Una Ferrari de US$ 675.000, sólo para coleccionistas

Se llama Enzo, como el fundador de la marca, cuesta US$ 675.000, lleva un motor V-12 de 660 caballos y puede alcanzar 300 km por hora. Pero muy pocos accederán a este auto, porque la Ferrari fabricó menos de 400. Además, dicen que es feo.

28 enero, 2003

La Ferrari Enzo es el cuarto modelo de edición limitada que entrega la
fábrica y empieza a distribuirse este mes entre los 399 compradores -previamente
seleccionados entre un número cinco veces mayor-, que debieron pagar €
150.000 de anticipo al momento de colocar la orden. Es decir, hace seis meses.
En realidad, la cantidad original era 349, pero presiones de los 33 concesionarios
existentes en Estados Unidos -donde se colocaron noventa- hicieron agregar cincuenta.

Por supuesto, el Enzo es el auto más caro y veloz en plaza, exceptuando
coches de carrera, a medida y prototipos. Desde 1984 y con intervalos irregulares,
la planta de Maranello produce una edición especial, limitada, de máquinas
cuyas matrices derivan a la Fórmula 1. Esta cuarta edición, presentada
por Lucca Montezemolo -presidente de la Ferrari- en la muestra anual de París
(septiembre), sigue al 288 GTO de 1984, el F40 de 1987 y el FS50 de 1995.

A diferencia de otras áreas del grupo Fiat, esta división viene
expandiéndose y su rentabilidad se ha cuadruplicado en la década
1993-2002. El año último tuvo ingresos por € 1.100 millones
y vendió 7.500 unidades, incluyendo Maserati, comprada en 1997. Según
Montezemolo, "Enzo es nuestro producto más relevante en muchos años",
aunque ni el propio directivo lo calificaría de bonito.

"Es feo, horriblemente feo", sostiene Brock W.Yates, editor externo
de la revista Car & Driver. Sus colegas franceses, ingleses y alemanes coinciden.
"No. Es radical, agresivo, único", replica John Carnicero,
un operador financiero de Washington, que espera recibir su Enzo recién
para marzo. Entretanto, hace -como otros clientes- un curso para manejar semejante
"avión", en un país donde no se puede conducir a más
de 90 km/h en ruta.

Este especulador eligió rojo en una gama de sólo tres colores
-los otros son negro y amarillo-, sin combinaciones. Carnicero tiene ya las
tres Ferrari anteriores, entre ellas la cupé Barchetta 550 (edición
limitada 2001), que le costó US$ 273.000. El diseño del Enzo se
debe a la firma Pininfarina, también del grupo Fiat. Siguiendo las líneas
de un F1, la carrocería carece de gracia pero el conjunto contiene casi
todas las características de los coches de carrera, más adicionales
para hacer este modelo más estable y fácil de frenar.

La cabina carece de "atractivos fáciles" tipo estéreo,
alfombra, aire acondicionado o ventanillas eléctricas. "Es un auto
Zen", dicen en la Ferrari. Los asientos, agregados a medida del comprador,
son rígidos y están cubiertos de una delgada capa de cuero natural.
El volante es casi una botonera, exactamente como en un F1. El motor tiene caja
de seis velocidades (Magnetti Marelli, otra unidad Fiat) y emplea un mecanismo
de cambios electrohidráulico, activado mediante paletas que se ubican
detrás de la columna de dirección.

Eventualmente, algún Enzo aparecerá en manos de revendedores
especializados en piezas exóticas y remates para coleccionistas. Así
ha ocurrido en EE.UU. con ediciones anteriores, por ejemplo las F50 que han
obtenido hasta US$ 800.000 en Florida y California, contra un precio original
de 480.000. Ocurre que estos "especiales" Ferrari tienden a repreciarse
con el tiempo, máxime porque el dólar mismo viene desvalorizándose
desde hace quince años. Son, por ende, excelentes "colocaciones
duras" y funcionan como respaldo para inversores y otros agentes de la
economía financiera. Al contrario de los cuadros impresionistas -inflados
en 1986/90 a niveles imposibles por banqueros japoneses que los usaban como
activos de sustento-, la recesión todavía no los afecta.

