Su personalidad por escrito
Dicen que el pez por la boca muere. Para que una empresa no muera por la boca, quien redacta las comunicaciones empresarias debe pararse a considerar la forma de su prosa y la personalidad que va a transmitir a través de las palabras.
Lo que ocurre en las comunicaciones empresariales transmite no sólo la personalidad de la persona que escribe sino la personalidad de toda la organización. Obviamente no hay ninguna voz mágica que guste a todo el mundo. Hay quienes interpretarán sus palabras como sinceras mientras para otros suenan a descaro.
Ninguna personalidad, puesta sobre el papel, puede ayudar a concretar un negocio con todas las personas, todas las veces. Sin embargo, como la voz que se estampa sobre el papel ( o la pantalla de la computadora si hablamos de e-mail) tiene un impacto fuerte, es conveniente pararse a pensar un poco en la personalidad de la prosa. En primer lugar, hay que asegurarse de que coincida con la imagen de su empresa y la de su mercado objetivo.
Por lo general, quienes asesoran a los empresarios sobre cómo llevar adelante sus relaciones con los medios publicitarios y cómo dar más eficacia a sus mensajes, coinciden en sus consejos.
Muchas dicen que a veces, el uso de palabras que son características de una persona puede dar al mensaje un sello personal que lo haga más memorable, aunque no se trate de palabras de uso corriente en los negocios. Eso puede dar a las comunicaciones un sello personal y hacer más recordable el mensaje.
También se recomienda el uso de palabras cortas y simples en lugar de equivalentes más largos y complicados. Las palabras largas o raras sólo logran más pomposidad que muchas veces se interpretan como esnobismo y engreimiento. “Recibir”, por ejemplo, es más corta y fácil que “recepcionar”. Y por si eso fuera poco es la única correcta de las dos.
Dirigirse al lector en forma directa (de usted o de vos, según el caso) es siempre más efectivo que la forma impersonal.
La utilización del humor es extremadamente riesgosa cuando se quiere vender. Lo que a uno le causa gracia, a otro puede ofender, o simplemente parecer una tontería.
Lo que ocurre en las comunicaciones empresariales transmite no sólo la personalidad de la persona que escribe sino la personalidad de toda la organización. Obviamente no hay ninguna voz mágica que guste a todo el mundo. Hay quienes interpretarán sus palabras como sinceras mientras para otros suenan a descaro.
Ninguna personalidad, puesta sobre el papel, puede ayudar a concretar un negocio con todas las personas, todas las veces. Sin embargo, como la voz que se estampa sobre el papel ( o la pantalla de la computadora si hablamos de e-mail) tiene un impacto fuerte, es conveniente pararse a pensar un poco en la personalidad de la prosa. En primer lugar, hay que asegurarse de que coincida con la imagen de su empresa y la de su mercado objetivo.
Por lo general, quienes asesoran a los empresarios sobre cómo llevar adelante sus relaciones con los medios publicitarios y cómo dar más eficacia a sus mensajes, coinciden en sus consejos.
Muchas dicen que a veces, el uso de palabras que son características de una persona puede dar al mensaje un sello personal que lo haga más memorable, aunque no se trate de palabras de uso corriente en los negocios. Eso puede dar a las comunicaciones un sello personal y hacer más recordable el mensaje.
También se recomienda el uso de palabras cortas y simples en lugar de equivalentes más largos y complicados. Las palabras largas o raras sólo logran más pomposidad que muchas veces se interpretan como esnobismo y engreimiento. “Recibir”, por ejemplo, es más corta y fácil que “recepcionar”. Y por si eso fuera poco es la única correcta de las dos.
Dirigirse al lector en forma directa (de usted o de vos, según el caso) es siempre más efectivo que la forma impersonal.
La utilización del humor es extremadamente riesgosa cuando se quiere vender. Lo que a uno le causa gracia, a otro puede ofender, o simplemente parecer una tontería.
