Las empresas ante la extensión de la edad jubilatoria

Por necesidad o por voluntad, la gente de mucha edad se está manteniendo dentro de la fuerza laboral durante más tiempo que las generaciones anteriores, y ésa es una realidad que las empresas en Estados Unidos deben tomar en consideración.

26 octubre, 2001

John Mally trabaja 40 horas semanales para una empresa que fabrica cuerdas de guitarras; este honorable trabajador tiene 92 años. Con 95 años, Mario Fogel sigue cortando cabello en la peluquería de Carolina del Sur que abrió en 1925. Clara Martin (93) trabaja de secretaria para la misma empresa de New Jersey desde hace 50 años.
Los ejemplos son cada día más numerosos. El porcentaje de personas entre 70 y 74 años que en Estados Unidos todavía trabaja o está buscando trabajo aumentó 13,5% en 2000, de 11,3% diez años atrás, según informó el Bureau of Labor Statistics. La cifra de trabajadores con más de 75 años creció de 4,3% a 5,3% en el mismo periodo.

Necesidad o deseo de seguir trabajando

Desde mediados de los años noventa, la cantidad de personas que continúa trabajando pasados los 65 años ha trepado significativamente. Economistas y especialistas de la tercera edad señalan que este fenómeno se debe a varios factores: modificaciones en el sistema de seguridad social que permiten que los trabajadores obtengan ingresos y reciban beneficios, la prohibición del retiro obligatorio, y el cambio en la principal actividad económica del mundo desarrollado, que pasó de la minería y la industria manufacturera a los procesos informáticos.

Un mejor cuidado de la salud también ayuda a que la gente mayor conserve su vitalidad por más tiempo. Pero dos razones primordiales explican por qué incluso la gente “muy mayor” (personas con 80 y 90 años) prefiere seguir trabajando: una es financiera; la otra, psicológica.

Mucha gente dependía de las jubilaciones patrocinadas por la empresa, el seguro médico y otros beneficios. Pero cuando cambiaron por planes basados en aportes o efectivo compensatorio, muchos jubilados notaron que esos nuevos programas eran bastante menos convenientes. Además, muchos trabajadores no quisieron ( o no pudieron) ahorrar para la jubilación. Más aún, seis de cada diez trabajadores llegaron a la edad jubilatoria sin ninguna pensión. Este grupo trabaja porque no le queda más remedio.

Pero incluso quienes cuentan con ahorros suficientes o con una jubilación adecuada quieren seguir trabajando. Después de trabajar toda la vida, encontrarse con un montón de horas al día vacías los deprime en lugar de renovarlos.

Las empresas que aceptan con gusto a los ancianos

Todo el departamento de producción de la fábrica de cosméticos Bonne Bell está integrado por trabajadores de la tercera edad. El empleado más viejo que trabaja en la cadena de ensamblaje tiene 90 años. La edad promedio es 86. El jefe, Jess Bell, tiene 76 y es hijo del fundador de la compañía. Con cuatro años de antigüedad, la unidad realiza tareas que antes tercerizaba, lo que significa un ahorro de más de US$ 1 millón para la empresa. El personal efectúa tareas de embarque con poca rotación de mercadería. Incluso hay una lista de espera para los trabajadores que quieren ingresar.

La consultora Cigna contrata a jubilados para consultores cuando tienen marcadas habilidades y experiencia. A través del programa Encore, la empresa ofrece puestos de medio tiempo a gente mayor para que transmita a gerentes más jóvenes sus conocimientos y experiencia. Mediante el Senior Partners Program de Deloitte Consulting, los trabajadores de tercera edad determinan su cronograma de trabajo y aportan su conocimiento y experiencia.

John Mally trabaja 40 horas semanales para una empresa que fabrica cuerdas de guitarras; este honorable trabajador tiene 92 años. Con 95 años, Mario Fogel sigue cortando cabello en la peluquería de Carolina del Sur que abrió en 1925. Clara Martin (93) trabaja de secretaria para la misma empresa de New Jersey desde hace 50 años.
Los ejemplos son cada día más numerosos. El porcentaje de personas entre 70 y 74 años que en Estados Unidos todavía trabaja o está buscando trabajo aumentó 13,5% en 2000, de 11,3% diez años atrás, según informó el Bureau of Labor Statistics. La cifra de trabajadores con más de 75 años creció de 4,3% a 5,3% en el mismo periodo.

Necesidad o deseo de seguir trabajando

Desde mediados de los años noventa, la cantidad de personas que continúa trabajando pasados los 65 años ha trepado significativamente. Economistas y especialistas de la tercera edad señalan que este fenómeno se debe a varios factores: modificaciones en el sistema de seguridad social que permiten que los trabajadores obtengan ingresos y reciban beneficios, la prohibición del retiro obligatorio, y el cambio en la principal actividad económica del mundo desarrollado, que pasó de la minería y la industria manufacturera a los procesos informáticos.

Un mejor cuidado de la salud también ayuda a que la gente mayor conserve su vitalidad por más tiempo. Pero dos razones primordiales explican por qué incluso la gente “muy mayor” (personas con 80 y 90 años) prefiere seguir trabajando: una es financiera; la otra, psicológica.

Mucha gente dependía de las jubilaciones patrocinadas por la empresa, el seguro médico y otros beneficios. Pero cuando cambiaron por planes basados en aportes o efectivo compensatorio, muchos jubilados notaron que esos nuevos programas eran bastante menos convenientes. Además, muchos trabajadores no quisieron ( o no pudieron) ahorrar para la jubilación. Más aún, seis de cada diez trabajadores llegaron a la edad jubilatoria sin ninguna pensión. Este grupo trabaja porque no le queda más remedio.

Pero incluso quienes cuentan con ahorros suficientes o con una jubilación adecuada quieren seguir trabajando. Después de trabajar toda la vida, encontrarse con un montón de horas al día vacías los deprime en lugar de renovarlos.

Las empresas que aceptan con gusto a los ancianos

Todo el departamento de producción de la fábrica de cosméticos Bonne Bell está integrado por trabajadores de la tercera edad. El empleado más viejo que trabaja en la cadena de ensamblaje tiene 90 años. La edad promedio es 86. El jefe, Jess Bell, tiene 76 y es hijo del fundador de la compañía. Con cuatro años de antigüedad, la unidad realiza tareas que antes tercerizaba, lo que significa un ahorro de más de US$ 1 millón para la empresa. El personal efectúa tareas de embarque con poca rotación de mercadería. Incluso hay una lista de espera para los trabajadores que quieren ingresar.

La consultora Cigna contrata a jubilados para consultores cuando tienen marcadas habilidades y experiencia. A través del programa Encore, la empresa ofrece puestos de medio tiempo a gente mayor para que transmita a gerentes más jóvenes sus conocimientos y experiencia. Mediante el Senior Partners Program de Deloitte Consulting, los trabajadores de tercera edad determinan su cronograma de trabajo y aportan su conocimiento y experiencia.

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