La Ferrari Enzo es el cuarto modelo de edición limitada que entrega la
fábrica y empieza a distribuirse este mes entre los 399 compradores -previamente
seleccionados entre un número cinco veces mayor-, que debieron pagar €
150.000 de anticipo al momento de colocar la orden. Es decir, hace seis meses.
En realidad, la cantidad original era 349, pero presiones de los 33 concesionarios
existentes en Estados Unidos -donde se colocaron noventa- hicieron agregar cincuenta.

Por supuesto, el Enzo es el auto más caro y veloz en plaza, exceptuando
coches de carrera, a medida y prototipos. Desde 1984 y con intervalos irregulares,
la planta de Maranello produce una edición especial, limitada, de máquinas
cuyas matrices derivan a la Fórmula 1. Esta cuarta edición, presentada
por Lucca Montezemolo -presidente de la Ferrari- en la muestra anual de París
(septiembre), sigue al 288 GTO de 1984, el F40 de 1987 y el FS50 de 1995.

A diferencia de otras áreas del grupo Fiat, esta división viene
expandiéndose y su rentabilidad se ha cuadruplicado en la década
1993-2002. El año último tuvo ingresos por € 1.100 millones
y vendió 7.500 unidades, incluyendo Maserati, comprada en 1997. Según
Montezemolo, "Enzo es nuestro producto más relevante en muchos años",
aunque ni el propio directivo lo calificaría de bonito.

"Es feo, horriblemente feo", sostiene Brock W.Yates, editor externo
de la revista Car & Driver. Sus colegas franceses, ingleses y alemanes coinciden.
"No. Es radical, agresivo, único", replica John Carnicero,
un operador financiero de Washington, que espera recibir su Enzo recién
para marzo. Entretanto, hace -como otros clientes- un curso para manejar semejante
"avión", en un país donde no se puede conducir a más
de 90 km/h en ruta.

Este especulador eligió rojo en una gama de sólo tres colores
-los otros son negro y amarillo-, sin combinaciones. Carnicero tiene ya las
tres Ferrari anteriores, entre ellas la cupé Barchetta 550 (edición
limitada 2001), que le costó US$ 273.000. El diseño del Enzo se
debe a la firma Pininfarina, también del grupo Fiat. Siguiendo las líneas
de un F1, la carrocería carece de gracia pero el conjunto contiene casi
todas las características de los coches de carrera, más adicionales
para hacer este modelo más estable y fácil de frenar.

La cabina carece de "atractivos fáciles" tipo estéreo,
alfombra, aire acondicionado o ventanillas eléctricas. "Es un auto
Zen", dicen en la Ferrari. Los asientos, agregados a medida del comprador,
son rígidos y están cubiertos de una delgada capa de cuero natural.
El volante es casi una botonera, exactamente como en un F1. El motor tiene caja
de seis velocidades (Magnetti Marelli, otra unidad Fiat) y emplea un mecanismo
de cambios electrohidráulico, activado mediante paletas que se ubican
detrás de la columna de dirección.

Eventualmente, algún Enzo aparecerá en manos de revendedores
especializados en piezas exóticas y remates para coleccionistas. Así
ha ocurrido en EE.UU. con ediciones anteriores, por ejemplo las F50 que han
obtenido hasta US$ 800.000 en Florida y California, contra un precio original
de 480.000. Ocurre que estos "especiales" Ferrari tienden a repreciarse
con el tiempo, máxime porque el dólar mismo viene desvalorizándose
desde hace quince años. Son, por ende, excelentes "colocaciones
duras" y funcionan como respaldo para inversores y otros agentes de la
economía financiera. Al contrario de los cuadros impresionistas -inflados
en 1986/90 a niveles imposibles por banqueros japoneses que los usaban como
activos de sustento-, la recesión todavía no los afecta.

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