Hurd y su bajo perfil pasan de NCR a Hewlett-Packard

A semanas de despedir a Carleton Fiorina, la junta de H-P optó por todo lo contrario para reemplazarla. En efecto, Mark Hurd es un virtual ignoto, aunque ya integrara el directorio como “independiente” y fuese CEO de National Cash Register.

30 marzo, 2005

El flamante director ejecutivo, de 48 años, “fue seleccionado por unanimindad debido a sus antecedentes de liderazgo en una organización compleja”, sostuvo Patricia Dunn, presidente no ejecutiva del directorio. El anuncio hizo sonreír a muchos, dentro y fuera de Hewlett-Packard, porque Hurd no es exactamente un ejemplo de liderazgo agresivo, como tampoco lo es NCR, mucho más chica que H-P.

Veterano jerárquico, alcanzó la jefatura de NCR recién en 2003. Ahora, sus problemas serán muchísimo más difíciles. Primero, porque H-P compite con International Business Machines, Dell Computer y otros chicos malos. Segundo, porque debe mostrar ante Wall Street que la estrategia de la firma (no definida por él, detalle nada menor) es correcta.

Muchos analistas, accionistas e inversores institucionales se sienten decepcionados por la evolución de sus papeles y los resultados financieros. Hasta hace poco, exigían una escisión en dos o tres unidades autónomas, como forma elegante de sacarse de encima segmentos agotados. De hecho, los expertos sectoriales insisten en que H-P no debiera mantener una gama tan amplia de negocios y que la absoción de Compaq –por la enormidad de US$ 18.500 millones- fue un error.

En esos aspectos reside la clave que explica la súbida aparición de Hurd. Si su cometido resulta ser una drástica reorganizaicón del grupo, no será la primera vez que encara esas tareas. El nuevo CEO, en efecto, fue cointratado por NCR en 1980 para recortar pérdidas, achicar tamaño, despedir gente y volver a la rentabilidad. Al cabo de su larga tenida, en enero último la empresa (fabrica cajeros automáticos y otros electrónicos de uso empresario o bancario) informó que las ganancias netas del IV trimestre habían subido 55% sobre un año antes.

Esa historia explica que Hurd haya sido preferido sobre John Thompson (director ejectuvio de Symantec) o Riccardo Belluzzo (ídem de Quantum). Por otra parte, su elección puso en evidencia el fracaso de los reclutadores profesionales contratados casi en secreto por la compañía.

El flamante director ejecutivo, de 48 años, “fue seleccionado por unanimindad debido a sus antecedentes de liderazgo en una organización compleja”, sostuvo Patricia Dunn, presidente no ejecutiva del directorio. El anuncio hizo sonreír a muchos, dentro y fuera de Hewlett-Packard, porque Hurd no es exactamente un ejemplo de liderazgo agresivo, como tampoco lo es NCR, mucho más chica que H-P.

Veterano jerárquico, alcanzó la jefatura de NCR recién en 2003. Ahora, sus problemas serán muchísimo más difíciles. Primero, porque H-P compite con International Business Machines, Dell Computer y otros chicos malos. Segundo, porque debe mostrar ante Wall Street que la estrategia de la firma (no definida por él, detalle nada menor) es correcta.

Muchos analistas, accionistas e inversores institucionales se sienten decepcionados por la evolución de sus papeles y los resultados financieros. Hasta hace poco, exigían una escisión en dos o tres unidades autónomas, como forma elegante de sacarse de encima segmentos agotados. De hecho, los expertos sectoriales insisten en que H-P no debiera mantener una gama tan amplia de negocios y que la absoción de Compaq –por la enormidad de US$ 18.500 millones- fue un error.

En esos aspectos reside la clave que explica la súbida aparición de Hurd. Si su cometido resulta ser una drástica reorganizaicón del grupo, no será la primera vez que encara esas tareas. El nuevo CEO, en efecto, fue cointratado por NCR en 1980 para recortar pérdidas, achicar tamaño, despedir gente y volver a la rentabilidad. Al cabo de su larga tenida, en enero último la empresa (fabrica cajeros automáticos y otros electrónicos de uso empresario o bancario) informó que las ganancias netas del IV trimestre habían subido 55% sobre un año antes.

Esa historia explica que Hurd haya sido preferido sobre John Thompson (director ejectuvio de Symantec) o Riccardo Belluzzo (ídem de Quantum). Por otra parte, su elección puso en evidencia el fracaso de los reclutadores profesionales contratados casi en secreto por la compañía.

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