La empresa, tal como ha sido concebida, se debe a sus accionistas

Sobre el tema del rol social de la empresa opinan muchos grupos, algunos con sensatez, otros sin ella. Están los extremistas que pondrían a todas las empresas en el paredón, y los moderados, que ven errores pero también aciertos.

7 marzo, 2005

Investigaciones realizadas recientemente en Gran Bretaña sugieren que los
padres, en general, creen que escuelas, familias e individuos son los principales
responsables de lo que comen. Menos de una persona de cada diez pone la responsabilidad
en las empresas.
De manera que el mensaje sobre la responsabilidad empresaria al menos en ese renglón,
es claramente a favor de las empresas.

En el último año apareció un libro titulado ´The Corporation´
y escrito por Joel Bakan que hace un análisis serio y sobre todo alejado
de la retórica furibunda del movimiento anti-empresa y presenta algunos
de los grandes desafíos del movimiento por la responsabilidad social.

El principal argumento del libro es que la compañía, como institución,
está tan pendiente de su necesidad de aumentar las ganancias de corto
plazo para sus accionistas, que aunque estén gobernadas por gente honesta
y bienintencionada, inevitablemente se va a comportar con cierto desinterés
por las consecuencias de su accionar sobre la sociedad.

Muestra, por ejemplo, que líderes fuertes como John Browne de British
Petroleum, logran grandes progresos. Browne consiguió orientar a BP por
el camino del desarrollo sustentable. Y lo cita cuando dice que toma ese camino
porque además es conveniente para el negocio. Pero luego observa que
cuando la conveniencia no está, la posición de BP cambia y adopta
la que le asegura más dinero.
Por lo tanto, la responsabilidad social de las empresas nunca va a tener un
verdadero papel en el proceso de convertir a las empresas en buenas ciudadanas.
Si la compañía fuera una persona, sería psicópata.
Miente, roba y hasta mata sin dudarlo cuando así lo requieren los intereses
de los accionistas.

Las empresas tienen entonces, según este razonamiento, límites
reales que le son impuestos por la naturaleza cortoplacista del mercado. El
que los accionistas gocen de los privilegios de la propiedad sin ninguna de
las responsabilidades de esa propiedad ha producido una de las grandes anomalías
de nuestro tiempo, opina Bakan. Y tampoco parece que los accionistas tengan
la posibilidad de crear sus propias expectativas: la ley dice que ellos deben
ser retribuidos con retornos financieros. No toma en consideración (la
ley) la posibilidad de que los accionistas pudieran tal vez preferir que su
empresa se comporte éticamente, o hacer algo para crear valor a largo
plazo.

Lo que plantea el autor es que no se puede progresar en el desarrollo de la
responsabilidad social si no se define primero el tema central del rol de la
empresa en la sociedad.
Mientras tanto, lo que hay que lograr es que haya muchos líderes como
Browne analizando los temas según su criterio, sus opciones realistas
y decidiendo seriamente sobre problemas que acechan al globo. Si todos los negocios
usan su imaginación y su capacidad para minimizar los daños inherentes
a su accionar, la diferencia se haría notar. Para lo demás, está
la regulación. Si la sociedad no quiere que se perfore la tierra en busca
de petróleo en sus vecindades, puede negarse a permitirlo.

“The Corporation” es un aporte valioso al debate sobre el rol de
la empresa en la sociedad. Critica a las organizaciones pero no las demoniza
y tampoco a sus líderes. Busca, más bien, mostrar las consecuencias
de la forma en que están estructuradas y la dinámica que lleva
a la toma de decisiones.

Investigaciones realizadas recientemente en Gran Bretaña sugieren que los
padres, en general, creen que escuelas, familias e individuos son los principales
responsables de lo que comen. Menos de una persona de cada diez pone la responsabilidad
en las empresas.
De manera que el mensaje sobre la responsabilidad empresaria al menos en ese renglón,
es claramente a favor de las empresas.

En el último año apareció un libro titulado ´The Corporation´
y escrito por Joel Bakan que hace un análisis serio y sobre todo alejado
de la retórica furibunda del movimiento anti-empresa y presenta algunos
de los grandes desafíos del movimiento por la responsabilidad social.

El principal argumento del libro es que la compañía, como institución,
está tan pendiente de su necesidad de aumentar las ganancias de corto
plazo para sus accionistas, que aunque estén gobernadas por gente honesta
y bienintencionada, inevitablemente se va a comportar con cierto desinterés
por las consecuencias de su accionar sobre la sociedad.

Muestra, por ejemplo, que líderes fuertes como John Browne de British
Petroleum, logran grandes progresos. Browne consiguió orientar a BP por
el camino del desarrollo sustentable. Y lo cita cuando dice que toma ese camino
porque además es conveniente para el negocio. Pero luego observa que
cuando la conveniencia no está, la posición de BP cambia y adopta
la que le asegura más dinero.
Por lo tanto, la responsabilidad social de las empresas nunca va a tener un
verdadero papel en el proceso de convertir a las empresas en buenas ciudadanas.
Si la compañía fuera una persona, sería psicópata.
Miente, roba y hasta mata sin dudarlo cuando así lo requieren los intereses
de los accionistas.

Las empresas tienen entonces, según este razonamiento, límites
reales que le son impuestos por la naturaleza cortoplacista del mercado. El
que los accionistas gocen de los privilegios de la propiedad sin ninguna de
las responsabilidades de esa propiedad ha producido una de las grandes anomalías
de nuestro tiempo, opina Bakan. Y tampoco parece que los accionistas tengan
la posibilidad de crear sus propias expectativas: la ley dice que ellos deben
ser retribuidos con retornos financieros. No toma en consideración (la
ley) la posibilidad de que los accionistas pudieran tal vez preferir que su
empresa se comporte éticamente, o hacer algo para crear valor a largo
plazo.

Lo que plantea el autor es que no se puede progresar en el desarrollo de la
responsabilidad social si no se define primero el tema central del rol de la
empresa en la sociedad.
Mientras tanto, lo que hay que lograr es que haya muchos líderes como
Browne analizando los temas según su criterio, sus opciones realistas
y decidiendo seriamente sobre problemas que acechan al globo. Si todos los negocios
usan su imaginación y su capacidad para minimizar los daños inherentes
a su accionar, la diferencia se haría notar. Para lo demás, está
la regulación. Si la sociedad no quiere que se perfore la tierra en busca
de petróleo en sus vecindades, puede negarse a permitirlo.

“The Corporation” es un aporte valioso al debate sobre el rol de
la empresa en la sociedad. Critica a las organizaciones pero no las demoniza
y tampoco a sus líderes. Busca, más bien, mostrar las consecuencias
de la forma en que están estructuradas y la dinámica que lleva
a la toma de decisiones.

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