La retórica de un visionario

Un líder debe tener una visión, creer profundamente en ella y además ser capaz de transmitir su convicción a otros. Tendrá que inspirar adhesión comunicando su visión personal del futuro. Pero también debe dominar el arte de hablar en público.

15 marzo, 2001

Tradicionalmente se entendía por liderazgo animar a otros a mejorar. Hoy, ejercer liderazgo es transmitir la motivación a otra gente. El discurso de un líder, por lo tanto, debe tener como objetivo incitar a la acción. Pero para lograrlo debe ser convincente. Y para ser convincente debe ser absolutamente auténtico. El líder debe creer en lo que dice.

Hablar con autenticidad significa tomar la realidad con sus imperfecciones, errores y ambigüedades. Esto es lo que se gana la adhesión de los oyentes. Un auditorio se conecta emocionalmente con el orador sólo cuando se puede identificar con la interpretación que éste hace de la realidad. La gente no pretende que alguien tenga todas las respuestas, y por eso se identifica con aquel orador que admita haber experimentado confusión y contradicciones.

Pero definir autenticidad no es sencillo. Charles Handy escribe que “la integridad surge naturalmente si uno vive para su visión. Para ser real, la visión debe venir de las partes más profundas de uno, de un sistema interno de valores y convencimientos. El pragmático total no puede ser un líder transformador”.

En sus discursos, los buenos líderes pueden inspirar adhesión comunicando su visión personal el futuro. Antes, sin embargo, deben mirar hacia adentro, tomar conciencia de lo que quieren decir, y luego darle la forma e una visión. La visión, entonces, estará basada en un conocimiento personal del pasado y en una experiencia realista y relevante el presente.

Elementos del discurso de un visionario

1. Introducción. Debe ganarse la atención del auditorio en ese primer minuto que la gente concede. Esto requiere mucha creatividad. Hace falta algo que sacuda al público. Si uno suena aburrido en el primer minuto, perderá la atención a menos que el tema sea de vital importancia para los que escuchan. Un cuento, una anécdota, una frase pegadiza, una ayuda virtual.

2. Cuerpo. El cuerpo abarca la mayor parte del discurso. Consta de planteo y desarrollo del tema. El planteo debe ser sencillo y fácil de recordar. El desarrollo debe volver siempre a las simples ideas del planteo para que la gente vea la relación con mucha claridad. Lo esencial es la claridad.

3. Conclusión. Cuando el orador sale de la última subdivisión del discurso, algunos teóricos recomiendan una generalización sobre el tema. Otros recomiendan usar palabras de transición como “para terminar “ o “finalmente”, para entrar en los comentarios finales. Cualquiera sea el método que se use, el oyente debe tener la sensación de que algo se ha completado. El público debe sentir que conoce la visión. La conclusión es un golpe a la memoria para ayudar al auditorio a recordar los principales puntos del discurso. Por lo tanto, las principales ideas deben ser repetidas.

El poder de persuadir a otros es un tema complicado. Para el mundo de los negocios, ese poder radica en la autenticidad del líder. Si el líder dice algo en lo que cree profundamente, entonces convence. En una era de descreimiento y desconfianza, la autenticidad es lo único que funciona.

Tradicionalmente se entendía por liderazgo animar a otros a mejorar. Hoy, ejercer liderazgo es transmitir la motivación a otra gente. El discurso de un líder, por lo tanto, debe tener como objetivo incitar a la acción. Pero para lograrlo debe ser convincente. Y para ser convincente debe ser absolutamente auténtico. El líder debe creer en lo que dice.

Hablar con autenticidad significa tomar la realidad con sus imperfecciones, errores y ambigüedades. Esto es lo que se gana la adhesión de los oyentes. Un auditorio se conecta emocionalmente con el orador sólo cuando se puede identificar con la interpretación que éste hace de la realidad. La gente no pretende que alguien tenga todas las respuestas, y por eso se identifica con aquel orador que admita haber experimentado confusión y contradicciones.

Pero definir autenticidad no es sencillo. Charles Handy escribe que “la integridad surge naturalmente si uno vive para su visión. Para ser real, la visión debe venir de las partes más profundas de uno, de un sistema interno de valores y convencimientos. El pragmático total no puede ser un líder transformador”.

En sus discursos, los buenos líderes pueden inspirar adhesión comunicando su visión personal el futuro. Antes, sin embargo, deben mirar hacia adentro, tomar conciencia de lo que quieren decir, y luego darle la forma e una visión. La visión, entonces, estará basada en un conocimiento personal del pasado y en una experiencia realista y relevante el presente.

Elementos del discurso de un visionario

1. Introducción. Debe ganarse la atención del auditorio en ese primer minuto que la gente concede. Esto requiere mucha creatividad. Hace falta algo que sacuda al público. Si uno suena aburrido en el primer minuto, perderá la atención a menos que el tema sea de vital importancia para los que escuchan. Un cuento, una anécdota, una frase pegadiza, una ayuda virtual.

2. Cuerpo. El cuerpo abarca la mayor parte del discurso. Consta de planteo y desarrollo del tema. El planteo debe ser sencillo y fácil de recordar. El desarrollo debe volver siempre a las simples ideas del planteo para que la gente vea la relación con mucha claridad. Lo esencial es la claridad.

3. Conclusión. Cuando el orador sale de la última subdivisión del discurso, algunos teóricos recomiendan una generalización sobre el tema. Otros recomiendan usar palabras de transición como “para terminar “ o “finalmente”, para entrar en los comentarios finales. Cualquiera sea el método que se use, el oyente debe tener la sensación de que algo se ha completado. El público debe sentir que conoce la visión. La conclusión es un golpe a la memoria para ayudar al auditorio a recordar los principales puntos del discurso. Por lo tanto, las principales ideas deben ser repetidas.

El poder de persuadir a otros es un tema complicado. Para el mundo de los negocios, ese poder radica en la autenticidad del líder. Si el líder dice algo en lo que cree profundamente, entonces convence. En una era de descreimiento y desconfianza, la autenticidad es lo único que funciona.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades