Isenbeck: le limitan la libertad en materia publicitaria

Un juez de primera instancia sostiene que Isenbeck no acató una restricciones anterior y, ahora, le prohíbe alusiones directas o implícitas a Quilmes. Pero los alemanes no paran, pues sus avisos tienen impacto comercial muy positivo.

18 junio, 2004

Hernán Marcó, del fuero civil comercial, estima que el reemplazo de la marca Quilmes por “¡Pip!” en la campaña pro canje de chapitas transgrede la veda impuesta. Ésta resulta de una demanda de AmBev, controlante brasileña de la firma que produce la cerveza líder en Argentina.

Como se sabe, hasta fin de mes Isenbeck les regalará un litro de su producto a quienes presenten una tapita propia y una de Quilmes (luego, “Pip!”, mal escrita y todo). La medida cautelar inicial llevó, justamente, al cambio del logo quilmeño por uno ficticio. Fue un eufemismo, clásico en publicidad, que elude menciones específicas por motivo de censura (o temor a represalias).

Warsteiner, dueña de Isenbeck, proseguirá la campaña mientras prepara otra apelación. En efecto, el magistrado produjo el segundo dictamen cuando ya se había recusado a su colega, Francisco Soto. Por ende, la firma estudia nuevos recursos de marketing–menos expuestos a demandas- con la idea de una tercera promoción. Es la guerra, claro.

Con un rigor infrecuente, Marcó dispuso imponer una multa de $ 10.000 diarios, si la demandada “no se abstiene de hacer referencia alguna a la marca Quilmes”, una frase que podría interpretarse como exceso reglamentarista. Por de pronto, Agulla & Baccetti ha preparado otros cuatro avisos, previendo lo ocurrido.

La idea es eludir nuevas represalias judiciales, sin cerrar la polémica, que le resulta muy vendedora a Isenbeck. Para empezar, ahora se proyecta dar una botella gratis a cambio de dos chapitas de la marca germana. “Este nuevo fallo es insólito –afirma Antonio Guarino, gerente de relaciones institucionales- y parece sostener que las legislación sobre marcas supera las leyes pro libertad de expresión”,

Hernán Marcó, del fuero civil comercial, estima que el reemplazo de la marca Quilmes por “¡Pip!” en la campaña pro canje de chapitas transgrede la veda impuesta. Ésta resulta de una demanda de AmBev, controlante brasileña de la firma que produce la cerveza líder en Argentina.

Como se sabe, hasta fin de mes Isenbeck les regalará un litro de su producto a quienes presenten una tapita propia y una de Quilmes (luego, “Pip!”, mal escrita y todo). La medida cautelar inicial llevó, justamente, al cambio del logo quilmeño por uno ficticio. Fue un eufemismo, clásico en publicidad, que elude menciones específicas por motivo de censura (o temor a represalias).

Warsteiner, dueña de Isenbeck, proseguirá la campaña mientras prepara otra apelación. En efecto, el magistrado produjo el segundo dictamen cuando ya se había recusado a su colega, Francisco Soto. Por ende, la firma estudia nuevos recursos de marketing–menos expuestos a demandas- con la idea de una tercera promoción. Es la guerra, claro.

Con un rigor infrecuente, Marcó dispuso imponer una multa de $ 10.000 diarios, si la demandada “no se abstiene de hacer referencia alguna a la marca Quilmes”, una frase que podría interpretarse como exceso reglamentarista. Por de pronto, Agulla & Baccetti ha preparado otros cuatro avisos, previendo lo ocurrido.

La idea es eludir nuevas represalias judiciales, sin cerrar la polémica, que le resulta muy vendedora a Isenbeck. Para empezar, ahora se proyecta dar una botella gratis a cambio de dos chapitas de la marca germana. “Este nuevo fallo es insólito –afirma Antonio Guarino, gerente de relaciones institucionales- y parece sostener que las legislación sobre marcas supera las leyes pro libertad de expresión”,

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