Harvard: una mujer destrona al misógino Summers
Tras 370 años gobernada por hombres, Drew Faust presidirá la universidad de Harvard, la más antigua de Estados Unidos. En un proceso iniciado a mediados de 2006, se impuso al grupo ortodoxo, liderado desde bambalinas por Lawrence Summers.
El desenlace parecía fatal, en un país donde una mujer (negra) es secretaria de estado, otra –la senadora Hillary Rodham Clinton- figura entre los principales precandidatos demócratas y una tercera, la diputada Nancy Pelosi, queda segunda en la sucesión presidencial. Por otra parte, la historiadora quiebra una “tradición” de cúpulas ligadas a la economía o las finanzas.
Faust ha publicado cinco libros. Si especialidad es, en realidad, de tipo microhistórico, pues se limita al sur de Estados Unidos y, claro, gira alrededor de la guerra de Secesión. Resulta emblemático que, un día antes de anunciarse el nombramiento, otro precandidato presidencial (el senador Barack Obama) iniciara su campaña formal desde el mismo lugar donde Abraham Lincoln lanzó la suya (1858) contra la esclavitud sureña.
La académica es la XXVIII presidente de Harvard desde su fundación en 1636 y la segunda, desde Charles Chauncy (1650/72), que no egresó de la misma universidad. Las malas lenguas en Boston y Nueva York, señalan otro factor: “Faust interrumpe el sesgo economicista de la institución, que arriesgaba convertirla en escuela de negocios o semillero de ejecutivos”, señalaban por Internet –un poco injustamente- dos diarios del noreste.
Probablemente, la victoria de la historiadora se deba a la imprudencia de Summers. Su paso en falso de meses atrás, al sostener que las mujeres no tienen talento congénito para sobresalir en el ámbito universitario, llevó a este nombramiento. Algunos viejos amigos del ex presidente atribuyeron esos dichos a la edad, Otros, menos piadosos, a simple falta de nivel intelectual. No obstante, Faust refleja una tendencia: ya había tres damas encabezando universidades de primera línea (lo de “ivy league” es un dislate deportivo y machista) y, en la propia Harvard, de siete candidatos cuatro eran mujeres.
El desenlace parecía fatal, en un país donde una mujer (negra) es secretaria de estado, otra –la senadora Hillary Rodham Clinton- figura entre los principales precandidatos demócratas y una tercera, la diputada Nancy Pelosi, queda segunda en la sucesión presidencial. Por otra parte, la historiadora quiebra una “tradición” de cúpulas ligadas a la economía o las finanzas.
Faust ha publicado cinco libros. Si especialidad es, en realidad, de tipo microhistórico, pues se limita al sur de Estados Unidos y, claro, gira alrededor de la guerra de Secesión. Resulta emblemático que, un día antes de anunciarse el nombramiento, otro precandidato presidencial (el senador Barack Obama) iniciara su campaña formal desde el mismo lugar donde Abraham Lincoln lanzó la suya (1858) contra la esclavitud sureña.
La académica es la XXVIII presidente de Harvard desde su fundación en 1636 y la segunda, desde Charles Chauncy (1650/72), que no egresó de la misma universidad. Las malas lenguas en Boston y Nueva York, señalan otro factor: “Faust interrumpe el sesgo economicista de la institución, que arriesgaba convertirla en escuela de negocios o semillero de ejecutivos”, señalaban por Internet –un poco injustamente- dos diarios del noreste.
Probablemente, la victoria de la historiadora se deba a la imprudencia de Summers. Su paso en falso de meses atrás, al sostener que las mujeres no tienen talento congénito para sobresalir en el ámbito universitario, llevó a este nombramiento. Algunos viejos amigos del ex presidente atribuyeron esos dichos a la edad, Otros, menos piadosos, a simple falta de nivel intelectual. No obstante, Faust refleja una tendencia: ya había tres damas encabezando universidades de primera línea (lo de “ivy league” es un dislate deportivo y machista) y, en la propia Harvard, de siete candidatos cuatro eran mujeres.
