Primero actúe, luego piense por qué actuó como actuó

Cuando ocurren imprevistos, la mayoría de las organizaciones no sabe cómo reaccionar dice Karl E. Weick, profesor de psicología organizacional en un libro que nunca dejó de ser bestseller. Su consejo: actuar primero y decidir después.

22 mayo, 2003

En una situación de imprevisión, Weick aconseja a los responsables
de las organizaciones: estén alerta, pero no se alarmen. Ninguna planificación
puede protegerlos cuando las cosas salen mal. Los CEO necesitan flexibilidad
para poder adaptarse rápidamente en lugar de tratar de operar de acuerdo
con la rigidez de cualquier plan.

Es peligroso creer que la empresa es algo estable y seguro, porque cuando ocurre
lo impensablee nos quedamos tan paralizados que cometemos errores. También
es peligroso ilusionarse con que "más o menos sabemos lo que puede
ocurrir", o la forma en que probablemente reaccionen los demás.

El libro está basado en un puñado de principios simples: organizar
implica un proceso reiterado, continuo y evolutivo de interacción. Algo
– un proceso, una teoría – se tiene por "verdadero" cuando
previamente ha sido declarado verdadero, nada más que por eso.Desafiar
esa creencia no tiene nada de pecaminoso y hasta podría ser saludable.

El autor propone una metodología de trabajo totalmente diferente de
la tradicional.. Sostiene que en las organizaciones las personas interpretan
sus acciones después de actuar. Después de la acción, razonan
y deciden qué es lo que habían decidido antes. Ése, entonces,
es el mejor camino para hacer frente a los imprevistos.

En una situación de imprevisión, Weick aconseja a los responsables
de las organizaciones: estén alerta, pero no se alarmen. Ninguna planificación
puede protegerlos cuando las cosas salen mal. Los CEO necesitan flexibilidad
para poder adaptarse rápidamente en lugar de tratar de operar de acuerdo
con la rigidez de cualquier plan.

Es peligroso creer que la empresa es algo estable y seguro, porque cuando ocurre
lo impensablee nos quedamos tan paralizados que cometemos errores. También
es peligroso ilusionarse con que "más o menos sabemos lo que puede
ocurrir", o la forma en que probablemente reaccionen los demás.

El libro está basado en un puñado de principios simples: organizar
implica un proceso reiterado, continuo y evolutivo de interacción. Algo
– un proceso, una teoría – se tiene por "verdadero" cuando
previamente ha sido declarado verdadero, nada más que por eso.Desafiar
esa creencia no tiene nada de pecaminoso y hasta podría ser saludable.

El autor propone una metodología de trabajo totalmente diferente de
la tradicional.. Sostiene que en las organizaciones las personas interpretan
sus acciones después de actuar. Después de la acción, razonan
y deciden qué es lo que habían decidido antes. Ése, entonces,
es el mejor camino para hacer frente a los imprevistos.

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