Estrategias de fusiones y adquisiciones en un mercado deprimido

En agosto de este año Mehrdad Baghai, Sven Smit, y S. Patrick Viguerie ya vislumbraban lo que se venía y abogaban porque las empresas aprovecharan el momento para hacer adquisiciones estratégicas.

27 noviembre, 2008

Los momentos malos para los negocios ponen a prueba las agallas de los CEO. Los autores de un ensayo publicado por McKinsey Quarterly decían en la edición de agosto que a medida que la contracción del crédito amenaza convertirse en una recesión global, los líderes de empresas tienen que elegir: arremeter hacia adelante y atravesar la tormenta o buscar oportunidades para alzarse con activos a precios de liquidación que los ayudarán a crecer y crear valor futuro para sus accionistas. La historia dice que la mayoría opta por lo primero, lo cual es un error.

La investigación que realizaron, dicen allí, indica que aunque la mayoría de los ejecutivos conoce y dice tener en cuenta la máxima “invierta en una recesión”, poco lo hacen. En el libro que publicaron recientemente, The Granularity of Growth, crearon una base de datos de aproximadamente 200 empresas globales e identificaron sus más importantes fuentes de crecimiento (buen momento del mercado, fusiones y ganancias por acciones), no sólo para cada compañía, sino también para segmentos del mercado. Luego identificaron segmentos que habían experimentado altas y bajas importantes y miraron las estrategias que habían adoptados las empresas durante esos períodos. Finalmente, computaron los retornos totales de la compañía para los accionistas para poder comparar el desempeño en todas las fuentes de crecimiento, segmentos y estrategias. Se destacaron dos conjuntos de resultados. Primero, que las medidas potencialmente estratégicas que pueden adoptar las empresas para crecer en recesión—desprenderse de negocios, adquirir empresas, invertir para ganar participación – la que más valor crea para los accionistas es una buena estrategia de adquisiciones. En los momentos de alza, por otra parte, los desprendimientos crearon algo más de valor que las adquisiciones.

Segundo, las empresas suelen comportarse de maneras contraproducentes. Menos de la mitad de las empresas estudiadas hizo adquisiciones en recesión en lugar de en momentos de crecimiento económico. Muchas se desprendieron de negocios más en momento de baja que de alza.  

Todo esto es comprensible. Cuando los ingresos bajan y los márgenes se encogen, la gerencia naturalmente cambia el foco hacia recorte de costos y mantenimiento de ingresos. La empresa protege su balance, un método que conduce a diferir el crecimiento y las inversiones de baja prioridad. Muchas optan por congelar actividades: 60% de las empresas en la base de datos del estudio no hizo movimientos durante una baja. En tiempos buenos, en cambio, sólo 40% no hizo movimientos.
Pero las mejores compañías tienen un método diferente para crecer. Ellas ven los momentos de poca actividad como un tiempo para aumentar sus ventas y hacer adquisiciones. Se abalanzan con entusiasmo sobre las oportunidades que crea la recesión.

“No estamos diciendo que las empresas deberían salir en un festival de compras en una recesión y ajustar el cinturón en un boom. Tampoco desconocemos que algunas no están en posición financiera como para aprovechar las oportunidades que presentan las recesiones. Pero para muchas empresas saludables y sus directores ejecutivos, esta investigación se propone ayudarlas a reconsiderar el axioma que dice que invertir en recesión es arriesgado.

Mehrdad Baghai, Sven Smit y Patrick Viguerie pertenecen al equipo McKinsey

 

<p>Los momentos malos para los negocios ponen a prueba las agallas de los CEO. Los autores de un ensayo publicado por McKinsey Quarterly dec&iacute;an en la edici&oacute;n de agosto que a medida que la contracci&oacute;n del cr&eacute;dito amenaza convertirse en una recesi&oacute;n global, los l&iacute;deres de empresas tienen que elegir: arremeter hacia adelante y atravesar la tormenta o buscar oportunidades para alzarse con activos a precios de liquidaci&oacute;n que los ayudar&aacute;n a crecer y crear valor futuro para sus accionistas. La historia dice que la mayor&iacute;a opta por lo primero, lo cual es un error. <br />
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La investigaci&oacute;n que realizaron, dicen all&iacute;, indica que aunque la mayor&iacute;a de los ejecutivos conoce y dice tener en cuenta la m&aacute;xima &ldquo;invierta en una recesi&oacute;n&rdquo;, poco lo hacen. En el libro que publicaron recientemente, <em>The Granularity of Growth,</em><a name="foot1up"> crearon una base de datos de aproximadamente 200 empresas globales e identificaron sus m&aacute;s importantes fuentes de crecimiento</a> (buen momento del mercado, fusiones y ganancias por acciones), no s&oacute;lo para cada compa&ntilde;&iacute;a, sino tambi&eacute;n para segmentos del mercado. Luego identificaron segmentos que hab&iacute;an experimentado altas y bajas importantes y miraron las estrategias que hab&iacute;an adoptados las empresas durante esos per&iacute;odos. Finalmente, computaron los retornos totales de la compa&ntilde;&iacute;a para los accionistas para poder comparar el desempe&ntilde;o en todas las fuentes de crecimiento, segmentos y estrategias. Se destacaron dos conjuntos de resultados. Primero, que las medidas potencialmente estrat&eacute;gicas que pueden adoptar las empresas para crecer en recesi&oacute;n&mdash;desprenderse de negocios, adquirir empresas, invertir para ganar participaci&oacute;n &ndash; la que m&aacute;s valor crea para los accionistas es una buena estrategia de adquisiciones. En los momentos de alza, por otra parte, los desprendimientos crearon algo m&aacute;s de valor que las adquisiciones. <br />
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Segundo, las empresas suelen comportarse de maneras contraproducentes. Menos de la mitad de las empresas estudiadas hizo adquisiciones en recesi&oacute;n en lugar de en momentos de crecimiento econ&oacute;mico. Muchas se desprendieron de negocios m&aacute;s en momento de baja que de alza. &nbsp;<br />
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Todo esto es comprensible. Cuando los ingresos bajan y los m&aacute;rgenes se encogen, la gerencia naturalmente cambia el foco hacia recorte de costos y mantenimiento de ingresos. La empresa protege su balance, un m&eacute;todo que conduce a diferir el crecimiento y las inversiones de baja prioridad. Muchas optan por congelar actividades: 60% de las empresas en la base de datos del estudio no hizo movimientos durante una baja. En tiempos buenos, en cambio, s&oacute;lo 40% no hizo movimientos. <br />
Pero las mejores compa&ntilde;&iacute;as tienen un m&eacute;todo diferente para crecer. Ellas ven los momentos de poca actividad como un tiempo para aumentar sus ventas y hacer adquisiciones. Se abalanzan con entusiasmo sobre las oportunidades que crea la recesi&oacute;n. <br />
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&ldquo;No estamos diciendo que las empresas deber&iacute;an salir en un festival de compras en una recesi&oacute;n y ajustar el cintur&oacute;n en un boom. Tampoco desconocemos que algunas no est&aacute;n en posici&oacute;n financiera como para aprovechar las oportunidades que presentan las recesiones. Pero para muchas empresas saludables y sus directores ejecutivos, esta investigaci&oacute;n se propone ayudarlas a reconsiderar el axioma que dice que invertir en recesi&oacute;n es arriesgado. </p>
<h6><strong>Mehrdad Baghai, Sven Smit y Patrick Viguerie pertenecen al equipo McKinsey</strong></h6>
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