El triunfo de Ibarra

Aníbal Ibarra venció con comodidad a Cavallo. El PJ en una derrota histórica.

13 mayo, 2000

La semana se inició el lunes 8 con la confirmación definitiva del triunfo de la Alianza en la ciudad de Buenos Aires. Una victoria que parece demostrar que la ciudadanía tenía en claro lo que estimaba mejor: confirmar el mandato de Fernando de la Rúa por vía indirecta a través de Aníbal Ibarra y, a la vez, al reducir la dotación de legisladores oficiales al tercio del total de la Legislatura, establecer un control sobre la acción destinada específicamente a gobernar la ciudad y a mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Los analistas anotaron como otro dato impactante la dispersión de los votos justicialistas y la derrota sufrida por la corriente menemista pura, expresada por la candidatura de Raúl Granillo Ocampo, que lo llevaría de inmediato a renunciar a la presidencia del distrito metropolitano de su partido.

El peronismo, el gran derrotado aparente en las urnas, lograba sin embargo colocar en distintas listas un número significativo de bancas, tres más que las anteriores. Gustavo Béliz se perfilaba como aspirante a reunirlas en torno de su influencia, en la medida en que lograra el apoyo de Eduardo Duhalde y otros dirigentes.

Domingo Cavallo, retractado de su exabrupto del domingo, aceptó el escrutinio y pidió disculpas a Ibarra. Dejó fundadas dudas sobre su aptitud para mantener el rumbo en el mar agitado y traicionero de la praxis política que requiere prudencia y buen manejo del timing.

La semana se inició el lunes 8 con la confirmación definitiva del triunfo de la Alianza en la ciudad de Buenos Aires. Una victoria que parece demostrar que la ciudadanía tenía en claro lo que estimaba mejor: confirmar el mandato de Fernando de la Rúa por vía indirecta a través de Aníbal Ibarra y, a la vez, al reducir la dotación de legisladores oficiales al tercio del total de la Legislatura, establecer un control sobre la acción destinada específicamente a gobernar la ciudad y a mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

Los analistas anotaron como otro dato impactante la dispersión de los votos justicialistas y la derrota sufrida por la corriente menemista pura, expresada por la candidatura de Raúl Granillo Ocampo, que lo llevaría de inmediato a renunciar a la presidencia del distrito metropolitano de su partido.

El peronismo, el gran derrotado aparente en las urnas, lograba sin embargo colocar en distintas listas un número significativo de bancas, tres más que las anteriores. Gustavo Béliz se perfilaba como aspirante a reunirlas en torno de su influencia, en la medida en que lograra el apoyo de Eduardo Duhalde y otros dirigentes.

Domingo Cavallo, retractado de su exabrupto del domingo, aceptó el escrutinio y pidió disculpas a Ibarra. Dejó fundadas dudas sobre su aptitud para mantener el rumbo en el mar agitado y traicionero de la praxis política que requiere prudencia y buen manejo del timing.

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