Preocupa en Europa que los chiquitos usen celulares

El MO1 es un teléfono celular para niños de 6 años que ha despertado nerviosismo entre padres y gobiernos pues llega en un momento en que la telefonía inalámbrica satura mercados adultos y sólo le falta llegar al de los niños.

10 marzo, 2008

La categoría de clientes jóvenes – adolescentes y preadolescentes
– está liderando el crecimiento de suscriptores en Estados Unidos, según
IDC, una firma de investigación de Massachusetts, que calcula unos 31 millones
de nuevos usuarios infantiles incorporados al mercado entre 2005 y 2010.

El año 2006 fue el punto de inflexión en el cual la industria comenzó
a apuntar no sólo a los adolescentes y adultos sino también a los
preadolescentes – niños entre la infancia y la adolescencia, o sea entre
los 8 y los 12 años de edad – y hasta a niños de 5 años.
Comenzaron entonces a aparecer en el mercado teléfonos infantiles con teclas
directas para llamar a abuelos o padres.

El MO1 – creado por Imaginarium, una compañía de juguetes, y Telefónica
de España — llevó a algunos grupos de padres en Europa a exigir
una prohibición estatal del marketing a los niños. En Francia, el
ministro de Salud emitió recientemente una advertencia contra el uso excesivo
de teléfonos por parte de los niños.

Las objeciones surgen, en parte, por una falta de conocimiento sobre los efectos
a largo plazo del uso del celular para la salud. Pero también parecen reflejar
una preocupación instintiva sobre si los padres deberían dar o no
celulares a sus hijos. “Jóvenes Verdes”, un grupo ambientalista
español que defiende a los jóvenes argumenta que “la industria
de la telefonía móvil está actuando como la industria tabacalera,
diseñando productos que generan adicción en los muy jóvenes”.

Si bien no hay evidencia específica de que los teléfonos móviles
plantean un peligro para la salud de los usuarios infantiles, los investigadores
se preocupan porque todavía hay muy poca información científica
sobre el impacto a largo plazo de los campos electromagnéticos emitidos
por la radiofrecuencia sobre los tejidos cerebrales en desarrollo de los niños.

En Francia la ministro Roselyne Bachelot, ha hecho públicas esas preocupaciones
emitiendo un alerta en enero donde urge a los padres a limitar el uso y reducir
las llamadas telefónicas de los niños a no más de seis minutos.
Su anuncio se produjo luego de una advertencia similar de la Fundaición
Salud y Radio frecuencia, un grupo de investigación con respaldo oficial
creado hace dos años para estudiar el impacto de los campos de radio frecuencia
sobre humanos.

La fundación francesa está organizando un amplio proyecto internacional
de investigación para estudiar los posibles riesgos para los niños.
Más estudios se están desarrollando en otros países. En Gran
Bretaña, The Mobile Telecommunication and Health Research Program, que
está financiado por la industria de telecomunicaciones, están en
las primeras etapas de organizar un estudio en los niños.

Otro proyecto, llamado Cefalo, está en evolución en Dinamarca, Noruega,
Suecia y Suiza para explorar si el uso de teléfonos celulares aumenta el
riesgo de tumores cerebrales en los niños.

El mercado joven es particularmente atractivo porque esos clientes tratan a su
teléfono más como compañero (peluche) que como aparato. Los
gobiernos de diferentes países adoptan diferentes posiciones con respecto
al tema de la salud. El Consejo de Salud de los Países Bajos clucluyó
en 2002 que no había peligro especial para los niños, mientras que
en Gran Bretaña, Rusia y Francia todos piden precauciones.

La posición actual del gobierno de Estados Unidos es que una revisión
de la literatura científicva “indica que no hay sugerencia real de
que los niños sean intrínsecamente más sensibles a la radiaciáon
de la radiofrecuencia”, según una vocera de la FDA. Pero, agregó,
que “como los niños todavía se están desarrollando y
tienenb más años por vivir, un es descabellado seguir investigando
el tema”.

En lo que se refiere al público infantil, los fabricantes y operadores
telefónicos han evitado el tema salud y se han concentrado más en
protegerlos de material pornográfico o de mensajes agresivos en los teléfonos.

En diciembre, Telefónica, que participó en el desarrollo del MO1
y de una versión más sofisticada para niños chiquitos, el
Win1, anunció un código de conducta para el uso responsable de teléfonos
celulares infantiles. Orange y Vodafone se sumaron, pero el acuerdo se concentró
en controlar visitas de menores al contenido sexual.

En Europa, los científicos están cercanos a concluir los siete años
de un estudio en adultos en 13 países, que una vez terminado podría
dar más impulso y financiación a la investigación en niños.
En lo que se llama el estudio Interphone, los científicos han evaluado
más de 6.000 personas con diferentes formas de cáncer y tumores
cerebrales para determinar si hay una conexión con el uso de teléfono
celular. Los primeros resultados de algunos países han instado a algunos
de los científicos participantes a hablar de la necesidad de tener cuidado.

