Más sobre cómo recuperar la normalidad

Siguen los paneles de especialistas tratando de buscar causas y soluciones para los ya famosos escándalos contables en Estados Unidos y, en menor medida, Europa. En Wharton College, se habló de la responsabilidad de los inversores institucionales.

29 mayo, 2003

La tesis central de los organizadores del evento es que los inversores institucionales
que guardan el dinero que sus clientes depositan para su jubilación u otros
objetivos de largo plazo podrían ser una poderosa fuerza para el desarrollo
de planes de gobierno empresario que beneficien a los accionistas.

Sin embargo, hasta el momento esos inversores se negaron a tener participación
activa, según varios de los ejecutivos de de inversión que participaron
en el panel sobre "El rol de los inversores institucionales", organizado
por Wharton.

La culpa la tiene la concentración

Según Richard Herring, codirector del Financial Institutions Center,
hace 45 años, 90% de las acciones de una empresa pública estaba
en manos de particulares. Ahora, más de la mitad está en manos
de inversores institucionales y 20% de todas las acciones pertenecen a 10 instituciones.
La concentración ha sido notable.

La culpa la tienen las compras de empresas

Andrew Metrick, profesor de finanzas de Wharton, presentó los resultados
de una investigación suya que indican que buen gobierno se traduce siempre
en buenos negocios. Según él las batallas el control de empresas
que se libraron en los ´80 y los cambios que provocaron en el gobierno de las
empresas durante la década del ´90 crearon el entorno ideal para que
los ejecutivos se convirtieran en personajes todopoderosos. La gran incógnita,
ahora – se pregunta Metrick — es cuánto poder deberían delegar
los accionistas en los gerentes. Si el poder es mucho, se arriesgan a ser traicionados.
Por otra parte, si son los accionistas quienes retienen todo el poder, ¿para
qué entonces tener una gerencia profesional? ¿Cómo se hace
para encontrar el equilibrio justo?"

El mercado bursátil NO es una alcancía para guardar jubilaciones

Andrew Clearfield, representante de TIA-CREF, el poderoso fondo de pensión,
dijo que sólo en los años recientes el mercado bursátil
fue mirado como el lugar adecuado para los ahorros de largo plazo.
Tradicionalmente, la inversión en el mercado de valores había
sido propiedad exclusiva de personajes adinerados, que sabían de mercados
y, muchas veces, con acceso a la gestión de empresas. El mercado era
también para especuladores dispuestos a arriesgar mucho para ganar mucho.

Pero en los años ´80 inversores individuales comenzaron a llegar a los
mercados con la esperanza de obtener muchas ganancias para su jubilación.
La tendencia se aceleró con la popularidad de los planes de ahorro.
Sin embargo, aunque el mercado cambiaba, reguladores, gobiernos y empresas seguían
con la vieja visión de los jugadores de mercado. No advertían
la presencia de nuevos inversores y no comprendían que "el valor
de la acción era reflejo de la alcancía de alguna persona".

Incluso en el TIAA-CREF, que es uno de los inversores más activos, hay
mucha resistencia a involucrarse en las cruzadas por el gobierno de la empresa.
Una de las razones de esa renuencia es que los financistas son personajes "cuantitativos"
y los efectos del gobierno corporativo son difíciles de medir. Además,
dijo, los inversores institucionales se resisten a involucrarse en batallas
sobre gobierno de empresas porque llevan tiempo y dinero. Con el argumento del
"costo", entonces, justifican su no participación.

Probemos con la vergüenza

Robert Mills, gerente financiero de UBS Warburg, cree que las nuevas reglas
para limitar el poder de los CEO no son suficientes; que ni siquiera es suficiente
disuasión la pena de prisión que prevé la Ley Sarbanes-Oxley.
Mills propone lo que a su juicio es la mejor disuasión: "Si fuera
yo el que cometió un fraude", dijo, "lo que más me dolería
sería ver toda la historia publicada en el Wall Street Journal
y que la leyera mi hijo".

La tesis central de los organizadores del evento es que los inversores institucionales
que guardan el dinero que sus clientes depositan para su jubilación u otros
objetivos de largo plazo podrían ser una poderosa fuerza para el desarrollo
de planes de gobierno empresario que beneficien a los accionistas.

Sin embargo, hasta el momento esos inversores se negaron a tener participación
activa, según varios de los ejecutivos de de inversión que participaron
en el panel sobre "El rol de los inversores institucionales", organizado
por Wharton.

La culpa la tiene la concentración

Según Richard Herring, codirector del Financial Institutions Center,
hace 45 años, 90% de las acciones de una empresa pública estaba
en manos de particulares. Ahora, más de la mitad está en manos
de inversores institucionales y 20% de todas las acciones pertenecen a 10 instituciones.
La concentración ha sido notable.

La culpa la tienen las compras de empresas

Andrew Metrick, profesor de finanzas de Wharton, presentó los resultados
de una investigación suya que indican que buen gobierno se traduce siempre
en buenos negocios. Según él las batallas el control de empresas
que se libraron en los ´80 y los cambios que provocaron en el gobierno de las
empresas durante la década del ´90 crearon el entorno ideal para que
los ejecutivos se convirtieran en personajes todopoderosos. La gran incógnita,
ahora – se pregunta Metrick — es cuánto poder deberían delegar
los accionistas en los gerentes. Si el poder es mucho, se arriesgan a ser traicionados.
Por otra parte, si son los accionistas quienes retienen todo el poder, ¿para
qué entonces tener una gerencia profesional? ¿Cómo se hace
para encontrar el equilibrio justo?"

El mercado bursátil NO es una alcancía para guardar jubilaciones

Andrew Clearfield, representante de TIA-CREF, el poderoso fondo de pensión,
dijo que sólo en los años recientes el mercado bursátil
fue mirado como el lugar adecuado para los ahorros de largo plazo.
Tradicionalmente, la inversión en el mercado de valores había
sido propiedad exclusiva de personajes adinerados, que sabían de mercados
y, muchas veces, con acceso a la gestión de empresas. El mercado era
también para especuladores dispuestos a arriesgar mucho para ganar mucho.

Pero en los años ´80 inversores individuales comenzaron a llegar a los
mercados con la esperanza de obtener muchas ganancias para su jubilación.
La tendencia se aceleró con la popularidad de los planes de ahorro.
Sin embargo, aunque el mercado cambiaba, reguladores, gobiernos y empresas seguían
con la vieja visión de los jugadores de mercado. No advertían
la presencia de nuevos inversores y no comprendían que "el valor
de la acción era reflejo de la alcancía de alguna persona".

Incluso en el TIAA-CREF, que es uno de los inversores más activos, hay
mucha resistencia a involucrarse en las cruzadas por el gobierno de la empresa.
Una de las razones de esa renuencia es que los financistas son personajes "cuantitativos"
y los efectos del gobierno corporativo son difíciles de medir. Además,
dijo, los inversores institucionales se resisten a involucrarse en batallas
sobre gobierno de empresas porque llevan tiempo y dinero. Con el argumento del
"costo", entonces, justifican su no participación.

Probemos con la vergüenza

Robert Mills, gerente financiero de UBS Warburg, cree que las nuevas reglas
para limitar el poder de los CEO no son suficientes; que ni siquiera es suficiente
disuasión la pena de prisión que prevé la Ley Sarbanes-Oxley.
Mills propone lo que a su juicio es la mejor disuasión: "Si fuera
yo el que cometió un fraude", dijo, "lo que más me dolería
sería ver toda la historia publicada en el Wall Street Journal
y que la leyera mi hijo".

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