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Jack Welch explica su obsesión por ganar

El famoso artífice del éxito de General Electric, ahora retirado, acaba de escribir un libro titulado "Winning" donde explica su filosofía gerencial y dice que son las empresas ganadoras las que sostienen sociedades como las nuestras.

20 mayo, 2005

En una de las tantas conferencias a las que lo invitan para promocionar el libro, cuya autoría comparte con su esposa, habló ante un auditorio
repleto de estudiantes de Wharton School of Management. Allí dijo cosas como éstas:

· La distinción entre liderazgo y management es simple “palabrerío académico”.
· “Nunca acepten un empleo porque le guste a sus madres. No sean víctimas. Ustedes son dueños de decidir”.
· “En definitiva, lo único que sostiene sociedades como las nuestras son las empresas ganadoras. Los gobiernos no crean nada”.

Cuando le preguntaron cuáles fueron los desafíos que tuvo que enfrentar para lograr semejantes resultados en GE, Welch dijo que la primera
mitad de los ´80 fueron tormentosos para la compañía, en parte por la gran competencia de empresas japonesas. Eran años en los que se decía que los japoneses les iban a robar el empleo a los norteamericanos.
Había inflación y desempleo. En 1981, cuando Welch se hizo cargo de la compañía, había 174 personas trabajando en planeamiento estratégico y tres negocios que daban pérdidas desde hacía 20 años. Recortó negocios y despidió cantidades de gente garantizando a los que quedaron un empleo seguro.

Hay demasiados altos directivos que evitan tomar decisiones difíciles y con eso no sólo hacen daño a la empresa para la que trabajan
sino, a la larga, a los empleados que supuestamente quieren proteger, dijo.
Cuando viene una recesión y hay que echar gente, y los señalados se preguntan “¿por qué a mí?” resulta que descubren en ese momento que el jefe no estaba satisfecho con su trabajo. Y entonces dicen “llevo 20 años trabajando aquí y nunca nadie me dijo que hiciera las cosas de otra manera”. ¿Por qué? Porque la sinceridad habría granjeado antipatías y a los gerentes les gusta ser “buenos”, les gusta que los quieran.

Las culturas mal armonizadas suelen debilitar las fusiones. Eso ocurrió, cuenta, cuando GE compró la firma de corretaje Kidder Peabody. En 1994,
GE tuvo que dar marcha atrás y vender Kidder luego de verse inmersa en un escándalo sobre sus prácticas de comercializacion de títulos.
GE tenía una cultura de cooperación, pero a la gente de Kidder sólo la motivaban las ganancias. Esa experiencia fue la que contuvo a Welch de comprar empresas de tecnología a finales de los ´90. “En esas empresas a los ingenieros les daban un BMW como complemento de su contrato.
Era una locura. Habríamos tenido que explicarles a nuestros propios ingenieros por qué ellos ganaban la mitad de lo que ganaban los otros en California”.
Las compañías ganadoras son meritocracias, y las meritocracias exigen premios y castigos, explica. Pero también exigen que la gente que hace trabajos comparables sea tratada de la mismas forma. Las meritocracias pueden ser duras, pero no arbitrarias.

En ese contexto, Welch destacó su famosa competitividad y su obsesión por ganar. “Perder es horrible. Las empresas perdedoras no hacen nada.
La gente tiene miedo porque no ofrecen seguridad en el trabajo. Las ganadoras, en cambio, dan.
Para él la gente gana cuando define adónde quiere llegar y se juega por eso. Las víctimas nunca ganan. Además, no se puede ganar todo el tiempo. “A lo largo de una carrera, a veces se pasa de príncipe a cerdo con suma facilidad”. Él fue cerdo muchas veces, dice.

 

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