La Internet puede personalizar

Hasta ahora el uso comercial que por lo general se da a la Internet no la aprovecha en toda su dimensión. Pero ya está comenzando la verdadera revolución en las ventas.

22 junio, 2001

Los comerciantes comienzan a aprovechar lo que la Internet tiene de único: usar todas las novedades que permite la tecnología para dar a la compra virtual todas las ventajas de la compra presencial y algunas más. Por ejemplo, la posibilidad de adaptar productos a las necesidades de la gente sin aumentar los precios.

El comercio en Internet recién entra en su edad de piedra. Sin embargo, según vaticina en Estados Unidos el grupo consultor Barnard, la venta online crecerá a 35% en los próximos cinco años. Por eso, aunque no es oportuno ni prudente decir que ya peligra el futuro de los comercios con paredes de ladrillos, no hay dudas –según el pronóstico – de que a la larga los comerciantes electrónicos ganarán la partida.

Si se descartan los sitios de libros y música, la mayoría de los comercios online hasta ahora han sido poco más que simples herramientas promocionales o aburridos catálogos. Recién ahora comienzan a tratar de que los consumidores aprieten el botón de compra antes de abandonar el sitio.

Las tiendas de ropa ya usan la Internet para vender, porque – entre otras cosas – se han dado cuenta de que pueden hacer de la compra electrónica algo no sólo comparable sino incluso superior a la compra presencial en tienda o a la compra directa por catálogo.

Hay tiendas virtuales que ya invitan a sus clientes o clientas a diseñar su propia ropa según su altura, sus medidas, sus gustos, todo a precio de oferta y desde la comodidad de la propia PC. Pero además están las novedades que permite la tecnología. Se puede “acercar el foco” hacia un artículo y analizar su material (casi como tocarlo). Una persona sentada ante su PC puede armar un equipo completo de ropa y accesorios y ver cómo le quedaría un traje (que puede cambiar de color o de corte con sólo cliquear), combinado con diferentes accesorios, peinado, etc. También puede experimentar “la rotación completa”, o sea, verse con todo eso puesto de adelante, de costado y de atrás. Verse de atrás, en forma completa y sin torcerse: un imposible en el mundo real, fácil en Internet.

Hay dos sitios con estas características que pertenecen a tiendas virtuales de Estados Unidos: “ the land’s end y the gap”, ambos representantes del comienzo de una tendencia hacia la personalización de la compra de ropa en Internet. Cuando esta tendencia se popularice y se perfeccione habrá llegado la hora en que las tiendas tradicionales se vean ante un peligro de proporciones. Porque esa ventaja que hoy tienen los comercios reales – la posibilidad que brindan a sus clientes en ver los artículos, tocarlos, compararlos y probarlos – será también una opción en el mundo virtual.

La customización online ofrece a los minoristas infinitas posibilidades. Los almacenes pueden armar una comida completa, los bazares presentar una mesa puesta, con sus copas y sus velas. Los vendedores de ropa, modelos digitalizados hechos según medidas y rasgos personales. De hecho ya existe un sistema francés que permite crear un “avatar” o modelo virtual de uno mismo, para salir a dar vueltas por París o realizar actividades varias.

Para defenderse de la competencia virtual los comerciantes van a tener que desarrollar competencias nuevas en sus tiendas tradicionales. Los vendedores, por ejemplo, van a tener que transformarse en algo así como un motor personal de búsqueda para los clientes.

Para la mayoría de los minoristas, sin embargo, la Internet será sólo otro canal importante para acercar sus productos a los consumidores. Muchos usarán la tienda virtual sólo para aumentar la afluencia de público a su local material, y otros andarán el camino inverso: usarán la tienda real para que la gente visite su sitio en Internet.

Los comerciantes comienzan a aprovechar lo que la Internet tiene de único: usar todas las novedades que permite la tecnología para dar a la compra virtual todas las ventajas de la compra presencial y algunas más. Por ejemplo, la posibilidad de adaptar productos a las necesidades de la gente sin aumentar los precios.

El comercio en Internet recién entra en su edad de piedra. Sin embargo, según vaticina en Estados Unidos el grupo consultor Barnard, la venta online crecerá a 35% en los próximos cinco años. Por eso, aunque no es oportuno ni prudente decir que ya peligra el futuro de los comercios con paredes de ladrillos, no hay dudas –según el pronóstico – de que a la larga los comerciantes electrónicos ganarán la partida.

Si se descartan los sitios de libros y música, la mayoría de los comercios online hasta ahora han sido poco más que simples herramientas promocionales o aburridos catálogos. Recién ahora comienzan a tratar de que los consumidores aprieten el botón de compra antes de abandonar el sitio.

Las tiendas de ropa ya usan la Internet para vender, porque – entre otras cosas – se han dado cuenta de que pueden hacer de la compra electrónica algo no sólo comparable sino incluso superior a la compra presencial en tienda o a la compra directa por catálogo.

Hay tiendas virtuales que ya invitan a sus clientes o clientas a diseñar su propia ropa según su altura, sus medidas, sus gustos, todo a precio de oferta y desde la comodidad de la propia PC. Pero además están las novedades que permite la tecnología. Se puede “acercar el foco” hacia un artículo y analizar su material (casi como tocarlo). Una persona sentada ante su PC puede armar un equipo completo de ropa y accesorios y ver cómo le quedaría un traje (que puede cambiar de color o de corte con sólo cliquear), combinado con diferentes accesorios, peinado, etc. También puede experimentar “la rotación completa”, o sea, verse con todo eso puesto de adelante, de costado y de atrás. Verse de atrás, en forma completa y sin torcerse: un imposible en el mundo real, fácil en Internet.

Hay dos sitios con estas características que pertenecen a tiendas virtuales de Estados Unidos: “ the land’s end y the gap”, ambos representantes del comienzo de una tendencia hacia la personalización de la compra de ropa en Internet. Cuando esta tendencia se popularice y se perfeccione habrá llegado la hora en que las tiendas tradicionales se vean ante un peligro de proporciones. Porque esa ventaja que hoy tienen los comercios reales – la posibilidad que brindan a sus clientes en ver los artículos, tocarlos, compararlos y probarlos – será también una opción en el mundo virtual.

La customización online ofrece a los minoristas infinitas posibilidades. Los almacenes pueden armar una comida completa, los bazares presentar una mesa puesta, con sus copas y sus velas. Los vendedores de ropa, modelos digitalizados hechos según medidas y rasgos personales. De hecho ya existe un sistema francés que permite crear un “avatar” o modelo virtual de uno mismo, para salir a dar vueltas por París o realizar actividades varias.

Para defenderse de la competencia virtual los comerciantes van a tener que desarrollar competencias nuevas en sus tiendas tradicionales. Los vendedores, por ejemplo, van a tener que transformarse en algo así como un motor personal de búsqueda para los clientes.

Para la mayoría de los minoristas, sin embargo, la Internet será sólo otro canal importante para acercar sus productos a los consumidores. Muchos usarán la tienda virtual sólo para aumentar la afluencia de público a su local material, y otros andarán el camino inverso: usarán la tienda real para que la gente visite su sitio en Internet.

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