En peligro, las agencias buscan volver a los ochenta.

Ahora que es público y notorio el proyecto de Ley de Publicidad que fomenta la AAAP, también empiezan a ser públicas y notorias las objeciones y obstáculos que éste va a encontrar.

14 diciembre, 2007

Por Patricio Cavalli

Tenemos cuatro años para promulgarla, dijo Daniel Melero, presidente de
la Asociación y es obvio que lo dice porque sabe se va a encontrar con
más de un obstáculo para lograr sacarla.

Primero porque no a todos los medios los convence el tema, a pesar de que hay
muchos que se beneficiarían con lo que propone el tercer cuerpo de la
ley: que una parte de los ingresos vayan a las agencias dado que producen un
porcentaje del contenido. Y eso suena a retribución justa.

Pero algunos gerentes susurran que es una medida proteccionista, un manotazo
de ahogado y que atenta contra el libre juego de la oferta y la demanda. ¿Y
si no se los damos, que hacen, no pautan más?, me comentó uno.

La presencia de algunos gerentes de medios grandes -entre ellos Telefé-
almorzando en la mesa de Daniel Melero sugiere cosas, sobre todo que hay charlas
muy avanzadas con ellos. “Si, si, pero no te olvides que Telefé
está de salida, ahora que Luis Blasco Bosqued, presi de Telefónica
Contenidos, le dijo a Kirchner que piensa vender el canal”, me dijo por
teléfono un directivo de central de medios.

Es que por ahí viene el problema pesado, me parece (capaz que me equivoco):
hay que ver cómo responden las centrales de medios, que son las que tienen
todas las de perder con la ley. ¿Van las agencias a una guerra contra
ellas? “Y… se va a armar una goma tremenda”, dijo un presi de
agencia; y no precisamente El Colibrí Publicidad, sino un tipo pesado-pesado.

No es casual -o sí, pero no suena casual- que la CACEM -Cámara
de Centrales de Medios- justo un día antes del almuerzo de la AAAP haya
sacado un comunicado titulado “Cacem se define”. Y oh casualidad,
mirá cómo se presenta ahora: “Respaldo profesional para tus
inversiones en comunicación”; y define a sus miembros como “quienes
pueden “Respaldar” (sic) las inversiones de sus anunciantes porque
poseen know how, sólida experiencia, invierten en investigación
y trabajan con metodologías comprobadas que aseguran procesos de calidad”.

O sea, va a haber pelea por ver hacia dónde va la plata de los anunciantes,
que de tontos no tienen un pelo y ya están viendo cómo sacan una
mejor tajada de este asunto.

Salga como salga el tema de la ley -hay que verlo- lo realmente bueno es que
las agencias se han puesto de verdad a trabajar juntas para ganarse un lugar
en el mercado. Dejar de bastardear su propio negocio como hacen muchas sería
un gran primer paso. El discurso de Melero en ese sentido es claro. La remuneración
de las agencias está en peligro, dijo. O sea, las agencias están
en peligro.

Sonó a ¿Entendieron lo que digo? O hacemos algo, o estamos sonadas.
Creo que lo dijo porque algunas no parecen muy preocupadas o interesadas en
ayudar. Muchas -y muy grandes- no mandaron a nadie al almuerzo. ¿Política?
¿Desinterés? ¿Mucho trabajo? “Quedan piratas”,
dijo alguien en el baño de Lola.

Sonó a melancolía cuando Melero dijo “Hicimos el almuerzo
en Lola, un ícono de los ochenta, porque queremos volver a la comisión
que teníamos en esos años”.

Creo que el día que las agencias puedan cobrar sus ideas por lo que
realmente valen -y valen mucho-, no van a necesitar una ley que las ayude. Mientras
tanto capaz que sí, pero la solución definitiva en el mundo de
hoy creo que pasa por otro lado.

