones de JPMorgan y HSBC se mantuvieron relativamente estables en el mismo período. La incapacidad del grupo de pasar con éxito las pruebas de resistencia del banco de la Reserva Federal sumada al anuncio de que las ganancias del tercer trimestre serían mucho más bajas que las del año pasado, indicaron a los miembros del directorio que era hora de que el CEO se fuera.
Pero también otros CEO cuyos resultados financieros no fueron tan negativos como los del Citi fueron destituidos por sus directorios. Los inversionistas activistas reforzaron su participación a causa de la caída en las valuaciones. Trian Fund Management, el fondo activista manejado por Nelson Peltz, tomó una participación de 7,1% en el conglomerado industrial Ingersoll-Rand en mayo de este año.
Pershing Square, manejado por Bill Ackman, instauró una nueva lista de directores en Canadian Pacific Railway. Y Elliot Management llevó adelante una campaña de agitación para la venta de BMC Software, en la que tiene una participación de 6,5%. Ackman, también acumuló una posición de US$ 2.000 millones en Procter & Gamble. Aunque no ha hecho públicas sus intenciones, sus acciones sugieren que desea sacar al CEO de P&G Bob McDonald.
El grupo de productos para el consumo cotidiano hace tiempo que está en problemas. Bob McDonald es CEO desde hace tres años y en los dos últimos el precio de las acciones apenas subió. Por otro lado, las acciones de Unilever y Colgate-Palmolive crecieron 18% y 27%, respectivamente.
Ackman cree que McDonald no manejó bien la compañía y desperdició oportunidades. También insiste en más recortes de costos. Sin embargo, con una capitalización de mercado de más de US$179.000 millones, P&G es una ballena difícil de arrastrar hasta la costa. La participación de Pershing Square, de US$2.000 millones, o sea casi 1%, no va a tener el mismo poder que si9 la empresa fuera más chica. Pero siempre existe la posibilidad de que atraiga a otros activistas para llevar adelante su causa.
Cuando los activistas toman posiciones de inversión en las empresas señaladas, por lo general llegan las exigencias. Navistar International capituló ante los inversores conducidos por Carl Icahn de Icahn Capital y nombró en el directorio a dos personas de Icahn. Relational Investors, con sede en San Diego y manejado por Ralph Whitworth, agitó las aguas hasta que logró cambios en muchas grandes corporaciones, como Genzyme y Home Depot.
No todos los activistas se proponen comenzar una lucha por las sillas del directorio o un cambio en el control gerencial. El fondo de cobertura de Barry Rosenstein, Jana Partners LLC, quien tomó una posición en Charles River Laboratories dijo al Wall Street Journal que obtiene mejores resultados de los CEO cuando no los exponen al escarnio público