Todo más chico, desde autos hasta latas de refrescos

La reducción de tamaño es un fenómeno que se difunde en las más diversas líneas de negocios, desde automóviles hasta restaurantes y bebidas, especialmente gaseosas. Esto último podría interpretarse como consecuencia de la lucha contra la obesidad.

10 abril, 2006

La razón que normalmente se esgrime para explicar por qué se cambia de envase — especialmente si se pregunta a los fabricantes de refrescos – es dar a los consumidores una opción más para aumentar la probabilidad de satisfacer cualquier necesidad que puedan tener en un momento determinado.

El año pasado Coca-Cola ofreció al público una nueva presentación, en mini-lata, de su Coca-Cola Classic, Diet Coke, Sprite y Barq’s Root Beer. La razón, según Stephanie Baxter, gerente de comunicaciones, era responder a una demanda de los consumidores. “La gente ahora está controlando mucho más las cantidades de lo que ingiere y se resiste a comprar latas con tanta cantidad de bebida (las actuales tienen 355ml). Por eso la nueva mini lata tiene sólo 236ml”.

PepsiCo, en la misma línea, ofrece ahora Pepsi, Diet Pepsi y Mountain Dew en lata pequeña. Otra empresa de bebidas gasificadas, Shasta Beverages, usa mini latas para su línea de gaseosas descafeinadas Shasta Shortz, pensadas para el mercado infantil.

También está Joint Juice, que en los últimos meses transformó una botella de 325 ml en una latita mini. La bebida está pensada para gente mayor y uno de sus componentes tiene como objetivo aliviar dolores en articulaciones.

Robert Warren, director del Asper Centre for Entrepreneurship de la Universidad de Manitoba en Winnipeg, dice que la reducción de tamaño (“downsizing”) es un fenómeno que se difunde en las más diversas líneas de negocios, desde automóviles hasta restaurantes. En el sector bebidas, dice, la tendencia decididamente se está alejando de aquella mentalidad “cuanto más grande mejor”. Confía, además, en que hay una fuerte correlación entre el éxito del documental “Super Size Me”, aquel de 2004 en el cual el productor y protagonista no comió otra cosa que alimentos McDonald’s y engordó más de 10 Kg en cuestión de semanas. “Creo que los fabricantes de gaseosas ya venían pensando en el concepto de downsizing antes de que saliera la película, pero una vez que vieron la reacción de los consumidores, decidieron actuar más rápido”, dice. Según Warren, los consumidores de hoy en día buscan reducir la cantidad de calorías y cafeína que consumen, y lo hacen a través de mini raciones.

Otra empresa que se sumó a la tendencia fue Molson Canada, fabricante de cerveza. En el último año sacó dos de sus marcas de más venta envasadas en delgadas latas de 236ml y la recepción del público, dice la empresa, fue excepcional.

Queda por ver hasta dónde se puede reducir el tamaño de las latas. Coca-Cola ofrece actualmente una de 125ml en el Reino Unido. Alcanza sólo para unos pocos sorbos, según el tamaño de la boca. Si la demanda es buena, la idea tal vez viaje hacia otras latitudes, especialmente a Estados Unidos.

La razón que normalmente se esgrime para explicar por qué se cambia de envase — especialmente si se pregunta a los fabricantes de refrescos – es dar a los consumidores una opción más para aumentar la probabilidad de satisfacer cualquier necesidad que puedan tener en un momento determinado.

El año pasado Coca-Cola ofreció al público una nueva presentación, en mini-lata, de su Coca-Cola Classic, Diet Coke, Sprite y Barq’s Root Beer. La razón, según Stephanie Baxter, gerente de comunicaciones, era responder a una demanda de los consumidores. “La gente ahora está controlando mucho más las cantidades de lo que ingiere y se resiste a comprar latas con tanta cantidad de bebida (las actuales tienen 355ml). Por eso la nueva mini lata tiene sólo 236ml”.

PepsiCo, en la misma línea, ofrece ahora Pepsi, Diet Pepsi y Mountain Dew en lata pequeña. Otra empresa de bebidas gasificadas, Shasta Beverages, usa mini latas para su línea de gaseosas descafeinadas Shasta Shortz, pensadas para el mercado infantil.

También está Joint Juice, que en los últimos meses transformó una botella de 325 ml en una latita mini. La bebida está pensada para gente mayor y uno de sus componentes tiene como objetivo aliviar dolores en articulaciones.

Robert Warren, director del Asper Centre for Entrepreneurship de la Universidad de Manitoba en Winnipeg, dice que la reducción de tamaño (“downsizing”) es un fenómeno que se difunde en las más diversas líneas de negocios, desde automóviles hasta restaurantes. En el sector bebidas, dice, la tendencia decididamente se está alejando de aquella mentalidad “cuanto más grande mejor”. Confía, además, en que hay una fuerte correlación entre el éxito del documental “Super Size Me”, aquel de 2004 en el cual el productor y protagonista no comió otra cosa que alimentos McDonald’s y engordó más de 10 Kg en cuestión de semanas. “Creo que los fabricantes de gaseosas ya venían pensando en el concepto de downsizing antes de que saliera la película, pero una vez que vieron la reacción de los consumidores, decidieron actuar más rápido”, dice. Según Warren, los consumidores de hoy en día buscan reducir la cantidad de calorías y cafeína que consumen, y lo hacen a través de mini raciones.

Otra empresa que se sumó a la tendencia fue Molson Canada, fabricante de cerveza. En el último año sacó dos de sus marcas de más venta envasadas en delgadas latas de 236ml y la recepción del público, dice la empresa, fue excepcional.

Queda por ver hasta dónde se puede reducir el tamaño de las latas. Coca-Cola ofrece actualmente una de 125ml en el Reino Unido. Alcanza sólo para unos pocos sorbos, según el tamaño de la boca. Si la demanda es buena, la idea tal vez viaje hacia otras latitudes, especialmente a Estados Unidos.

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