Viajar en el tiempo no se puede, lo que sí se puede es darle forma a
su propio futuro. Con ley, sin ley, o como sea, me parece que lo interesante
es que las agencias se van a dedicar en serio a buscarse uno.

pcavalli@mercado.com.ar

Por Patricio Cavalli

Tenemos cuatro años para promulgarla, dijo Daniel Melero, presidente de
la Asociación y es obvio que lo dice porque sabe se va a encontrar con
más de un obstáculo para lograr sacarla.

Primero porque no a todos los medios los convence el tema, a pesar de que hay
muchos que se beneficiarían con lo que propone el tercer cuerpo de la
ley: que una parte de los ingresos vayan a las agencias dado que producen un
porcentaje del contenido. Y eso suena a retribución justa.

Pero algunos gerentes susurran que es una medida proteccionista, un manotazo
de ahogado y que atenta contra el libre juego de la oferta y la demanda. ¿Y
si no se los damos, que hacen, no pautan más?, me comentó uno.

La presencia de algunos gerentes de medios grandes -entre ellos Telefé-
almorzando en la mesa de Daniel Melero sugiere cosas, sobre todo que hay charlas
muy avanzadas con ellos. “Si, si, pero no te olvides que Telefé
está de salida, ahora que Luis Blasco Bosqued, presi de Telefónica
Contenidos, le dijo a Kirchner que piensa vender el canal”, me dijo por
teléfono un directivo de central de medios.

Es que por ahí viene el problema pesado, me parece (capaz que me equivoco):
hay que ver cómo responden las centrales de medios, que son las que tienen
todas las de perder con la ley. ¿Van las agencias a una guerra contra
ellas? “Y… se va a armar una goma tremenda”, dijo un presi de
agencia; y no precisamente El Colibrí Publicidad, sino un tipo pesado-pesado.

No es casual -o sí, pero no suena casual- que la CACEM -Cámara
de Centrales de Medios- justo un día antes del almuerzo de la AAAP haya
sacado un comunicado titulado “Cacem se define”. Y oh casualidad,
mirá cómo se presenta ahora: “Respaldo profesional para tus
inversiones en comunicación”; y define a sus miembros como “quienes
pueden “Respaldar” (sic) las inversiones de sus anunciantes porque
poseen know how, sólida experiencia, invierten en investigación
y trabajan con metodologías comprobadas que aseguran procesos de calidad”.

O sea, va a haber pelea por ver hacia dónde va la plata de los anunciantes,
que de tontos no tienen un pelo y ya están viendo cómo sacan una
mejor tajada de este asunto.

Salga como salga el tema de la ley -hay que verlo- lo realmente bueno es que
las agencias se han puesto de verdad a trabajar juntas para ganarse un lugar
en el mercado. Dejar de bastardear su propio negocio como hacen muchas sería
un gran primer paso. El discurso de Melero en ese sentido es claro. La remuneración
de las agencias está en peligro, dijo. O sea, las agencias están
en peligro.

Sonó a ¿Entendieron lo que digo? O hacemos algo, o estamos sonadas.
Creo que lo dijo porque algunas no parecen muy preocupadas o interesadas en
ayudar. Muchas -y muy grandes- no mandaron a nadie al almuerzo. ¿Política?
¿Desinterés? ¿Mucho trabajo? “Quedan piratas”,
dijo alguien en el baño de Lola.

Sonó a melancolía cuando Melero dijo “Hicimos el almuerzo
en Lola, un ícono de los ochenta, porque queremos volver a la comisión
que teníamos en esos años”.

Creo que el día que las agencias puedan cobrar sus ideas por lo que
realmente valen -y valen mucho-, no van a necesitar una ley que las ayude. Mientras
tanto capaz que sí, pero la solución definitiva en el mundo de
hoy creo que pasa por otro lado.

Viajar en el tiempo no se puede, lo que sí se puede es darle forma a
su propio futuro. Con ley, sin ley, o como sea, me parece que lo interesante
es que las agencias se van a dedicar en serio a buscarse uno.

pcavalli@mercado.com.ar

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