Tenemos un gran producto o servicio. O ambos. Nuestro empaque, sitio de Internet y eslogan funcionan bien. Pero eso no es suficiente. Para ser una marca, debemos tener una historia que contar. Como emprendedor podemos sentir que la historia de cómo se fundó el negocio, aquella que nos quita el sueño, es única. Y puede ser que sea cierto.
Sin embargo, la historia de nuestra marca debe tomar esa experiencia personal y combinarla con la misión de la compañía para hacer que los clientes e inversionistas se interesen. ¿Qué historias son las que se buscan?
HISTORIA #1: “La manera de hacer las cosas tenía que cambiar”
Solía ser suficiente con ser el más rápido, el más barato, el más algo. Ahora, las compañías hablan en términos disruptivos; una palabra que se ha usado demasiado, sin duda, aunque existe una razón detrás de esto. Si decimos que cambiamos el mercado, que quebramos esquemas, estamos diciendo que la forma en la que hacemos las cosas es tan efectiva que ha obligado a la competencia a cambiar sus procesos. Esta es una afirmación muy poderosa. Y a los consumidores les gustan los líderes. Como disruptoros debemos estar dispuestos a empezar negocios que las demás personas consideraron una locura. La idea de Uber sonaba disparatada, ¿clientes subiendo a automóviles de completos desconocidos en lugar de llamar a un taxi? Hoy es una empresa que vale miles de millones de dólares. Una historia convincente sobre cómo y porqué las cosas tenían que cambiar y qué hizo nuestra empresa para empujar ese cambio.
HISTORIA #2: “No existía nada como esto, así que lo creamos”
Quizá la historia más común detrás de las marcas: lo quería, no lo encontré, lo creé. Funciona porque es tan sencilla que muchos se identifican con ella. Hay un punto a favor para esta historia: se puede contar inclusive si antes que nuestro producto ya existía algo similar. ¿Por qué? Porque se trata de nuestro producto, llegando a tu nicho. Este tipo de historias, además, apunta a lo que muchos consumidores piensan sobre las empresas innovadoras: que supieron leer las necesidades de muchas personas y apostaron a que podían solucionarlas. Nada es más motivador para un consumidor que saber la historia detrás del producto que cada día le hace la vida más fácil.
HISTORIA #3: “Nuestros clientes nos respetan”
Es otro de los prototipos clásicos de historia, pero que vio potenciado por el auge de las redes sociales. Cada consumidor con acceso a internet es hoy en día un embajador ad honorem de la marca, así que su opinión es más importante que nunca. La diferencia es que además de una reseña o crítica, las personas buscan una historias detrás de esa reseña. Cómo un producto o servicio cambio la vida de una persona particular, en un momento particular de su vida y contada en primera persona es una herramienta muy poderosa. Si esa persona es además un influencer el efecto se duplica.