Innovar es la clave

A partir de la innovación, muchas empresas se han vuelto fuertes para hacer cambios estructurales y esto representa en el mundo de los negocios una virtud a la que acceden las empresa sólidas.

7 octubre, 2000

Ronald S. Jonash y Tom Sommerlatte, reconocidos por su trayectoria en el terreno empresarial, acaban de publicar un libro que presenta la innovación como medio fundamental para mejorar el desempeño y el rendimiento de una empresa.

Desde siempre, el mundo de los negocios valoró a las empresas que crecieron gracias a la innovación por sobre aquellas que conservaron ideas y rutinas arcaicas. Hoy más que nunca, los inversores premian a las empresas innovadoras.

A partir de estudios realizados a entidades que, con la incorporación de este concepto, son más flexibles y receptivas al cambio, Jonash y Sommerlatte, ambos vicepresidentes de distinguidas empresas de Estados Unidos y Alemania, respectivamente, presentan este valioso libro para el empresario del nuevo milenio.

Según explican en este libro, las empresas de primera y segunda generación localizaban las capacidades innovadoras en los departamentos de investigación y desarrollo.

En cambio, las actuales corporaciones de tercera generación exigen innovación en todas las áreas.

Por otro lado, las empresas de próxima generación extenderán esta capacidad más allá de los límites convencionales de una empresa; en otras palabras, clientes, proveedores, socios estratégicos se unirán para transformar la empresa en un líder de la innovación.

En The Innovation Premium, Jonash y Sommerlatte definen la verdadera innovación como una fuerza capaz de impulsar economías enteras. Afirman que los empresarios deben reorganizar estrategias, procesos y recursos con la mira puesta en la innovación y la tecnología.

Los autores, que hablan desde la posición de empresarios reconocidos por su capacidad innovadora, recomiendan en el libro introducir innovación en todo la empresa, acelerar el aprendizaje, crear redes que conecten todo la empresa y esperar habilidades a tiempo real y construir plataformas de tecnología competitivas.
Asimismo, describen cuatro plataformas que requieren distintos niveles de compromiso respecto de los recursos y el tiempo esperados de la empresa.

En la primera plataforma, se combina conocimiento y aprendizaje; es necesario determinar un control gerencial mínimo, un bajo grado de inversión y una organización simple de las estrategias generales.

El segundo programa se basa en la excelencia y la creación de liderazgo; esta plataforma surge en respuesta de una situación en particular y sirve para desarrollar competencias y enfrentar los desafíos que se presentan en momentos inesperados.

Se requiere innovación y desarrollo para constituir el tercer programa que impulsará la creación de nuevos productos y la búsqueda constante del crecimiento.

Por último, la empresa tendrá que diseñar un área que apunte al desempeño comercial y al crecimiento para defender su lugar ante los competidores, aseguran los autores.

Según remarcan los autores, las empresas disponen de una gran cantidad de recursos para impulsar la innovación: empleados, proveedores, socios, clientes e incluso competidores, entre otros.

También hay que tener en cuenta las instalaciones, equipos y apoyo financiero de la empresa. Y, por último, no hay que olvidarse del conocimiento, la capacitación y la tecnología.

En resumen, la innovación sobre los demás participantes corporativos -clientes, empleados, socios y accionistas- es una fuerza económica poderosa porque no sólo beneficia a una empresa, sino que también influye positivamente.

Ronald S. Jonash y Tom Sommerlatte, reconocidos por su trayectoria en el terreno empresarial, acaban de publicar un libro que presenta la innovación como medio fundamental para mejorar el desempeño y el rendimiento de una empresa.

Desde siempre, el mundo de los negocios valoró a las empresas que crecieron gracias a la innovación por sobre aquellas que conservaron ideas y rutinas arcaicas. Hoy más que nunca, los inversores premian a las empresas innovadoras.

A partir de estudios realizados a entidades que, con la incorporación de este concepto, son más flexibles y receptivas al cambio, Jonash y Sommerlatte, ambos vicepresidentes de distinguidas empresas de Estados Unidos y Alemania, respectivamente, presentan este valioso libro para el empresario del nuevo milenio.

Según explican en este libro, las empresas de primera y segunda generación localizaban las capacidades innovadoras en los departamentos de investigación y desarrollo.

En cambio, las actuales corporaciones de tercera generación exigen innovación en todas las áreas.

Por otro lado, las empresas de próxima generación extenderán esta capacidad más allá de los límites convencionales de una empresa; en otras palabras, clientes, proveedores, socios estratégicos se unirán para transformar la empresa en un líder de la innovación.

En The Innovation Premium, Jonash y Sommerlatte definen la verdadera innovación como una fuerza capaz de impulsar economías enteras. Afirman que los empresarios deben reorganizar estrategias, procesos y recursos con la mira puesta en la innovación y la tecnología.

Los autores, que hablan desde la posición de empresarios reconocidos por su capacidad innovadora, recomiendan en el libro introducir innovación en todo la empresa, acelerar el aprendizaje, crear redes que conecten todo la empresa y esperar habilidades a tiempo real y construir plataformas de tecnología competitivas.
Asimismo, describen cuatro plataformas que requieren distintos niveles de compromiso respecto de los recursos y el tiempo esperados de la empresa.

En la primera plataforma, se combina conocimiento y aprendizaje; es necesario determinar un control gerencial mínimo, un bajo grado de inversión y una organización simple de las estrategias generales.

El segundo programa se basa en la excelencia y la creación de liderazgo; esta plataforma surge en respuesta de una situación en particular y sirve para desarrollar competencias y enfrentar los desafíos que se presentan en momentos inesperados.

Se requiere innovación y desarrollo para constituir el tercer programa que impulsará la creación de nuevos productos y la búsqueda constante del crecimiento.

Por último, la empresa tendrá que diseñar un área que apunte al desempeño comercial y al crecimiento para defender su lugar ante los competidores, aseguran los autores.

Según remarcan los autores, las empresas disponen de una gran cantidad de recursos para impulsar la innovación: empleados, proveedores, socios, clientes e incluso competidores, entre otros.

También hay que tener en cuenta las instalaciones, equipos y apoyo financiero de la empresa. Y, por último, no hay que olvidarse del conocimiento, la capacitación y la tecnología.

En resumen, la innovación sobre los demás participantes corporativos -clientes, empleados, socios y accionistas- es una fuerza económica poderosa porque no sólo beneficia a una empresa, sino que también influye positivamente.

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