Los resultados trimestrales no importan, dice el CEO del Washington Post

Donald E. Graham, presidente y CEO de Washington Post Company, inauguró el 20 de febrero la MBA Media and Entertainment Conference 2004. Dedicó su alocución a explicar por qué su compañía nada contra la corriente.

4 marzo, 2004

Washington Post Company, comenzó Graham su discurso, no participa de ninguna
de las tendencias existentes en el negocio del los medios. La clave de nuestro
éxito está en nuestra negativa terminante a obsesionarnos con los
cálculos de ganancias trimestrales que hacen los analistas. A nosotros
no nos preocupan los trimestres. Esas ganancias no figuran entre las primeras
100 cosas que deberían preocupar a los encargados de valorizar una empresa.

Washington Post Company adoptó su política de “no a los trimestres”
bajo la conducción de Warren Buffett, quien compró US$ 10 millones
en acciones de la compañía durante la recesión de 1974 e
ingresó al directorio ese mismo año.

Medio en broma y medio en serio Graham dijo que la manera en que Washington Post
Company hace negocios es poco usual. “No creo que nadie pueda extraer una
lección de lo que hacemos”. Y sin embargo, en general la explicación
que hizo Graham de su resistencia a pensar en términos de trimestres captó
el interés de muchos de sus oyentes. Por esto: casi todos los panelistas
que participaron de la conferencia enviaron a su público el mismo mensaje,
y es que todos aquellos que entren al negocio de los medios, sea en la tarea que
sea, deberán apostar a las nuevas tecnologías y a nuevos modelos
de negocios. La experimentación requiere tiempo para mostrar resultados,
y no todos los intentos tendrán éxito.

Entonces, la obsesión por vigilar las ganancias trimestrales entra en colisión
con la dinámica que impulsa el negocio de los medios.

Para Graham, hacer cuentas trimestralmente no es algo recomendable para el negocio
de los medios. “Yo no tengo problemas con lo que hacen los analistas y con
lo que hacen otras empresas, pero esos cálculos, en realidad, son un promedio
matemático de cálculos sabios o desafortunados de algo que, en definitiva,
no tiene importancia.

Graham tiene otro motivo para no prestar atención a los números
trimestrales: los analistas no viven las consecuencias de sus decisiones, buenas
o malas. Quienes las sufren son los accionistas. De manera que las decisiones
deberían tomarse sobre la base de las necesidades de los accionistas, no
de los analistas. Dicho de otro modo, el esfuerzo por alcanzar o superar los objetivos
de ganancias trimestrales que fijan los analistas choca con la tarea de largo
plazo de crear valor para el accionista.

Graham habló con convicción, sobre todo porque los resultados de
Washington Post Company confirman una estrategia de crecimiento de largo plazo:
en los últimos cinco años las acciones subieron 61,8%, frente a
41,61% para el Dow Jones Publishing Index y 32,8% para la editorial Gannett Co.,
Inc.

“Supongamos”, dijo a su público de estudiantes de MBA, “que
ustedes son dueños del 100% de un negocio. Imaginen sus objetivos – ya
sea ganar la mayor cantidad de dinero posible, lograr la mayor cantidad de invenciones,
dar empleo a familiares y amigos – lo que sea. Una cosa que seguramente no van
a hace es llamar a Merrill Lynch y preguntar: ´¿cuánto creen ustedes
que deberíamos ganar en los próximos tres meses?´. Eso no tiene
sentido si ustedes son los dueños de la totalidad de la compañía,
y tampoco tiene sentido para nosotros”.

No obstante, Graham admite que la ausencia de presión por el desempeño
trimestral podría ser perjudicial si las empresas encubrieran un mal
management con la excusa de que lo que importa es el largo plazo. Justamente
fue la tendencia de las compañías a hacer eso lo que dio origen
al negocio de los analistas. Wall Street se propuso impedir que los malos gerentes
se escudaran detrás de un futuro que nunca parecía llegar. Para
evitar que Washington Post Company cayera en esa trampa, Graham dice que confía
en los peso pesados del directorio. Ellos, dice, no admiten un management desprolijo.

Washington Post Company, comenzó Graham su discurso, no participa de ninguna
de las tendencias existentes en el negocio del los medios. La clave de nuestro
éxito está en nuestra negativa terminante a obsesionarnos con los
cálculos de ganancias trimestrales que hacen los analistas. A nosotros
no nos preocupan los trimestres. Esas ganancias no figuran entre las primeras
100 cosas que deberían preocupar a los encargados de valorizar una empresa.

Washington Post Company adoptó su política de “no a los trimestres”
bajo la conducción de Warren Buffett, quien compró US$ 10 millones
en acciones de la compañía durante la recesión de 1974 e
ingresó al directorio ese mismo año.

Medio en broma y medio en serio Graham dijo que la manera en que Washington Post
Company hace negocios es poco usual. “No creo que nadie pueda extraer una
lección de lo que hacemos”. Y sin embargo, en general la explicación
que hizo Graham de su resistencia a pensar en términos de trimestres captó
el interés de muchos de sus oyentes. Por esto: casi todos los panelistas
que participaron de la conferencia enviaron a su público el mismo mensaje,
y es que todos aquellos que entren al negocio de los medios, sea en la tarea que
sea, deberán apostar a las nuevas tecnologías y a nuevos modelos
de negocios. La experimentación requiere tiempo para mostrar resultados,
y no todos los intentos tendrán éxito.

Entonces, la obsesión por vigilar las ganancias trimestrales entra en colisión
con la dinámica que impulsa el negocio de los medios.

Para Graham, hacer cuentas trimestralmente no es algo recomendable para el negocio
de los medios. “Yo no tengo problemas con lo que hacen los analistas y con
lo que hacen otras empresas, pero esos cálculos, en realidad, son un promedio
matemático de cálculos sabios o desafortunados de algo que, en definitiva,
no tiene importancia.

Graham tiene otro motivo para no prestar atención a los números
trimestrales: los analistas no viven las consecuencias de sus decisiones, buenas
o malas. Quienes las sufren son los accionistas. De manera que las decisiones
deberían tomarse sobre la base de las necesidades de los accionistas, no
de los analistas. Dicho de otro modo, el esfuerzo por alcanzar o superar los objetivos
de ganancias trimestrales que fijan los analistas choca con la tarea de largo
plazo de crear valor para el accionista.

Graham habló con convicción, sobre todo porque los resultados de
Washington Post Company confirman una estrategia de crecimiento de largo plazo:
en los últimos cinco años las acciones subieron 61,8%, frente a
41,61% para el Dow Jones Publishing Index y 32,8% para la editorial Gannett Co.,
Inc.

“Supongamos”, dijo a su público de estudiantes de MBA, “que
ustedes son dueños del 100% de un negocio. Imaginen sus objetivos – ya
sea ganar la mayor cantidad de dinero posible, lograr la mayor cantidad de invenciones,
dar empleo a familiares y amigos – lo que sea. Una cosa que seguramente no van
a hace es llamar a Merrill Lynch y preguntar: ´¿cuánto creen ustedes
que deberíamos ganar en los próximos tres meses?´. Eso no tiene
sentido si ustedes son los dueños de la totalidad de la compañía,
y tampoco tiene sentido para nosotros”.

No obstante, Graham admite que la ausencia de presión por el desempeño
trimestral podría ser perjudicial si las empresas encubrieran un mal
management con la excusa de que lo que importa es el largo plazo. Justamente
fue la tendencia de las compañías a hacer eso lo que dio origen
al negocio de los analistas. Wall Street se propuso impedir que los malos gerentes
se escudaran detrás de un futuro que nunca parecía llegar. Para
evitar que Washington Post Company cayera en esa trampa, Graham dice que confía
en los peso pesados del directorio. Ellos, dice, no admiten un management desprolijo.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades