Protestar es un deber

Ahora que es común que las empresas tercericen funciones, el debate sobre la mesa plantea si se puede o no hacerlas éticamente responsables por la conducta de las compañías que ellas contratan.

26 mayo, 2003

La posición que toma fuerza por estos días sostiene que, desde la
postura de la ética empresarial, la empresa contratante retiene la responsabilidad
hasta la última de las consecuencias de las decisiones que tomó.
"Si una empresa decide contratar a otras para que realicen diversas funciones
en su nombre, sigue siendo responsable por los aciertos y los errores de todas
ellas", opina Laura P. Hartman, profesora de ética empresarial de
la Universidad de Chicago.

La otra postura sostiene que no es razonable pretender que las empresas se
hagan cargo de responsabilidades de terceros cuando lo que se vio durante la
sucesión de escándalos contables y financieros del último
año fue que a muchos directores ejecutivos les costaba reconocer siquiera
que las acciones de su propia compañía pudieran afectar su imagen
a los ojos de los consumidores.

"No sólo es razonable sino que debe ser exigido", contesta
a esto Rushworth Kidder, presidente del Instituto Pro Ética Global (Maine).
"Así como nosotros somos responsables por las cosas que creamos,
producimos o vendemos, es obvio que también somos responsables por las
cosas, o los servicios, que incitamos a la gente a que compre".

Esto se ve con claridad, por ejemplo, cuando una multinacional instalada en
un país cualquiera usa fabricantes independientes, nacionales, que utilizan,
por ejemplo, condiciones laborales abusivas. ¿Debe o no debe la multinacional
preocuparse por las condiciones en que trabajan los empleados que participan
en la fabricación de un producto (o en la entrega de un servicio) que
va a llevar su marca al mercado?

En el año 2000, Adidas canceló 32 relaciones comerciales con
proveedores en China, Taiwán, Tailandia, Honduras, México, Turquía
y Bulgaria. "Una empresa debe vigilar la forma en que se hacen las cosas",
opina Robert Lawry, director del centro de ética profesional de la universidad
de Cleveland, "y tiene la responsabilidad de asegurar que las cosas se
hagan como se deben hacer aunque no ejerza un control diario".

Desde esta perspectiva, también los consumidores tienen la obligación
de hacer responsables a las empresas por sus propias acciones y por las de las
empresas que mantienen. Cuando un consumidor hace una queja – especialmente
cuando la hace de manera tal que llegue a donde debe llegar, o sea al centro
último de las decisiones – señala un problema que de otra manera,
tal vez, pasaría desapercibido. Resta saber si de allí en adelante
se tomarán medidas correctivas.

La posición que toma fuerza por estos días sostiene que, desde la
postura de la ética empresarial, la empresa contratante retiene la responsabilidad
hasta la última de las consecuencias de las decisiones que tomó.
"Si una empresa decide contratar a otras para que realicen diversas funciones
en su nombre, sigue siendo responsable por los aciertos y los errores de todas
ellas", opina Laura P. Hartman, profesora de ética empresarial de
la Universidad de Chicago.

La otra postura sostiene que no es razonable pretender que las empresas se
hagan cargo de responsabilidades de terceros cuando lo que se vio durante la
sucesión de escándalos contables y financieros del último
año fue que a muchos directores ejecutivos les costaba reconocer siquiera
que las acciones de su propia compañía pudieran afectar su imagen
a los ojos de los consumidores.

"No sólo es razonable sino que debe ser exigido", contesta
a esto Rushworth Kidder, presidente del Instituto Pro Ética Global (Maine).
"Así como nosotros somos responsables por las cosas que creamos,
producimos o vendemos, es obvio que también somos responsables por las
cosas, o los servicios, que incitamos a la gente a que compre".

Esto se ve con claridad, por ejemplo, cuando una multinacional instalada en
un país cualquiera usa fabricantes independientes, nacionales, que utilizan,
por ejemplo, condiciones laborales abusivas. ¿Debe o no debe la multinacional
preocuparse por las condiciones en que trabajan los empleados que participan
en la fabricación de un producto (o en la entrega de un servicio) que
va a llevar su marca al mercado?

En el año 2000, Adidas canceló 32 relaciones comerciales con
proveedores en China, Taiwán, Tailandia, Honduras, México, Turquía
y Bulgaria. "Una empresa debe vigilar la forma en que se hacen las cosas",
opina Robert Lawry, director del centro de ética profesional de la universidad
de Cleveland, "y tiene la responsabilidad de asegurar que las cosas se
hagan como se deben hacer aunque no ejerza un control diario".

Desde esta perspectiva, también los consumidores tienen la obligación
de hacer responsables a las empresas por sus propias acciones y por las de las
empresas que mantienen. Cuando un consumidor hace una queja – especialmente
cuando la hace de manera tal que llegue a donde debe llegar, o sea al centro
último de las decisiones – señala un problema que de otra manera,
tal vez, pasaría desapercibido. Resta saber si de allí en adelante
se tomarán medidas correctivas.

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