Morgan Stanley: se complica la sucesión de Philip Purcell

El polémico personaje creyó que su renuncia como CEO cerraría años de peleas internas. En vez, las divisiones parecen acentuarse con la candidatura de Zoe Cruz, ex incondicional del dimitente. Tampoco su rival cuenta con apoyo suficiente.

24 junio, 2005

La señora Cruz, eventual presidente, podría acallar críticos de afuera y probar que sólo alguien de Morgan Stanley puede reunificar los elencos gerenciales. En este esquema, el ex presidente Stephen Newhouse –se fue cuando Purcell sacudió al management. Volvería como titular de la junta y Stephen Crawford, el otro copresidente actual, sería director ejecutivo. Aunque el plan trascendió entre pocas personas y no ha sido sometido a la junta, se conoció de inemdiato en la compañía. Algunos operadores lo apoyaron, otros lo rechazaron de plano.

Imponer a Cruz no será fácil. Por ahora, la junta prefiere no separar las funciones de presidente y director ejecutivo. Por otro lado, aun sin descartar su candidatura, los directores no quisieran poner al mando a alguien tan allegada a Purcell. En cuanto a sus propia gestión, ha sido cuestionada por aporbar transacciones que redujeron las utilidades de MS el último trimestre de 2004. Entretanto, la junta había contratado una firma experta en búsquedas de alto nivel y ésta ya ha hecho contacto con candidatos ajenos a la empresa.

A su vez, Cruz -50 años, casi la mitad en MS- se halla en una posición difícil, pues debe compatibilizar sus objetivos profesionales son la eventual misión de cauterizar heridas internas. En este plano, tampoco faltan trabas: la ejecutiva ingresó al directorio recién en abril y, como ha reitardo Miles Marsh (jefe de la junta), sólo miembros independientes participan en el proceso de búsqueda.

También su predicamento interno es relativo. En tanto tiene apoyo en la división títulos de renta fija (de donde sale), es mucho menos popular en áreas como banca de inversión o acciones. Paralelamente, surge otro problema para Cruz: las presiones para volver a la situación previa a 1997, separando Morgan Stanley y Dean Witter. Por si fuera poco, el jueves Marsh declaró que la meta básica es encontrarle a Purcell un sucesor con más experiencia que Cruz o Crawford.

La señora Cruz, eventual presidente, podría acallar críticos de afuera y probar que sólo alguien de Morgan Stanley puede reunificar los elencos gerenciales. En este esquema, el ex presidente Stephen Newhouse –se fue cuando Purcell sacudió al management. Volvería como titular de la junta y Stephen Crawford, el otro copresidente actual, sería director ejecutivo. Aunque el plan trascendió entre pocas personas y no ha sido sometido a la junta, se conoció de inemdiato en la compañía. Algunos operadores lo apoyaron, otros lo rechazaron de plano.

Imponer a Cruz no será fácil. Por ahora, la junta prefiere no separar las funciones de presidente y director ejecutivo. Por otro lado, aun sin descartar su candidatura, los directores no quisieran poner al mando a alguien tan allegada a Purcell. En cuanto a sus propia gestión, ha sido cuestionada por aporbar transacciones que redujeron las utilidades de MS el último trimestre de 2004. Entretanto, la junta había contratado una firma experta en búsquedas de alto nivel y ésta ya ha hecho contacto con candidatos ajenos a la empresa.

A su vez, Cruz -50 años, casi la mitad en MS- se halla en una posición difícil, pues debe compatibilizar sus objetivos profesionales son la eventual misión de cauterizar heridas internas. En este plano, tampoco faltan trabas: la ejecutiva ingresó al directorio recién en abril y, como ha reitardo Miles Marsh (jefe de la junta), sólo miembros independientes participan en el proceso de búsqueda.

También su predicamento interno es relativo. En tanto tiene apoyo en la división títulos de renta fija (de donde sale), es mucho menos popular en áreas como banca de inversión o acciones. Paralelamente, surge otro problema para Cruz: las presiones para volver a la situación previa a 1997, separando Morgan Stanley y Dean Witter. Por si fuera poco, el jueves Marsh declaró que la meta básica es encontrarle a Purcell un sucesor con más experiencia que Cruz o Crawford.

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