En la Web, pensar bien los avisos para adolescentes

Si es cierto que el lenguaje es clave en publicidad, nunca más cierto que cuando los destinatarios tienen menos de 20 años. Para no ser descartados como mensajes de adultos meteretes, los avisos deben usar las palabras que ellos usan.

8 julio, 2004

Para llegarle a los chicos hay que aprender a conversar con ellos en sus términos. Los expertos en la materia aseguran que los adolescentes se identifican mejor con quienes hablan como ellos, se visten como ellos y los comprenden.

Especialmente en la web, donde los mensajes de marketing establecen una relación de uno a uno con los adolescentes, es preciso no olvidar que para llegarles hay primero que superar su descreimiento inicial. La más mínima ruptura de su atención o sospecha, y quien les habla quedará descubierto como un adulto entrometido que quiere obtener de ellos el dinero que tanto les cuesta ganar (“ganar” usado en el sentido conseguir).

En Internet, parte del secreto está en darles una actividad de algún tipo: cliquear para ver de cerca un par de jeans, enviar un mail, conectarse con otros chicos, etc. En caso contrario, no se está aprovechando la forma en que ellos usan instintivamente la web como medio. Sin actividad – sin interactividad — sólo se está haciendo un pasivo comercial de televisión.

Los chicos son impacientes y además tienen una energía desbordante. El mensaje adecuado puede desencadenar un torrente de actividad y participación. Por eso es fundamental pensar en darles algo para hacer. La explicación detallada y la justificación de por qué comprar hay que reservarla para sus padres interesados en comprar cosas como un auto o televisor, por ejemplo.

Para llegarle a los chicos hay que aprender a conversar con ellos en sus términos. Los expertos en la materia aseguran que los adolescentes se identifican mejor con quienes hablan como ellos, se visten como ellos y los comprenden.

Especialmente en la web, donde los mensajes de marketing establecen una relación de uno a uno con los adolescentes, es preciso no olvidar que para llegarles hay primero que superar su descreimiento inicial. La más mínima ruptura de su atención o sospecha, y quien les habla quedará descubierto como un adulto entrometido que quiere obtener de ellos el dinero que tanto les cuesta ganar (“ganar” usado en el sentido conseguir).

En Internet, parte del secreto está en darles una actividad de algún tipo: cliquear para ver de cerca un par de jeans, enviar un mail, conectarse con otros chicos, etc. En caso contrario, no se está aprovechando la forma en que ellos usan instintivamente la web como medio. Sin actividad – sin interactividad — sólo se está haciendo un pasivo comercial de televisión.

Los chicos son impacientes y además tienen una energía desbordante. El mensaje adecuado puede desencadenar un torrente de actividad y participación. Por eso es fundamental pensar en darles algo para hacer. La explicación detallada y la justificación de por qué comprar hay que reservarla para sus padres interesados en comprar cosas como un auto o televisor, por ejemplo.

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