La planificación estratégica para creación de riqueza nacional

Philip Kotler, uno de los expertos en marketing más grandes del mundo, es coautor del primer libro sobre la materia que relaciona las políticas macroeconómicas con el comportamiento microeconómico de las industrias, empresas y consumidores.

30 septiembre, 2001

Las regulaciones nacionales se pueden usar como barreras no arancelarias para proteger las industrias del país. Muchas veces, el riesgo para la salud pública o la seguridad, por ejemplo, se utilizan para vetar la entrada de productos extranjeros. Sin embargo, algunas legislaciones nacionales sólo reflejan las necesidades internas y su motivación es francamente inocente.

A menudo, los rápidos cambios tecnológicos hacen que estas medidas protectoras sean contraproducentes, ya que inhiben el desarrollo tecnológico de las empresas nacionales, reduciendo su competitividad internacional a largo plazo. Además de mantener alejados a los competidores extranjeros del mercado interior, obstaculizan la expansión internacional de las empresas del país. Las actividades gubernamentales para apoyar la evolución industrial nacional deberían favorecer los mercados abiertos, y no los cerrados.

Los profesores Kay y Vickers han propuesto dos enfoques fundamentales para reconciliar las diferencias internacionales relativas a la regulación. El primero consiste en armonizar dichas normativas en distintas jurisdicciones, y el segundo en permitir la competencia entre reglas y entre legisladores. La elección de uno de estos dos enfoques — armonización y competencia – depende de las siguientes circunstancias económicas subyacentes.

1 – Cuando la regulación se basa en efectos externos o indirectos, su ámbito geográfico coincide con el de dichos efectos externos. Veamos un ejemplo. El daño que causan a la capa de ozono los propelentes en aerosol constituye un problema global que exige una negociación internacional. En este caso, la competencia sería una respuesta inadecuada. Eso también se aplica a los requisitos de las auditorías, a las reglamentaciones destinadas al mantenimiento de la confianza en el sistema financiero y a las normas de seguridad.

2 – En el caso de un monopolio natural, el ámbito de acción de la regulación es el del monopolio. De existir un auténtico monopolio natural, el gobierno no tendrá ninguna necesidad de impulsar las barreras estatutarias para acceder al mercado interior. Por el contrario, si dicho acceso es posible, no existirá ningún monopolio natural. El gobierno debería centrar sus esfuerzos en la eliminación de las barreras de acceso al mercado basadas en un monopolio natural.

3- Cuando la regulación está justificada por una asimetría de la información, la competencia entre normas resulta muy conveniente, eliminando aquellas reglamentaciones que otorgan una protección a los consumidores que, en realidad, no necesitan.

Philip Kotler
Somkid Jatusripitak
Suvit Maesincee
“El marketing de las naciones”

Las regulaciones nacionales se pueden usar como barreras no arancelarias para proteger las industrias del país. Muchas veces, el riesgo para la salud pública o la seguridad, por ejemplo, se utilizan para vetar la entrada de productos extranjeros. Sin embargo, algunas legislaciones nacionales sólo reflejan las necesidades internas y su motivación es francamente inocente.

A menudo, los rápidos cambios tecnológicos hacen que estas medidas protectoras sean contraproducentes, ya que inhiben el desarrollo tecnológico de las empresas nacionales, reduciendo su competitividad internacional a largo plazo. Además de mantener alejados a los competidores extranjeros del mercado interior, obstaculizan la expansión internacional de las empresas del país. Las actividades gubernamentales para apoyar la evolución industrial nacional deberían favorecer los mercados abiertos, y no los cerrados.

Los profesores Kay y Vickers han propuesto dos enfoques fundamentales para reconciliar las diferencias internacionales relativas a la regulación. El primero consiste en armonizar dichas normativas en distintas jurisdicciones, y el segundo en permitir la competencia entre reglas y entre legisladores. La elección de uno de estos dos enfoques — armonización y competencia – depende de las siguientes circunstancias económicas subyacentes.

1 – Cuando la regulación se basa en efectos externos o indirectos, su ámbito geográfico coincide con el de dichos efectos externos. Veamos un ejemplo. El daño que causan a la capa de ozono los propelentes en aerosol constituye un problema global que exige una negociación internacional. En este caso, la competencia sería una respuesta inadecuada. Eso también se aplica a los requisitos de las auditorías, a las reglamentaciones destinadas al mantenimiento de la confianza en el sistema financiero y a las normas de seguridad.

2 – En el caso de un monopolio natural, el ámbito de acción de la regulación es el del monopolio. De existir un auténtico monopolio natural, el gobierno no tendrá ninguna necesidad de impulsar las barreras estatutarias para acceder al mercado interior. Por el contrario, si dicho acceso es posible, no existirá ningún monopolio natural. El gobierno debería centrar sus esfuerzos en la eliminación de las barreras de acceso al mercado basadas en un monopolio natural.

3- Cuando la regulación está justificada por una asimetría de la información, la competencia entre normas resulta muy conveniente, eliminando aquellas reglamentaciones que otorgan una protección a los consumidores que, en realidad, no necesitan.

Philip Kotler
Somkid Jatusripitak
Suvit Maesincee
“El marketing de las naciones”

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades