¿Qué busca Microsoft? ¿Yahoo o su software gratuito?

Hace 25 años, el lema “información gratis” inició una etapa de noticias, entretenimiento y comunicaciones personales que fluían por Internet sin cargo. Ahora se trata de “software gratis” o, como dicen en Silicon Valley, “servicios a cero dólar”.

11 febrero, 2008

Creciente número de usuarios paga exactamente nada. En la nueva fase de internet, la gente accede a una serie de aplicaciones gratuitas, desde e-mail hasta programas para procesar textos, juegos y transacciones financieras. Son funciones que corren en grandes, remotos centros de datos compartidos. Se solventan mirando avisos, no pagando en efectivo.

Si bien estas prestaciones lleva ya bastante tiempo, su veloz adopción es un factor clave pero no manifiesto que explica la oferta hostil por US$ 44.600 millones –que podría alcanzar 51.100 millones- de Microsoft para quedarse con Yahoo. El objeto de la adquirente es la vasta red de la potencial adquirida (información, búsquedas, publicidad, etc.), capaz de competir con Google, una vez absorbida por Microsoft.

Pero una fusión también le permitiría a la empresa de Bill Gates adoptarse un universo de software de bajo costo centrado en internet. La amplia base usuaria de Yahoo y la estructura que la compradora necesita para cambiar el método de distribuir y cobrar –o no- sus servicios.

“Microsoft hace dinero vendiendo licencias a millones para instalar programas en las PC”, puntualiza Nicholas Carr (ex “Harvard Business Review”), experto en la llamada tecnología de enjambres. Esta innovación va en vías de desempeñar papel protagónico. “Gran parte de lo que uno precisa en internet es gratis. Esto significa –deduce el analista- que el modelo de Microsoft tiene los días contados”.

Por el momento, ese desenlace parece lejano: los ingresos del gigante, US$ 51.000 millones en 2007 no parecen ser aún afectados. La compañía sostiene que nunca le fue mejor y que su sistema Office marca récords de aceptación. Pero, al mismo tiempo, la firma baja precios. Hace varios meses, empezó a ofrecer a sus clientes normales una versión de sofware para estudiantes y docentes que cuesta U$S 120, no los 300 habituales.

Naturalmente, el grueso de las utilidades proviene de ventas a empresas e instituciones que, a diferencia de los particulares, tardan en adaptarse a cambios o sistemas cuyos componentes patentados no están en los centros de las compañías. Pero aun esos usuarios son bombardeados en internet por competidores de bajos costos, inclusive la némesis de Gates, Google.

El jueves 7, el megabuscador llevó las hostilidades a otro nivel, al lanzar “apps team edition” (ATE), un versión de su software productivo que abarca procesador de textos y otras funciones. En una forma de “guerrilla marketinera”, los adherentes a Google docs pueden llevar ATE a la oficina, puenteando o influyendo a los gerentes de la empresa, que hasta entonces compraban sólo software Microsoft.

Este ejército de usuarios individuales tal vez logre lo que abogados y reguladores no han podido en Estados Unidos y la Unión Europea: acotar los arrestos monopólicos de Microsoft. Existen algunos síntomas de que comienza a erosionarse el poder del gigante para fijar precios. En el último trimestre de 2007, como se señalaba, la empresa rebajó su mejor software productivo para estudiantes, Por un tiempo, podrán descargar Office a US$ 60. El precio normal es 460.

“Si Microsoft debiera empezar todo de nuevo –subraya Carr, ni soñaría con cobrar por software alguno. Ya nadie con seso encara negocios pensando en cuánto cobrar a los usuarios”. Tarde o temprano, pues, la firma lanzará una versión de Office financiada vía publicidad”.

Creciente número de usuarios paga exactamente nada. En la nueva fase de internet, la gente accede a una serie de aplicaciones gratuitas, desde e-mail hasta programas para procesar textos, juegos y transacciones financieras. Son funciones que corren en grandes, remotos centros de datos compartidos. Se solventan mirando avisos, no pagando en efectivo.

Si bien estas prestaciones lleva ya bastante tiempo, su veloz adopción es un factor clave pero no manifiesto que explica la oferta hostil por US$ 44.600 millones –que podría alcanzar 51.100 millones- de Microsoft para quedarse con Yahoo. El objeto de la adquirente es la vasta red de la potencial adquirida (información, búsquedas, publicidad, etc.), capaz de competir con Google, una vez absorbida por Microsoft.

Pero una fusión también le permitiría a la empresa de Bill Gates adoptarse un universo de software de bajo costo centrado en internet. La amplia base usuaria de Yahoo y la estructura que la compradora necesita para cambiar el método de distribuir y cobrar –o no- sus servicios.

“Microsoft hace dinero vendiendo licencias a millones para instalar programas en las PC”, puntualiza Nicholas Carr (ex “Harvard Business Review”), experto en la llamada tecnología de enjambres. Esta innovación va en vías de desempeñar papel protagónico. “Gran parte de lo que uno precisa en internet es gratis. Esto significa –deduce el analista- que el modelo de Microsoft tiene los días contados”.

Por el momento, ese desenlace parece lejano: los ingresos del gigante, US$ 51.000 millones en 2007 no parecen ser aún afectados. La compañía sostiene que nunca le fue mejor y que su sistema Office marca récords de aceptación. Pero, al mismo tiempo, la firma baja precios. Hace varios meses, empezó a ofrecer a sus clientes normales una versión de sofware para estudiantes y docentes que cuesta U$S 120, no los 300 habituales.

Naturalmente, el grueso de las utilidades proviene de ventas a empresas e instituciones que, a diferencia de los particulares, tardan en adaptarse a cambios o sistemas cuyos componentes patentados no están en los centros de las compañías. Pero aun esos usuarios son bombardeados en internet por competidores de bajos costos, inclusive la némesis de Gates, Google.

El jueves 7, el megabuscador llevó las hostilidades a otro nivel, al lanzar “apps team edition” (ATE), un versión de su software productivo que abarca procesador de textos y otras funciones. En una forma de “guerrilla marketinera”, los adherentes a Google docs pueden llevar ATE a la oficina, puenteando o influyendo a los gerentes de la empresa, que hasta entonces compraban sólo software Microsoft.

Este ejército de usuarios individuales tal vez logre lo que abogados y reguladores no han podido en Estados Unidos y la Unión Europea: acotar los arrestos monopólicos de Microsoft. Existen algunos síntomas de que comienza a erosionarse el poder del gigante para fijar precios. En el último trimestre de 2007, como se señalaba, la empresa rebajó su mejor software productivo para estudiantes, Por un tiempo, podrán descargar Office a US$ 60. El precio normal es 460.

“Si Microsoft debiera empezar todo de nuevo –subraya Carr, ni soñaría con cobrar por software alguno. Ya nadie con seso encara negocios pensando en cuánto cobrar a los usuarios”. Tarde o temprano, pues, la firma lanzará una versión de Office financiada vía publicidad”.

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