La categoría de clientes jóvenes – adolescentes y preadolescentes
– está liderando el crecimiento de suscriptores en Estados Unidos, según
IDC, una firma de investigación de Massachusetts, que calcula unos 31 millones
de nuevos usuarios infantiles incorporados al mercado entre 2005 y 2010.

El año 2006 fue el punto de inflexión en el cual la industria comenzó
a apuntar no sólo a los adolescentes y adultos sino también a los
preadolescentes – niños entre la infancia y la adolescencia, o sea entre
los 8 y los 12 años de edad – y hasta a niños de 5 años.
Comenzaron entonces a aparecer en el mercado teléfonos infantiles con teclas
directas para llamar a abuelos o padres.

El MO1 – creado por Imaginarium, una compañía de juguetes, y Telefónica
de España — llevó a algunos grupos de padres en Europa a exigir
una prohibición estatal del marketing a los niños. En Francia, el
ministro de Salud emitió recientemente una advertencia contra el uso excesivo
de teléfonos por parte de los niños.

Las objeciones surgen, en parte, por una falta de conocimiento sobre los efectos
a largo plazo del uso del celular para la salud. Pero también parecen reflejar
una preocupación instintiva sobre si los padres deberían dar o no
celulares a sus hijos. “Jóvenes Verdes”, un grupo ambientalista
español que defiende a los jóvenes argumenta que “la industria
de la telefonía móvil está actuando como la industria tabacalera,
diseñando productos que generan adicción en los muy jóvenes”.

Si bien no hay evidencia específica de que los teléfonos móviles
plantean un peligro para la salud de los usuarios infantiles, los investigadores
se preocupan porque todavía hay muy poca información científica
sobre el impacto a largo plazo de los campos electromagnéticos emitidos
por la radiofrecuencia sobre los tejidos cerebrales en desarrollo de los niños.

En Francia la ministro Roselyne Bachelot, ha hecho públicas esas preocupaciones
emitiendo un alerta en enero donde urge a los padres a limitar el uso y reducir
las llamadas telefónicas de los niños a no más de seis minutos.
Su anuncio se produjo luego de una advertencia similar de la Fundaición
Salud y Radio frecuencia, un grupo de investigación con respaldo oficial
creado hace dos años para estudiar el impacto de los campos de radio frecuencia
sobre humanos.

La fundación francesa está organizando un amplio proyecto internacional
de investigación para estudiar los posibles riesgos para los niños.
Más estudios se están desarrollando en otros países. En Gran
Bretaña, The Mobile Telecommunication and Health Research Program, que
está financiado por la industria de telecomunicaciones, están en
las primeras etapas de organizar un estudio en los niños.

Otro proyecto, llamado Cefalo, está en evolución en Dinamarca, Noruega,
Suecia y Suiza para explorar si el uso de teléfonos celulares aumenta el
riesgo de tumores cerebrales en los niños.

El mercado joven es particularmente atractivo porque esos clientes tratan a su
teléfono más como compañero (peluche) que como aparato. Los
gobiernos de diferentes países adoptan diferentes posiciones con respecto
al tema de la salud. El Consejo de Salud de los Países Bajos clucluyó
en 2002 que no había peligro especial para los niños, mientras que
en Gran Bretaña, Rusia y Francia todos piden precauciones.

La posición actual del gobierno de Estados Unidos es que una revisión
de la literatura científicva “indica que no hay sugerencia real de
que los niños sean intrínsecamente más sensibles a la radiaciáon
de la radiofrecuencia”, según una vocera de la FDA. Pero, agregó,
que “como los niños todavía se están desarrollando y
tienenb más años por vivir, un es descabellado seguir investigando
el tema”.

En lo que se refiere al público infantil, los fabricantes y operadores
telefónicos han evitado el tema salud y se han concentrado más en
protegerlos de material pornográfico o de mensajes agresivos en los teléfonos.

En diciembre, Telefónica, que participó en el desarrollo del MO1
y de una versión más sofisticada para niños chiquitos, el
Win1, anunció un código de conducta para el uso responsable de teléfonos
celulares infantiles. Orange y Vodafone se sumaron, pero el acuerdo se concentró
en controlar visitas de menores al contenido sexual.

En Europa, los científicos están cercanos a concluir los siete años
de un estudio en adultos en 13 países, que una vez terminado podría
dar más impulso y financiación a la investigación en niños.
En lo que se llama el estudio Interphone, los científicos han evaluado
más de 6.000 personas con diferentes formas de cáncer y tumores
cerebrales para determinar si hay una conexión con el uso de teléfono
celular. Los primeros resultados de algunos países han instado a algunos
de los científicos participantes a hablar de la necesidad de tener cuidado.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades