Liderazgo directivo

Para tener una interpretación homogénea de este término, podemos decir que líder es «aquella persona que es capaz de influir en el comportamiento de un grupo induciendo el desempeño necesario para la consecución de los objetivos.

Todos conocemos proyectos de cambio o ideas de gestión que tienen éxito en una empresa y, sin embargo, fracasan en otra similar. Nos referimos a proyectos muy de actualidad, como la implantación de sistemas de gestión de calidad, reestructuración de la organización formal, orientación de la empresa hacia el cliente, cambios tecnológicos, inversiones en desarrollo de productos, etc.

Tenemos pruebas de que sin un liderazgo gerencial firme y eficaz ninguno de los proyectos de cambio que acabamos de mencionar puede tener éxito. Por ello, proponemos algunas áreas de reflexión.

Visión de empresa

La visión de empresa es el «sueño» que todo empresario y buen gestor tiene sobre el futuro de su empresa. El líder es capaz de transmitir esa visión o ese sueño a sus colaboradores generando esfuerzos cohesionados en toda la organización. Para ello es fundamental dedicar mucho tiempo a la comunicación, con el fin de generar adhesión al proyecto empresarial una vez que éste sea compartido. Su consecución, por tanto, ha de ser el esfuerzo de todos.

Estrategia competitiva y de crecimiento

De menor alcance temporal que la visión de empresa y de contenido mucho más operativo es la estrategia competitiva y de crecimiento. Se trata de diseñar de una manera participativa las acciones necesarias para competir en el mercado, al tiempo que para desarrollar la empresa.

No son muchas las pymes que disponen de una estrategia explícita. Para elaborarla se requiere un proceso de reflexión en equipo que, a la postre, resulta enormemente creativo y eficaz, por lo que tiene de aglutinador y orientador de las acciones de cada día.

Convendría guardar sólo como estrictamente confidencial aquella parte de la estrategia que lo requiera, pero el resto de la misma, la mayor parte, habrá que compartirlo abiertamente, tanto en su diseño como en su ejecución y evaluación.

Cuanto más maduro sea el personal para el desempeño de su función, más necesaria es la gestión participativa para proyectar evidencias de liderazgo. Es preciso generar la confianza personal y hacer ver a todos su capacidad de influir en el futuro de la empresa. Ambas son condiciones necesarias para un compromiso de los responsables con los objetivos a alcanzar. Habrá que revisar la organización formal para ver si permite aprovechar todo el potencial que el trabajo en equipo tiene.

Orientación al cliente

Es en este apartado donde resulta más fácil poner de manifiesto un liderazgo coherente con los actuales principios de gestión. Las declaraciones solemnes a este respecto no sirven, porque las hace todo el mundo. Se trata de ser coherente en el día a día. Una buena manifestación de liderazgo exige el compromiso directo de la alta gerencia en las relaciones con algunos clientes.

Para tener una interpretación homogénea de este término, podemos decir que líder es «aquella persona que es capaz de influir en el comportamiento de un grupo induciendo el desempeño necesario para la consecución de los objetivos.

Todos conocemos proyectos de cambio o ideas de gestión que tienen éxito en una empresa y, sin embargo, fracasan en otra similar. Nos referimos a proyectos muy de actualidad, como la implantación de sistemas de gestión de calidad, reestructuración de la organización formal, orientación de la empresa hacia el cliente, cambios tecnológicos, inversiones en desarrollo de productos, etc.

Tenemos pruebas de que sin un liderazgo gerencial firme y eficaz ninguno de los proyectos de cambio que acabamos de mencionar puede tener éxito. Por ello, proponemos algunas áreas de reflexión.

Visión de empresa

La visión de empresa es el «sueño» que todo empresario y buen gestor tiene sobre el futuro de su empresa. El líder es capaz de transmitir esa visión o ese sueño a sus colaboradores generando esfuerzos cohesionados en toda la organización. Para ello es fundamental dedicar mucho tiempo a la comunicación, con el fin de generar adhesión al proyecto empresarial una vez que éste sea compartido. Su consecución, por tanto, ha de ser el esfuerzo de todos.

Estrategia competitiva y de crecimiento

De menor alcance temporal que la visión de empresa y de contenido mucho más operativo es la estrategia competitiva y de crecimiento. Se trata de diseñar de una manera participativa las acciones necesarias para competir en el mercado, al tiempo que para desarrollar la empresa.

No son muchas las pymes que disponen de una estrategia explícita. Para elaborarla se requiere un proceso de reflexión en equipo que, a la postre, resulta enormemente creativo y eficaz, por lo que tiene de aglutinador y orientador de las acciones de cada día.

Convendría guardar sólo como estrictamente confidencial aquella parte de la estrategia que lo requiera, pero el resto de la misma, la mayor parte, habrá que compartirlo abiertamente, tanto en su diseño como en su ejecución y evaluación.

Cuanto más maduro sea el personal para el desempeño de su función, más necesaria es la gestión participativa para proyectar evidencias de liderazgo. Es preciso generar la confianza personal y hacer ver a todos su capacidad de influir en el futuro de la empresa. Ambas son condiciones necesarias para un compromiso de los responsables con los objetivos a alcanzar. Habrá que revisar la organización formal para ver si permite aprovechar todo el potencial que el trabajo en equipo tiene.

Orientación al cliente

Es en este apartado donde resulta más fácil poner de manifiesto un liderazgo coherente con los actuales principios de gestión. Las declaraciones solemnes a este respecto no sirven, porque las hace todo el mundo. Se trata de ser coherente en el día a día. Una buena manifestación de liderazgo exige el compromiso directo de la alta gerencia en las relaciones con algunos clientes.