Un segmento típico del mundo desarrollado:
el que rechaza los productos de origen animal

Desde pequeñas Erica Kubersky y su hermana Sarah son vegetarianas a ultranza, o sea que no consumen ningún producto de origen animal. Esa afición – o aversión -- dio origen a un próspero negocio: venta de artículos, si se quiere, “vegetarianos”.

5 noviembre, 2004

MooShoes es el nombre de la boutique en el bajo Manhattan donde todos aquellos que por motivos de conciencia o de gusto rechazan el cuero verdadero, pueden comprar artículos cuya confección no exigió matar animal alguno: zapatos y carteras de microfibra, de lona, de plástico.

Cada vez más los diseñadores en Estados Unidos advierten que mucha gente no compra artículos fabricados con materia prima animal. Así, muchos locales ofrecen ahora mercadería cuya etiqueta dice “sin crueldad”. Pangea en Rockville, Maryland, vende zapatos, carteras y billeteras que denomina “vegan” (en inglés la palabra vegan se usa para vegetarianos a ultranza, o sea quienes tampoco consumen ni leche ni queso ni huevos ni pescado).

El sitio web “Vegan Essentials” ofrece carteras y zapatos de cáñamo. Vans, una conocida zapatillería, incluye ahora calzado deportivo “vegan” en su línea de productos. Y Stella McCartney, reconocida activista por los derechos de los animales, imprime en los zapatos de su colección la leyenda: “adecuado para vegetarianos”.

Los productos Vegan son comprados no solamente por los 6 millones de estadounidenses que se llaman vegetarianos sino también por muchos compradores atraídos por precios entre 60% y 75% más baratos que el cuero. El notable aumento de la demanda llevó a Earth Shoes a sacar 15 modelos vegan este año. Vern Aisner, director de marketing de la compañía, explica que no solamente le están vendiendo a los vegetarianos, sino también a todos los que son atraídos por sus modelos y sus precios.

MooShoes es el nombre de la boutique en el bajo Manhattan donde todos aquellos que por motivos de conciencia o de gusto rechazan el cuero verdadero, pueden comprar artículos cuya confección no exigió matar animal alguno: zapatos y carteras de microfibra, de lona, de plástico.

Cada vez más los diseñadores en Estados Unidos advierten que mucha gente no compra artículos fabricados con materia prima animal. Así, muchos locales ofrecen ahora mercadería cuya etiqueta dice “sin crueldad”. Pangea en Rockville, Maryland, vende zapatos, carteras y billeteras que denomina “vegan” (en inglés la palabra vegan se usa para vegetarianos a ultranza, o sea quienes tampoco consumen ni leche ni queso ni huevos ni pescado).

El sitio web “Vegan Essentials” ofrece carteras y zapatos de cáñamo. Vans, una conocida zapatillería, incluye ahora calzado deportivo “vegan” en su línea de productos. Y Stella McCartney, reconocida activista por los derechos de los animales, imprime en los zapatos de su colección la leyenda: “adecuado para vegetarianos”.

Los productos Vegan son comprados no solamente por los 6 millones de estadounidenses que se llaman vegetarianos sino también por muchos compradores atraídos por precios entre 60% y 75% más baratos que el cuero. El notable aumento de la demanda llevó a Earth Shoes a sacar 15 modelos vegan este año. Vern Aisner, director de marketing de la compañía, explica que no solamente le están vendiendo a los vegetarianos, sino también a todos los que son atraídos por sus modelos y sus precios.

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