Motorola: crecientes presiones y virtual crisis de management
En un escenario decepcionante, a Edward Zander se le agota el tiempo. Días atrás, la junta directiva perdió la pacienda y lo puso contra la pared. Le exige ser más activo y mejorar los resultados financieros.
Por de pronto, fue preciso ubicar a Gregory Brown en un cargo vacante desde 2005, la dirección operativa. Ademán, Zander declaró que se involucrará más en planeamiento, administración y otros aspectos del negocio. Hasta febrero, Brown se dedicaba a redes empresarias.
El directorio también puso a uno sus miembros, Thomas Meredith, como director financiero, tras defenestrar a David Devonshire y jubilarlo antes de tiempo. “Ahora David se va a Cornwall”, era el chiste del momento: Cornwall es el extremo de Devonshire en la geografìa inglesa.
Esos cambios y otros en carpeta se deben a algo que sacudió a la empresa: pérdidas en la división celulares redujeron las estimaciones de utilidades para este año. Por ende, la acción fue cediendo de US$ 27 en octubre a 17 al promediar marzo. La novedad dejó a Zander a borde de la renuncia. Otrora estrella de Motorola –su gran éxito fue el Razr-, ahora le costará mucho que el directorio le renueve el contrato (vence en enero próximo).
El desempeño financiero viene cayendo desde principios del IV trimestre de 2006. Básicamente, por cálculos equivocados en cuanto a evolución del producto en un mercado tan ultracompetitivo como el los dispositivos inteligentes múltiples, juguetes preferidos por los jóvenes en las economías centrales y varias en desarrollo.
En verdad, Motorola ha vendido más de sesenta millones de Razr, pero el precio del modelo básico ha cedido tanto que en el negocio de servicios celulares lo regalan. Por otra parte, los usuarios desechan los modelos caros porque se parecen demasiado al viejo Razr. Todo ello acabó en febrero con Ronald Garriques (ex jefe de la división celulares), a quien Zander convirtió en chivo expiatorio, papel que parece haberle sido transferido.
Por de pronto, fue preciso ubicar a Gregory Brown en un cargo vacante desde 2005, la dirección operativa. Ademán, Zander declaró que se involucrará más en planeamiento, administración y otros aspectos del negocio. Hasta febrero, Brown se dedicaba a redes empresarias.
El directorio también puso a uno sus miembros, Thomas Meredith, como director financiero, tras defenestrar a David Devonshire y jubilarlo antes de tiempo. “Ahora David se va a Cornwall”, era el chiste del momento: Cornwall es el extremo de Devonshire en la geografìa inglesa.
Esos cambios y otros en carpeta se deben a algo que sacudió a la empresa: pérdidas en la división celulares redujeron las estimaciones de utilidades para este año. Por ende, la acción fue cediendo de US$ 27 en octubre a 17 al promediar marzo. La novedad dejó a Zander a borde de la renuncia. Otrora estrella de Motorola –su gran éxito fue el Razr-, ahora le costará mucho que el directorio le renueve el contrato (vence en enero próximo).
El desempeño financiero viene cayendo desde principios del IV trimestre de 2006. Básicamente, por cálculos equivocados en cuanto a evolución del producto en un mercado tan ultracompetitivo como el los dispositivos inteligentes múltiples, juguetes preferidos por los jóvenes en las economías centrales y varias en desarrollo.
En verdad, Motorola ha vendido más de sesenta millones de Razr, pero el precio del modelo básico ha cedido tanto que en el negocio de servicios celulares lo regalan. Por otra parte, los usuarios desechan los modelos caros porque se parecen demasiado al viejo Razr. Todo ello acabó en febrero con Ronald Garriques (ex jefe de la división celulares), a quien Zander convirtió en chivo expiatorio, papel que parece haberle sido transferido.
