No es cierto que la actitud lo sea todo

El axioma “la actitud es todo” ha sido usado tantas veces por autores y expositores que casi siempre se da por descontado que así es en realidad. “Si así cree tanta gente, debe ser verdad”.

7 febrero, 2007

No es así, dice el experto John Maxwell en su libro “The Difference
Maker
“. Si bien la actitud es importante, dice, hay ciertas cosas que
no puede lograr. No puede convertir a la gente en lo que no es. La actitud no
reemplaza la competencia, la experiencia o el crecimiento personal y no puede
cambiar los datos de la realidad. Maxwell da un ejemplo de dos personas que aspiran
al mismo empleo. Una, tiene las habilidades, el talento y diez años de
experiencia, pero su actitud es más o menos. La otra tiene una actitud
magnífica, pero cero experiencia. ¿A quién le dan el puesto?
“Probablemente a quien tiene habilidades y experiencia, dice Maxwell. “¿Por
qué? Porque una buena actitud no alcanza para compensar carencias.”

La actitud como activo

Pero, dice Maxwell, a pesar de que hay cosas que no puede hacer, la actitud
es un componente importante para determinar nuestro éxito. No puede cambiar
lo que existe, pero sí influir en el futuro mediante la forma en que
hacemos frente a las cosas de todos los días. “Los más felices
no son siempre los que tienen lo mejor.” Si esperamos que pasen cosas malas,
vienen. Y si esperamos lo contrario, también viene.

Si la actitud se aplica correctamente, podemos convertirla en un activo poderoso.
La forma en que decidimos manejar una situación particular es algo que
se controla, es una cuestión de elecciones y no de circunstancias. Por
eso, es preciso evaluar nuestra actitud actual, crear el deseo de cambiarla
si es negativa y luego reordenar nuestros pensamientos para lograrlo. Por lo
general, esto se consigue haciendo el esfuerzo de permitir que nuestro pensamiento
corra por canales positivos. Maxwell cree que los pensamientos negativos conducen
a creencias del mismo signo, las que a su vez conducen a decisiones y acciones
equivocadas. Se crea así un círculo vicioso que sólo puede
romperse si aprendemos a desarrollar una actitud más positiva.

Cinco obstáculos a superar

Desaliento. No paralizarse sino ver las cosas desde diferentes perspectivas
y tomar el mejor camino posible para el bienestar personal.

Cambio. Analizar objetivamente por qué estamos expuestos al cambio.
Una vez hecho eso, hay que decidir cómo hacer para que sea positivo,
recordando que toda alteración tiene un precio que hay que estar dispuesto
a pagar.

Problemas. La diferencia entre detectar un problema y resolverlo puede
ser crucial. Atacar el problema de frente y encontrar la mejor manera de solucionarlo
puede a veces convertirse en una oportunidad para la superación profesional
y personal.

Miedo. Maxwell cita aquí a Franklin D. Roosevelt: “A la
única cosa que hay que temerle es al mismo miedo.” El temor puede
llevar a la inacción, debilidad y más temor. En lugar de gastar
energías asustándonos, debemos ver las limitaciones que el miedo
nos pone.

Fracaso. La premisa de Maxwell es sencilla: si fracasamos en algo o
cometemos un error, debemos aprender de esa experiencia y seguir adelante. De
lo contrario corremos el riesgo de que nos aplaste. Al contemplar el fracaso
como maestro y no como limitación, podemos mantener nuestra capacidad
de correr riesgos, algo absolutamente necesario para triunfar.

The Difference Maker
John C. Maxwell
Nelson Business

No es así, dice el experto John Maxwell en su libro “The Difference
Maker
“. Si bien la actitud es importante, dice, hay ciertas cosas que
no puede lograr. No puede convertir a la gente en lo que no es. La actitud no
reemplaza la competencia, la experiencia o el crecimiento personal y no puede
cambiar los datos de la realidad. Maxwell da un ejemplo de dos personas que aspiran
al mismo empleo. Una, tiene las habilidades, el talento y diez años de
experiencia, pero su actitud es más o menos. La otra tiene una actitud
magnífica, pero cero experiencia. ¿A quién le dan el puesto?
“Probablemente a quien tiene habilidades y experiencia, dice Maxwell. “¿Por
qué? Porque una buena actitud no alcanza para compensar carencias.”

La actitud como activo

Pero, dice Maxwell, a pesar de que hay cosas que no puede hacer, la actitud
es un componente importante para determinar nuestro éxito. No puede cambiar
lo que existe, pero sí influir en el futuro mediante la forma en que
hacemos frente a las cosas de todos los días. “Los más felices
no son siempre los que tienen lo mejor.” Si esperamos que pasen cosas malas,
vienen. Y si esperamos lo contrario, también viene.

Si la actitud se aplica correctamente, podemos convertirla en un activo poderoso.
La forma en que decidimos manejar una situación particular es algo que
se controla, es una cuestión de elecciones y no de circunstancias. Por
eso, es preciso evaluar nuestra actitud actual, crear el deseo de cambiarla
si es negativa y luego reordenar nuestros pensamientos para lograrlo. Por lo
general, esto se consigue haciendo el esfuerzo de permitir que nuestro pensamiento
corra por canales positivos. Maxwell cree que los pensamientos negativos conducen
a creencias del mismo signo, las que a su vez conducen a decisiones y acciones
equivocadas. Se crea así un círculo vicioso que sólo puede
romperse si aprendemos a desarrollar una actitud más positiva.

Cinco obstáculos a superar

Desaliento. No paralizarse sino ver las cosas desde diferentes perspectivas
y tomar el mejor camino posible para el bienestar personal.

Cambio. Analizar objetivamente por qué estamos expuestos al cambio.
Una vez hecho eso, hay que decidir cómo hacer para que sea positivo,
recordando que toda alteración tiene un precio que hay que estar dispuesto
a pagar.

Problemas. La diferencia entre detectar un problema y resolverlo puede
ser crucial. Atacar el problema de frente y encontrar la mejor manera de solucionarlo
puede a veces convertirse en una oportunidad para la superación profesional
y personal.

Miedo. Maxwell cita aquí a Franklin D. Roosevelt: “A la
única cosa que hay que temerle es al mismo miedo.” El temor puede
llevar a la inacción, debilidad y más temor. En lugar de gastar
energías asustándonos, debemos ver las limitaciones que el miedo
nos pone.

Fracaso. La premisa de Maxwell es sencilla: si fracasamos en algo o
cometemos un error, debemos aprender de esa experiencia y seguir adelante. De
lo contrario corremos el riesgo de que nos aplaste. Al contemplar el fracaso
como maestro y no como limitación, podemos mantener nuestra capacidad
de correr riesgos, algo absolutamente necesario para triunfar.

The Difference Maker
John C. Maxwell
Nelson Business

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