Internet habilitó la creación compartida de productos

Según un grupo de investigadores de la consultora McKinsey, hay tendencias que comienzan a transformar mercados y negocios. Lo mejor, según ellos, sería que la gente que maneja empresas pudiera moldear sus resultados en lugar de someterse a ellos.

8 enero, 2008

Las tecnologías rara vez generan valor por sí solas. Lo que por lo general ocurre – opinan James Manyika, Roger Roberts y Kara L. Sprague – es que las empresas crean riqueza al aprovechar tecnología para crear nuevas formas de hacer negocios. El grupo de McKensie identificó, con su trabajo de investigación, ocho tendencias habilitadas por la tecnología que cambiarán los negocios y las economías de los próximos años. Esas tendencias se agrupan en tres áreas de la actividad comercial: manejo de relaciones, manejo de capital y activos y nuevas formas de aprovechamiento de la información.

Creación compartida

Internet y las tecnologías relacionadas abren, para las empresas, maneras totalmente nuevas de aprovechar mucho del talento innovador que trabaja fuera de las fronteras de la compañía. En varios sectores de la actividad comercial – como por ejemplo alta tecnología, productos para consumo y automotor — , entre otros, las empresas involucran a clientes, proveedores, pequeños negocios especialistas y contratistas independientes en la creación de nuevos productos. Los foráneos ( o sea, personas que no trabajan en la empresa) ofrecen interpretaciones que ayudan a moldear el desarrollo de productos, pero las compañías retienen el control final del proceso de innovación. La tecnología ahora permite a las empresas delegar una parte sustancial del control en gente de afuera—a eso se le llama “creación compartida” — en esencia tercerizando innovación en socios comerciales que trabajan juntos en redes. Al distribuir innovación mediante la cadena de valor, las empresas pueden reducir sus costos y abrir la puerta a nuevos productos que se venden más rápido eliminando los cuellos de botella que derivan del control total.

Los productos de información, como software o contenido editorial, ya están maduros para este tipo de innovación descentralizada; el sistema operativo Linux, por ejemplo, fue desarrollado en Internet por una red de especialistas. Pero las empresas también pueden crear productos físicos en esta forma. Loncin, un importante fabricante chino de motocicletas, fija los grandes lineamientos de las especificaciones para sus productos y luego deja que sus proveedores trabajen en colaboración para diseñar los componentes, asegurarse de que todo encaje, y reduzcan costos. En el pasado, Loncin no hacía un uso extensivo de la tecnología de información para manejar la comunidad de proveedores—un método que refleja las realidades comerciales en China y en este específico mercado industrial. Pero los avances recientes en computación de fuente abierta ( por ejemplo, programas computarizados de diseño que funcionan bien con otros tipos de software) están facilitando la creación compartida de bienes físicos para cadenas de valor más complejas en mercados competitivos.

Si este método de innovación se vuelve ampliamente aceptado, el impacto sobre empresas y negocios podría ser enorme. Calculamos, por ejemplo, que sólo en la economía estadounidense cerca de 12% de toda la actividad laboral podría experimentar una transformación por formas más distribuidas de innovación en la web. Se reducirá, por ejemplo, la cantidad de actividad administrativa y legal que genera la tramitación de la propiedad intelectual y se reducirá o eliminará el trabajo que implica la investigación y desarrollo. Las empresas que opten por seguir esta tendencia tendrán menos control sobre la innovación y la propiedad intelectual que va con ella. Tendrán también que competir por la atención y el tiempo de los mejores y más capaces contribuyentes.

Las tecnologías rara vez generan valor por sí solas. Lo que por lo general ocurre – opinan James Manyika, Roger Roberts y Kara L. Sprague – es que las empresas crean riqueza al aprovechar tecnología para crear nuevas formas de hacer negocios. El grupo de McKensie identificó, con su trabajo de investigación, ocho tendencias habilitadas por la tecnología que cambiarán los negocios y las economías de los próximos años. Esas tendencias se agrupan en tres áreas de la actividad comercial: manejo de relaciones, manejo de capital y activos y nuevas formas de aprovechamiento de la información.

Creación compartida

Internet y las tecnologías relacionadas abren, para las empresas, maneras totalmente nuevas de aprovechar mucho del talento innovador que trabaja fuera de las fronteras de la compañía. En varios sectores de la actividad comercial – como por ejemplo alta tecnología, productos para consumo y automotor — , entre otros, las empresas involucran a clientes, proveedores, pequeños negocios especialistas y contratistas independientes en la creación de nuevos productos. Los foráneos ( o sea, personas que no trabajan en la empresa) ofrecen interpretaciones que ayudan a moldear el desarrollo de productos, pero las compañías retienen el control final del proceso de innovación. La tecnología ahora permite a las empresas delegar una parte sustancial del control en gente de afuera—a eso se le llama “creación compartida” — en esencia tercerizando innovación en socios comerciales que trabajan juntos en redes. Al distribuir innovación mediante la cadena de valor, las empresas pueden reducir sus costos y abrir la puerta a nuevos productos que se venden más rápido eliminando los cuellos de botella que derivan del control total.

Los productos de información, como software o contenido editorial, ya están maduros para este tipo de innovación descentralizada; el sistema operativo Linux, por ejemplo, fue desarrollado en Internet por una red de especialistas. Pero las empresas también pueden crear productos físicos en esta forma. Loncin, un importante fabricante chino de motocicletas, fija los grandes lineamientos de las especificaciones para sus productos y luego deja que sus proveedores trabajen en colaboración para diseñar los componentes, asegurarse de que todo encaje, y reduzcan costos. En el pasado, Loncin no hacía un uso extensivo de la tecnología de información para manejar la comunidad de proveedores—un método que refleja las realidades comerciales en China y en este específico mercado industrial. Pero los avances recientes en computación de fuente abierta ( por ejemplo, programas computarizados de diseño que funcionan bien con otros tipos de software) están facilitando la creación compartida de bienes físicos para cadenas de valor más complejas en mercados competitivos.

Si este método de innovación se vuelve ampliamente aceptado, el impacto sobre empresas y negocios podría ser enorme. Calculamos, por ejemplo, que sólo en la economía estadounidense cerca de 12% de toda la actividad laboral podría experimentar una transformación por formas más distribuidas de innovación en la web. Se reducirá, por ejemplo, la cantidad de actividad administrativa y legal que genera la tramitación de la propiedad intelectual y se reducirá o eliminará el trabajo que implica la investigación y desarrollo. Las empresas que opten por seguir esta tendencia tendrán menos control sobre la innovación y la propiedad intelectual que va con ella. Tendrán también que competir por la atención y el tiempo de los mejores y más capaces contribuyentes.

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